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Analisis Rogue Warrior PS3

Jueves 03 de Diciembre de 2009 por Enrique Luque de Gregorio
Si os hablamos de Richard Marcinko, posiblemente os suene a chino. Pero en realidad se trata de un ilustre militar norteamericano, cuya popularidad en su país le ha llevado a protagonizar programas televisivos e incluso libros. ?Dick?, como se le conoce popularmente, fue galardonado honoríficamente en todas las guerras y batallas en las que participó en su época en el frente. Es una pena que su debut en el mundo de los videojuegos no esté a la altura de su intachable fama bélica.

Rogue Warrior es un FPS cuya principal intención, al menos en pretendida teoría, es la de transmitir la personalidad y el carácter de este héroe americano al desarrollo del juego. En realidad el resultado es el de un shooter genérico que no pasa de correcto en ninguno de sus apartados, salpicado de tacos y algún que otro cliché propio de películas de acción de Dolph Lundgren o Steven Seagal.

La historia de este lanzamiento viene de largo. Allá por el 2006 comenzó su accidentado desarrollo. Después de unos inicios poco prometedores, Bethesda, sus responsables, quitaron de las manos el proyecto a Zombie Studios para dárselo a un equipo más experimentado en este tipo de juegos de acción: Rebellion (Aliens vs Predator). Estos han conseguido limar el resultado final, firmando un título medianamente dinámico, pero ni de lejos tan recomendable como otros muchos exponentes de este explotado género.

El argumento tiene como punto de partida el conflicto de las dos Coreas, y la pérdida de unos misiles robados por un grupo terrorista. Todo se ambienta a finales de los años ochenta, cuando Marcinko, protagonista absoluto del juego, aún formaba parte del ejército de los Estados Unidos. De hecho, según sus desarrolladores, ?Dick? ha participado activamente en la elaboración creativa del juego. Esto en realidad no se demuestra demasiado, ya que las situaciones que se dan son mayormente predecibles, y el diseño de los escenarios no pasa de aceptable.

En Rogue Warrior hay momentos para la infiltración, ya que se puede atacar a los enemigos por la espalda, para así terminar con ellos de forma automática pero espectacular. El problema es que la IA es bastante reducida y los tiroteos e incluso los toques de sigilo no explotan todo el potencial que podrían tener. En este sentido es bastante previsible. Aún así, pese a carecer de momentos brillantes, el ritmo es adecuado y entretenido, como en casi todo shooter.

Técnicamente presenta un acabado bastante digno, aunque no sorprendente. Los escenarios tienen un reflejo realista, pero sobre todos los interiores pecan de lineales y simplones. El aspecto de los personajes cumple, con una carga poligonal considerable. Más cuidado está el sonido, con un doblaje en castellano realizado por profesionales, y una banda sonora cañera y que se adapta muy bien a los momentos de acción. La cantidad de insultos y disparates que Marcinko dice continuamente no tienen desperdicio. Genial ese toque políticamente incorrecto.

Insuficiente resulta su duración. Ni siquiera el limitado multijugador o las varias opciones de dificultad que existen (la última realmente dura) justifican su compra, si lo que en verdad se busca es una experiencia más o menos larga. Rogue Trooper dura apenas unas horas; aunque intensas, eso sí.

A modo de resumen, sólo podemos decir que estamos ante un juego sin demasiada personalidad (pese a la presencia del mítico Dick Marcinko y todas las paridas que dice), que cumple justo sin aportar nada al género de la acción en primera persona. Los más afines a los shooters podrán disfrutar con él lo poco que dura, pero existen muchísimas opciones más interesantes y completas en el mercado a día de hoy.

NOTA FINAL: 6
6

/ 10


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