La saga Yakuza y especialmente esta entrega, conoce sus límites y sabe explotar sus puntos fuertes. Yakuza 4 está brillantemente narrado y a la vez no se avergüenza jamás de su condición de videojuego, ni tampoco de su procedencia.
Tras poco más de
37 horas y media de juego (sin poder terminar todas las misiones secundarias) podemos decir sin temor a equivocarnos que estamos ante uno de los títulos más monumentales de esta dilatada generación de consolas y, a la vez, uno de los más infravalorados.
Basta con detenerse a observar
la calidad de las expresiones faciales, tan solo es superadas por las nuevas técnicas de L.A. Noire, aunque con un
encanto ?artesanal? que no puede encontrarse en el título de Rockstar. O la
impresionante cantidad y calidad de texturas, equiparable a las que podemos encontrar en 3 o 4 juegos juntos. Están confeccionadas con mimo,
recuerdan una vez más esa gloria latente de Shenmue y confieren un realismo caótico que hace que Yakuza 4 destaque sobre cualquier otro videojuego.
Las misiones secundarias, los romances, los minijuegos, las tiendas, las peleas callejeras? Sega ha conseguido que Kamurocho, a pesar de tener el mismo mapeado desde hace 5 años, vuelva a parecer un barrio distinto. La razón es que,
al igual que cualquier barrio de cualquier ciudad del mundo, lo que hace que cada día parezca distinto no sus edificios, sino las historias que ocurren allí y las personas que las protagonizan. Yakuza 4 narra cuatro historias distintas, estructuradas en capítulos y cada una con su propio protagonista.
La suma de las partes da como resultado una única novela sobre la mafia y los bajos fondos del barrio de Kamurocho que una vez más vuelve a referirse al tema de la corrupción justa y de la justicia corrupta. Cuatro personajes que no se conocían entre sí pero cuyos pasados estaban conectados al igual que su futuro, el final del juego, donde la orquesta toca con todos los instrumentos.
Yakuza 4 es difícil en el sentido de que cuesta ponerse a jugar, cuesta entrar leer subtítulos en inglés y escuchar voces japonesas. También hay que entenderlo: En ocasiones puede resultar exageradamente profundo y poco después ponerse superficialmente ridículo. Casi todo lo referente a la historia principal será sobrio y realista, a excepción de las batallas. El resto de divertimentos y algunas misiones secundarias serán humorísticas, japonesas, excéntricas. Pero en conjunto todo funciona como un engranaje engrasado donde historia, entretenimiento, juego y arte se ponen de acuerdo para crear una experiencia sin igual.
En Yakuza 4 puedes: ser un prestamista, un ex yakuza o un policía, escaparte de la cárcel, pescar, emborracharte, cantar en un karaoke, ayudar a la guardia municipal, jugar con máquinas recreativas, caminar bajo la lluvia, coger un taxi, disfrutar del sol en una playa, ir a un spa y jugar al ping pong, pagar por ver un striptease, dirigir tu propio club de señoritas de compañía, echarte novia y comprarle regalos o llevarla a cenar, enseñar lecciones de ética a los punks del barrio o artes marciales en un dojo, comprar bebida para los vagabundos, perseguir o ser perseguido, hacer fotos con el móvil, dibujos o esculturas en madera para memorizar nuevos movimientos, ayudar a un niño huérfano, pagar deudas ajenas, ligar, comprar armas, ir al casino, empeñar objetos, comprar vestidos y joyas, batear bolas de baseball, descubrir cada rincón de la ciudad, buscar llaves perdidas, explorar las alcantarillas, excavar en busca del pasado del barrio y objetos de valor, pelear en un ring, y un largo etc. Cada misión secundaria es un mundo?
Si todavía recuerdas lo que es tardar varios días en terminar un título de 70 euros. Si añoras aquellos años en los que cada vídeo importaba y en los que solo querías perderte por el escenario? Todo está en este juego, lo viejo y lo nuevo.
Por poner una analogía de la importancia de esta saga, Yakuza es a los videojuegos lo que El Padrino al cine. NOTA FINAL: 9
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