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Analisis Call of Duty Modern Warfare 3 PC

Jueves 10 de Noviembre de 2011 por Alejandro Pascual
Ha pasado tanto tiempo que es hora de tomar a Call of Duty en perspectiva. Tampoco es sentenciar con un el tiempo dará la razón ni más de 25 millones de jugadores no pueden estar equivocados, pero lo cierto es que Activision ha logrado crear un producto que mueve cantidad de masas, una pasión, un deporte electrónico y una experiencia, básica, pero divertida, año tras año. Y tampoco hay que tomar eso a la ligera. Como World of Warcraft antes que él. Como FIFA. Como Pokémon.

Ahora bien, ¿cómo avanzamos por esta guerra? Porque decir que es la película del verano o de las navidades como el cine hace con el blockbuster de turno, aunque sea así, sería faltar al respeto a un núcleo que se toma este videojuego muy en serio. El año pasado, con el análisis de Black Ops, dijimos que la saga quería parecer madura, que se la tomara en cuenta a un nivel narrativo. Quería ser mayor. Pero Call of Duty no puede ser mayor en esos términos, porque nadie traga (no tragamos con Uncharted, aquí menos). Call of Duty es, sencillamente, un juego de niños con rifles de asalto. Es el escondite. El bote botero. El corre que te pillo. Y a esto nosotros, que nos consideramos muy profesionales, lo llamamos Arcade.


Campaña


Si tomamos en cuenta los cánones y listones del presente año, no se puede hablar de la campaña de Modern Warfare 3 en otros términos que no sea desfasada, simplona, continuista... Tras la espectacularidad bien diseñada de niveles como el ataque a Manhattan o el secuestro del avión del presidente ruso, donde Infinity Ward ha logrado camuflar una baja carga poligonal, lumínica y de texturas bajo un filtro de emoción, tampoco podemos obviar que lo que no enseña oculta niveles toscos, descuidados y distraídos que encajarían perfectamente en Duke Nukem Forever. Aquí uno se compromete a hacer capturas si alguien afirma lo contrario.

Por contra, es cierto que Infinity Ward ha querido crear una campaña de esas donde la palabra imposible luche en la cabeza del jugador contra la suspensión de la credulidad. Que intenta abrir bien tu boca y tus ojos, intentando hacer que te olvides de que deslizarse, subir una escalera o saltar una barandilla es algo viejuno y de ante ayer. Cuando lo consigue, uno se divierte, intenta seguir las reglas del juego y prestarle atención a esa idea que intenta transmitir; acerca de que la voluntad de un hombre puede cambiar el mundo. Vamos, que ponerse a pegar tiros en un aeropuerto puede crear la III Guerra Mundial. Al menos, se atisba un cierto odio hacia Makarov oculto que se cultiva con unos cuantos giros de guión y un par de flashback. Tanto, de hecho, que el desenlace final sabe a poco, como lo haría cualquier venganza.

Cuando Modern Warfare 3 no consigue sus objetivos, entonces volvemos a lo de siempre. Una dificultad horrible, si es que a que la máquina te haga trampa se le puede llamar dificultad, y que hace que prefiramos jugar en una dificultad fácil para no enfrentarnos al tedio habitual; un script de padre y muy señor mío, donde es más fácil hacer un touchdown, esto es, llegar al punto indicado en el mapa antes de que nos alcancen, que intentar limpiar la zona y avanzar. Los enemigos, literalmente, desaparecerán; y una estructura clásica, donde podemos predecir quién va a morir y quién no antes de empezar la partida.

9

/ 10


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