Dicen que sólo apreciamos la vida cuando estamos a punto de perderla. Tan sólo hay que mirar hacia catástrofes como el 11S o desastres naturales, cuando las personas dejan de ser una masa sin rostro para convertirse en héroes desinteresados, en compañeros con nombre, cara y alma.
Jigsaw lucha contra la costumbre y la desazón en la vida, contra la desidia. Contra un mundo en el que nadie se atreve a sacar conclusiones por miedo a la controversia que puedan generar las mismas, en una sociedad contemporánea acostumbrada a las imágenes más violetas y a los sucesos más extraños. La saga de películas
Saw, entra en sintonía con las fábulas de moraleja al final, completamente pasadas de moda, y
prefiere cambiar esta muerte de la moralidad por una moralidad mortal, buscando un impacto en la víctima y por consiguiente en el espectador. Para ello lleva al extremo la lección final, que en el caso de Jigsaw es un asesinato-juego-tortura: desperdiciar la vida (en vida) merece la muerte. Jigsaw parece decirnos ?vive y disfruta o sufre y perece?.
Lo hace de una manera casi
randiana, exceptuando la violencia, en el sentido de que Jigsaw está empeñado en enseñar a sus víctimas un egoísmo ético y que la felicidad del hombre debe ser su propósito moral más alto. Aunque como siempre, llevar cualquier idea al extremo, ya sea blanco o negro, sólo reporta desgracias.
Ahora bien, con premisas tan interesantes, incluso polémicas, mi pregunta es:
¿Cómo imaginas un juego basado en la licencia de Saw? Seguro que piensas que debería ser cerrado y lineal, un título en el que las decisiones importen, lleno de escenas sangrientas y puzles. Pues así es Saw El Videojuego, pero el problema es que no alcanza el nivel de la calidad que te estás imaginando.
La historia se desarrolla en un psiquiátrico lleno de acertijos, trampas, con momentos sacados de la saga de películas Saw y de otras de género gore. Te pone en la piel del detective Tapp, teniendo que escapar de la venganza moralista de Jigsaw, con momentos de acción en los que te enfrentas a otras víctimas del asesino y momentos de exploración, buscando llaves y objetos por el suelo, en mesas y armarios.
Pero nada de esto funciona. La repetición hasta la extenuación mata el encanto de los puzles y la sorpresa ante los mismos, y los escenarios vacíos y parecidos entre sí, eliminan cualquier interés por explorarlos. Hubiese sido mejor crear niveles-habitación en los que tuviésemos que adivinar cómo escapar, sufriendo las consecuencias de nuestros errores, poco a poco. Es mejor una habitación bien planteada que un edificio entero en el que no hay nada que hacer, pero los chicos de
Zombie Studios han preferido desaprovechar la licencia eligiendo cantidad antes que calidad. Saw: El Videojuego se convierte en un ejercicio de prueba y error pocos minutos después de meter el disco en la consola, lo cual hace que se disipe cualquier tensión que puedan generar las trampas que, por otro lado, son en muchas ocasiones injustas al lenguaje del videojuego.
El guión tampoco funciona porque la empatía con los personajes es pésima, y sobra decir que debería ser una de las armas principales con las que generar tensión en el jugador. Ni siquiera voy a molestarme en enumerar la cantidad de errores jugables y defectos técnicos que incluye.
Al final, más bien sin querer que queriendo, el videojuego de Saw se convierte en una meta-tortura, en una pérdida de tiempo vital que sufre, sobre todo, el jugador. Al igual que en las películas, el juego que propone Jigsaw con su célebre cita
?quiero jugar a un juego? rompe con la asociación de la palabra ?juego? como pasatiempo divertido, para explicarla como una rebuscada tortura. Sólo que
aquí no lo pasamos mal por lo dantesco de las imágenes sino por lo aburrido de la propuesta. NOTA FINAL: 5
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