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Analisis Red Faction Armaggedon PS1

Miercoles 15 de Junio de 2011 por Enrique Luque de Gregorio
Ayer mismo hablaba con un par de compañeros del sector de lo peculiarmente infravalorada que está THQ, a pesar de que la compañía se suele esforzar bastante en lanzar proyectos interesantes. Puede que sea una cuestión de medios o algo así, pero es verdad que algunos de sus últimos títulos o futuros lanzamiento podrían -y seguramente podrán- haber tenido algo más de repercusión. Por desgracia, no es el caso de Red Faction Armaggedon; no del todo, al menos?

Vale, que sí, que las comparaciones son odiosas, pero no comparar Armaggedon con el anterior Guerrilla es casi una utopía para un redactor, sobre todo por lo notable que fue aquél. Pero incluso dejando a un lado uno y otro, la nueva entrega de la saga nos ha dejado bastante fríos, pese a contar con alguna que otra virtud.

Para empezar, su idea en sí misma no ha sido la que esperábamos. Pero eso tampoco quiere decir que nos haya sorprendido. La revolucionaria trama -en términos argumentales - a la que nos tenían acostumbrados los Red Faction cambia aquí, para ofrecer un guión mucho más previsible y carente de innovación alguna: en medio de una desafortunada lucha antisistema en Marte, se libera a una terrible y violenta raza alienígena. Sí, algo así como volver a los tiempos de Doom (1993) para encontrar todos los estereotipos y tópicos de la ciencia ficción menos inspirada. Las interesantes propuestas de las anteriores entregas no sólo no se siguen, sino que desaparecen de un plumazo. ¿Será lo que demanda el público? Eso es algo que ya debatiremos otro día?

Dejando la historia a un lado, y os podemos asegurar que el propio juego lo hace, encontramos un festín de diversión, una explosión constante. De patio de colegio, sí, pero diversión al fin y al cabo. Armaggedon presenta (y éste es su único punto fuerte) un buen número de armas, mucha acción y un espectáculo de destrucción capaz de saciar al pequeño demoledor que todos llevamos dentro. ¿Se trata de un juego divertido? Sí. ¿Mantiene la frescura pasados los primeros minutos? No mucho, sobre todo por su mediocre diseño de niveles. ¿Se hace repetitivo? Demasiado.

Así es, lo que esperábamos como una de las secuelas más prometedoras del año, finalmente se ha quedado como un juego de acción más, con sus virtudes y carencias, pero todo dentro de lo más convencional. Insistimos: no es que Armaggedon sea peor que Guerrilla por no ser un sandbox (casi mejor), por resultar un título lineal (que los hay fantásticos) o por, en definitiva, cambiar el concepto de su antecesor. El problema es que, incluso como juego independiente, es demasiado repetitivo, pasillero y corto. Entretiene, sí, pero a estas alturas de generación se le debe exigir más a un shooter de acción.

Como alternativa a las seis o siete horas que dura la campaña, existen dos modos multijugador que continúan insistiendo en la desenfadada ansia de destrucción del juego: Epidemia y Ruina. El primero es un ?modo Horda? en toda regla, en el que enfrentarte a oleadas constantes de furiosos enemigos, mientras que en el segundo seleccionas entre varios mapas para destruir todas las estructuras que encuentras a tu paso.

En definitiva, Armaggedon puede considerarse un juego de acción bastante trepidante, en el que destacan principalmente, como hemos señalado, el elevado número de armas que ofrece -algunas realmente ingeniosas- y la lograda interacción con los destruibles escenarios. Pero una vez el furioso niño que hay en nosotros se cansa de romper y disparar (y termina por hacerlo, palabra), sus carencias, como un apartado artístico y un guión bastante pobres o un desarrollo demasiado previsible y repetitivo, quedan muy a la luz.

NOTA FINAL: 6
6

/ 10


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