No puedo dejar Skyrim
Domingo 29 de Enero de 2012 por Víctor Junquera
He matado a decenas de dragones y gigantes, he ayudado a los Divinos, he sido premiado por dioses daédricos, he visitado los lugares más recónditos, he viajado en el tiempo, he fabricado las mejores armas y armaduras y las he encantado con los más poderosos hechizos, he ayudado a multitud de pueblos, y he salvado al mundo, a pesar de que también he cometido asesinatos y magnicidios varios, he robado, he sido un arma decisiva en una guerra civil,... Pero aún me queda mucho, mucho que hacer en esta vida.
Seguramente no os contaré nada nuevo, habrá mucha gente igual que yo, pero deberíamos empezar a catalogar esto como una enfermedad real. Bueno, mejor que no, que no quiero que me pongan un tratamiento porque soy muy feliz con mi no-enfermedad. El caso es que han pasado ya casi tres meses desde aquel 11-11-11, y un poco más desde que obtuve la copia para la review de Skyrim, y algo que nunca me había pasado es que, nunca había jugado tanto tiempo, día tras día, a un juego.
Quizá para alguien con mucho tiempo libre, que un contador de horas roce las 150 sea coser y cantar, pero para alguien con no una, sino muchas ocupaciones a lo largo del día, y que además, cuando enciende una consola ha de ser por trabajo más que por placer, arañar media horita al día para evadirse de todo en un mundo nevado, es un esfuerzo. De hecho me quedo tan ancho diciendo que, si no tuviese esa media hora de Skyrim diaria, la aprovecharía en dormir.
¿Qué tiene Skyrim entonces que haya causado este furor? Queda claro que no es el juego perfecto, y en esta web ya hemos hablado incontables veces de él, hemos hecho comparativas en las que siempre salía victorioso, ha sido nombrado Juego del Año 2011 en MundoGamers.com frente a auténticos pesos pesados que se convertirán en videojuegos atemporales, pero lo cierto es que, con esos juegos que ya son clásicos, como Portal 2, no siento el impulso de jugar día tras día, por muy grandiosa que me haya parecido la experiencia una, dos y hasta tres veces.
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Seguramente no os contaré nada nuevo, habrá mucha gente igual que yo, pero deberíamos empezar a catalogar esto como una enfermedad real. Bueno, mejor que no, que no quiero que me pongan un tratamiento porque soy muy feliz con mi no-enfermedad. El caso es que han pasado ya casi tres meses desde aquel 11-11-11, y un poco más desde que obtuve la copia para la review de Skyrim, y algo que nunca me había pasado es que, nunca había jugado tanto tiempo, día tras día, a un juego.
Quizá para alguien con mucho tiempo libre, que un contador de horas roce las 150 sea coser y cantar, pero para alguien con no una, sino muchas ocupaciones a lo largo del día, y que además, cuando enciende una consola ha de ser por trabajo más que por placer, arañar media horita al día para evadirse de todo en un mundo nevado, es un esfuerzo. De hecho me quedo tan ancho diciendo que, si no tuviese esa media hora de Skyrim diaria, la aprovecharía en dormir.
¿Qué tiene Skyrim entonces que haya causado este furor? Queda claro que no es el juego perfecto, y en esta web ya hemos hablado incontables veces de él, hemos hecho comparativas en las que siempre salía victorioso, ha sido nombrado Juego del Año 2011 en MundoGamers.com frente a auténticos pesos pesados que se convertirán en videojuegos atemporales, pero lo cierto es que, con esos juegos que ya son clásicos, como Portal 2, no siento el impulso de jugar día tras día, por muy grandiosa que me haya parecido la experiencia una, dos y hasta tres veces.
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