1. Mundogamers
  2. Analisis
  3. PS3

Analisis Trinity: Souls of Zill'Oll PS3

Viernes 11 de Marzo de 2011 por Víctor Junquera
Probablemente a día de hoy será imposible coger a alguien desprevenido y que se sorprenda por la originalidad de un mundo de fantasía medieval, con sus elfos, sus caballeros de armaduras imposibles y sus bestias mitológicas hechas a base de animales corrientes en versión gigante. Es imposible, más aún cuando ya está todo inventado, pero lo que no se puede perdonar es caer en una repetición tan absurda y tan plagada de tópicos que hasta un recién nacido está cansado de ver.

Este Action-RPG, aunque parezca mentira, es el cuarto de una saga que ya comenzó en la primera PlayStation, y viendo lo que se ha logrado en esta entrega, no es de extrañar que ninguno de los anteriores haya salido de Japón. Y el esquema jugable no es fallido, de hecho es un género que abunda poco estos días a pesar del gran éxito que tuvieron antaño, pero cuando ahora mismo los exponentes del género son títulos como Nier, Ninety-Nine Nights o Genji 2, el listón no está precisamente muy alto.

Y si ya ese listón es deficitario, Omega Force llega con un título que se queda a medio camino entre los peores de los listados, con una trama aún más típica si cabe y con un sistema de juego para nada atractivo.

Trinity: Souls of Zill'Oll es la historia de Areus, un mestizo de elfo y humano, gladiador y mercenario, que tiene claro su objetivo de venganza contra el tirano que asesinó a su familia, y al que acompañarán Dagda, el típico bruto tonto enorme que come mucho y se ríe de todo, y Selene, la clásica ladrona ágil y misteriosa. La trama gira en torno a estos tres personajes, la trinidad del título, vaya, y será entre ellos entre los que alternemos para combatir a hordas de enemigos que abusan de simpleza.

Típica también es la función de cada uno en el grupo, y nunca os lo esperaríais. El grande es lento y poderoso en cuerpo a cuerpo, la muchacha es ágil y versátil en las largas distancias, y el zagal protagonista puede hacer, básicamente, de todo con su espada, además de usar magia gracias a sus raíces élficas. Como si os estuviese contando algo nuevo.

Algo que no está mal es el desarrollo del juego. Si bien la trama avanza a paso de tortuga, podemos acelerarla gracias al sistema de misiones, y es que en cada ciudad nos pueden solicitar varios encargos, y marcados con una señal de importancia están aquellos relacionados con la historia, pudiendo dejar el resto siempre para más adelante, aunque conviene ir apuntándose a todo, ya que muchas búsquedas se pueden solucionar de la que vas a una misión principal, y el dinero y la experiencia adicional siempre vienen bien.

El sistema de combate es básico, una mezcla entre la escasez de movimientos de Nier y el sistema de asignar habilidades de las versiones de consola de Dragon Age, en el que dos hileras de tres botones pueden ser rellenadas con distintas habilidades a utilizar, aunque esta vez, sin ningún tipo de límite. No estaría mal, de no ser por la ausencia absoluta de cualquier tipo de combo y por lo absurdamente descompensado de las mejoras de habilidades. Los puntos conseguidos son de uso único, hay que administrarlos entre los tres personajes, y alcanzar el nivel máximo en una sola habilidad para un solo personaje, lleva tranquilamente una quinta parte del juego, y teniendo en cuenta que hay momentos en los que hay que usar a todos los protagonistas por separado, es inevitable que quede muy descompensado.

El aspecto gráfico es una imitación del motor Canvas que dio vida a Valkyria Chronicles en forma de pintura viviente, y en lugar de crear el efecto deseado de fantasía, hace un juego simple y llanamente feo. No es necesario reinventar la rueda en cada videojuego, es prácticamente imposible a día de hoy, pero sí que hay formas mucho mejores de hacer las cosas, y también hay ejemplos mucho mejores de quienes tomar referencias. Alguien que necesite un juego así para vivir, podrá disfrutarlo con creces durante muchas horas, haciendo la infinidad de misiones secundarias que atesora el juego, pero, sinceramente, seguro que se puede ser feliz sin conocer la existencia de juegos así.

NOTA FINAL: 3
3

/ 10


<< Anterior Siguiente >>