Hace once años
American McGee lanzaba su particular interpretación de
Alicia en el País de las Maravillas, el clásico cuento de
Lewis Carroll, pero con versiones más adultas, oscuras y cárnicas de sus personajes y parajes. Casi como si Tim Burton hubiese querido llenar con su estilo la famosa obra de Carroll. Curiosamente la versión de McGee se parece mucho más a lo que podría esperarse de Tim Burton, que la adaptación en forma de película que el cineasta hizo hace un año.
Sin embargo, está claro que
el juego bebe inevitablemnete de la estética de películas como Pesadilla Antes de Navidad y en general de la obra del polifacético autor. Los personajes que parecen muñecas de trapo de Alice Madness Returns recuerdan a los diseños expuestos en la retrospectiva dedicada al director de cine que puede contemplarse durante estos días en el museo de arte contemporáneo de Los Angeles.
Aunque la primera parte de
Alice Madness Returns, llamada simplemente
American McGee´s Alice (la cual puede descargarse gratuitamente al comprar la secuela) estaba desarrollada por
Rogue Entertainment, ahora son Spicy Horse los encargados de hacer realidad las ideas de McGee y se nota que la mano del director del proyecto es firme ya que
ambos juegos son ciertamente similares. Quizás uno de los problemas American McGee sea la incapacidad de superar un Síndrome de la Edad de Oro, como el descrito en la reciente
Midnight in Paris de Woody Allen, que le lleva a volver una y otra vez a buscar referencias añejas.
En esta ocasión, han pasado once años desde el terrrible incendio que se llevó a la familia de Alice Lidell y la dejó gravemente traumatizada. Alice sobrevive a un sucio Londres industrializado y victoriano en el asilo Rutledge para niños con problemas mentales. Allí, con la ayuda del Dr. Angus Bumby, Alice pretende esquivar sus pesadillas refugiándose en el País de las Maravillas. Sin embargo parece que el remedio ha sido peor que la enfermedad, ya que la angustia que le provocan sus pesadillas se extiende también al País de las Maravillas contaminándolo y trastocando la vida de todos los clásicos personajes que lo habitan, como el Gato de Cheshire, el Conejo Blanco o el Sombrerero Loco.
A pesar de saber que estás jugando a un título anacrónico y sin ningún elemento realmente sobresaliente,
Alice Madness Returns tiene una encanto especial que hará viajar en el tiempo a los jugadores más veteranos, cuando aún podían hacerse aventuras y juegos de plataformas centrándose simplemente en el aspecto jugable y estético del producto. Solitarios violines y pianos conforman un inmejorable aspecto sonoro que a menudo se enrarece rozando la música industrial y el buen gusto de Akira Yamaoka en la saga Silent Hill, y cuyo broche de oro se encuentra en
el espléndido doblaje al español. Jugablemente se mueve entre los ajustadísimos momentos de plataformas y un intento descafeinado de simplificar la profundidad de los combates de Bayonetta. No es nada nuevo pero tampoco nada malo.
Alice Madness Returns es un cuento para adultos con sangre, humor negro y jugabilidad de 1999 que muestra un Londres gris, sucio, mugriento, poblado por prostitutas y carniceros y unido al cielo por columnas de ceniza. Los niveles dentro del País de las Maravillas no son menos desoladores y sorprendentes. Es precisamente su excelente diseño de personajes y escenarios, y la apuesta por las plataformas difíciles y clásicas, las que cautivarán a jugadores que disfrutaron de títulos como Mario 64 o Banjo Kazooie. Y es que
a pesar de la linealidad narrativa y los errores gráficos, Alice Madness Returns se deja disfrutar como si fuese un recuerdo nostálgico de una época pasada que creemos fue mejor. NOTA FINAL: 7
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