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Playstation Move: analizamos sus primeros juegos

Jueves 09 de Septiembre de 2010 por Omar Álvarez
Resulta paradójico que un periférico con más sombras que luces a priori, se represente con una esfera fluorescente y de colores joviales, casi triunfalistas, ante la sobriedad de Kinect o la aparente precariedad de la ya anciana Wii.

Playstation Move en 2010 ofrece más sensación de mejora y evolución que ruptura y cambio, aunque no debemos olvidar que es la propia Sony quien metió un pie hace casi una década en la generación mainstream gracias a conceptos jugosos y originales como Eye Toy (sobre el cual se apoya ahora Move), Singstar o los pulsadores de Buzz.

Tras horas y ensayos de todo tipo, podemos decir que Move apunta y conoce a su rival, el Wiimote de Nintendo, ajustando sensaciones y puliendo ciertos errores tecnológicos que cuatro años de retraso te permiten, pero sería tramposo no advertir que la sensación en consecuencia no es absolutamente fluida: en sus mejores momentos, Move es funcional, casi familiar y sorprendente, aunque no deja de ser un viejo concepto con algunos errores inadmisibles.

Comencemos por los traspiés: el cambio de cámara. Move necesariamente funciona mediante el PSEye de PS3, lo que obliga a adquirir un periférico extra, mayor espacio en tu espacio de juego y una luz acorde.

Estos son tres errores fundamentales: primero, Sony sigue equivocándose a la hora de tratar al usuario, ya que el jugador casual que no se informa de forma compulsiva no sabrá qué comprar para jugar al sugerente anuncio que lo ha sacado de su salón para ponerlo en un punto de venta y tampoco recibirá la misma permisividad que vio hace años en Wii, con su tendencia prácticamente plug & play. Aquí entra en consecuencia el punto dos, el espacio necesario es notablemente mayor, tanto para los movimientos, maniobras de calibración y por supuesto, el incómodo tercer punto, la necesidad de luz para que el PSEye capte nuestra acción.

Move tiene claras ventajas respecto a su rival directo. El propio dispositivo carga mediante USB y se desentiende del incómodo error de no diseñar unas baterías (al menos, oficiales). Es cierto que al incorporar un tercer acelerómetro de serie, la mayoría de sus juegos son más precisos, pero quizás por la ausencia de un buen software, aún no hemos visto una sensación de respuesta tan buena como en Wii Sport Resort. Por último, la evidente supremacía técnica de PS3 respecto a la modesta Wii hacen que las imágenes que emita nuestra TV, así como posibilidades jugables aprovechando la potencia de la consola de Sony, puedan en un momento dado ofrecer experiencias más completas.

Ahora bien, aunque entremos al trapo con sus pros y contras, a última hora, la balanza se decanta por un tercer factor que a nadie parece importar hasta que se echa en falta: el software. Y en este caso, tiene algo que decir...

Sports Champion


Entendemos que la comparación directa con Wii Sports ofusque, pero resulta tan evidente que parece casi una provocación.

Sports Champion no será recordado, ni por el odio injustificado de la comunidad hardcore que considera a Wii Sports como el anticristo (me refiero a esa ruidosa e infantil comunidad global que pulula por la red y que destruye más que produce) ni por todos aquellos jugadores que confunden videojuegos con el simple término Wii: Sports Champion no será recordado por nadie.

A la ya de por si torpe idea de plagiar un concepto sobre minijuegos y pruebas cojas, le pesa el hecho de no tener ningún carisma, ni gráfico (donde el realismo y la fidelidad de los movimientos aquí importa un bledo) ni siquiera conceptual (¿de verdad la petanca puede tener algún atractivo? ¿y el golf con un disco?).

Si aún no es suficiente, la detección de movimientos es irregular por limitación. Resulta necesario un espacio considerablemente grande y jugar obligatoriamente de pie, para que la cámara capture con precisión los movimientos del brazo. Si bien en el tiro con arco puede realizarse sin mayores contratiempos y desde una posición relajada y el tenis de mesa es preciso y ágil, los modos de juego más allá de la competición versus contra un amigo son igual de vacuos que los cientos de títulos casuales que llevamos jugando 4 años y de los que estamos profundamente aburridos.

El duelo entre gladiadores sí que ofrece esa cercanía para los nuevos jugadores por el atractivo y primario impulso de machacarnos a golpes, aunque sea virtualmente. Aunque gráficamente parezcan una CGI de 1996 (pero no desde la perspectiva del logro técnico...) el combate resulta tan sumamente guiado y decepcionante que las alarmas acaban de saltar en los momentos en los que Move, en vez de sacar pecho y responder con un control 1:1 absoluto, comete el error de obligarte a ejecutar los movimientos especiales... mediante botones y rutas prefijadas con nuestros movimientos. Aquí, en este punto, toca mirar perplejo la esfera de luz y preguntarse dónde se encuentra la cacareada evolución.

Nota: 4/10

Star the Party!


Pese a la insuficiente profundidad y una gran dejadez a la hora de crear algo que supere el primer impacto (funciona, a fin de cuentas, como mera demostración) Sony consigue algo que realmente no se puede hacer a simple vista con Wii y un curioso efecto de atracción con los no jugadores: coquetear con la realidad virtual.

Start the party sabe introducirte en el ambiente discernido de un juego sencillo para un grupo de usuarios primerizos. Fotos divertidas ante la cámara, la posibilidad de grabar nuestro nombre o Nick para que nos mencionen, potentes iconos y una agilidad cómoda consiguen que el jugador se sienta en un entorno cómodo.

En el momento en el que la PS Eye nos captura realiza un mapa de la posición de Move y el sensor de luz se encarga en transformarlo en todo tipo de cachivaches: desde un cortador de pelo a una raqueta, de tal forma que en la pantalla queda perfectamente representado (con un convincente control 1:1) respecto a nuestras acciones.

Otro de los puntos con los que se distancia en positivo de cualquier otro juego de Move en su lanzamiento es la versatilidad a la hora de jugar. Podemos disfrutarlo sentados, de pie, realizando piruetas por el salón (ya que nos obligará a localizar determinados elementos en pantalla, como moscas, moviendo en exceso el cuerpo) o sencillamente sentados.

Peca de simplista y muy corto, un juego que se justifica con el contexto del lanzamiento de Move y que absorbe buenas ideas de Eye Pet y otras producciones de corte familiar de la casa, aunque esta a un pequeño peldaño de convertirse en algo memorable dentro de sus pretensiones. No obstante y hasta una producción de mayor entidad, es una de las bazas con las que Move puede desmarcarse.

Nota: 6/10

Olvidándonos por un momento de esa absurda guerra entre públicos (donde los ?hardcore? y ?casuales? parecen estar enfrentados por la pureza de su sangre...), Sony busca recuperar a todos aquellos usuarios perdidos tras las primeras versiones de Eye Toy, movimiento inteligente y necesario. Su reto de intentar mantener el interés del jugador hardcore es atrevido e interesante, aunque por desgracia, dudamos mucho que lo consiga de una forma inmediata.

El hardware es convincente aunque menos cómodo y sencillo que el de su competencia. Es cierto que la necesidad de un Wii Motion Plus puede confundir para determinados juegos, así como las decenas de virtudes de PS3 (como ir más allá de ser un reproductor de juegos para Move, si no una gran plataforma, un reproductor Blu-Ray, etc.) o la opción de jugar con un Dual Shock 3 como subcontroller común es una gran idea, pero Move parece un accesorio demasiado circunstancial con respecto a la experiencia de Nintendo, una plataforma diseñada exclusivamente para disfrutar de este concepto de juego.

El software, piedra angular de cualquier producción, de momento patina en exceso. Es francamente complejo imitar a Nintendo en su terreno, pero aún queda mucho que trabajar para justificar, por un lado a los usuarios cansados del concepto de Wii como a los que quieran introducirse al mundo del videojuego mediante Move: la tecnología existe, pero faltan motivos reales más allá de una buena campaña de márketing.

Move de momento tiene potencial y como contrapartida al Wiimote, no consigue sustituirlo de forma completa (ni qué decir tiene recordar su repercusión y penetración al venir de serie con un hardware tecnológicamente inferior como Wii) pero si es cierto que en buenas manos (sin ir más lejos, la tentadora versión de Resident Evil 5) puede que el fin justifique los medios. Aún con Move en nuestras manos, la propuesta de Sony sigue siendo una mera promesa y no una realidad.
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