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Analisis Portal 2 PS1

Viernes 29 de Abril de 2011 por Alejandro Pascual
Imagínate por un momento que todo es verdad. Nos referimos a todas esas cosas que se dicen de los videojuegos, sobre su capacidad única de transmitir emociones por medio de un lenguaje propio y totalmente exclusivo, imposible de compartir por otros medios como el cine o la literatura. Si todo esto es cierto es gracias a juegos como Portal y, ahora también, Portal 2. No es que Valve haya dado con la fórmula mágica secreta de dominar el metalenguaje del medio de un día para otro, no. Es que lleva demostrándolo tantos años con la maravillosa facultad de no sentirse ni explotado ni tan siquiera repetido.

La facultad de impresionar de Portal 2 se divide en los dos factores a los que a todo el mundo les gusta debatir hasta la eternidad: historia y jugabilidad. Domina el arte de la lírica hasta el punto de hacernos dudar como jugadores intolerantes al mutismo sobre esa incapacidad de que nuestro (en este caso nuestra) protagonista, sea capaz de responder a todo lo que se le pregunta -con escenas tan hilarantes como saltar un par de veces cuando se nos pone en el compromiso de esperar una respuesta a una pregunta directa.

En el otro lado del espectro, el de la satisfacción jugable, sigue sorprendiendo que con un estilo dosmilcuatrero de nuestros movimientos, sin tan siquiera haberse planteado si es hora de que nuestra cámara en primera persona muestre nuestros pies o se mueva con algo más de desparpajo humano, logre transmitir la misma satisfacción que el que busca la complejidad de dominar todos los botones del mando. Con la misma frialdad que en un Mario te das cuenta de que, si te lo propones, no necesitas más botones que el salto.

Pero más allá de esto, cuando hablamos de satisfacción, los controles se olvidan, los sucios gráficos de un motor Source poco actualizado se olvidan, y al igual que las joyas de los últimos años, la simbiosis no se consigue en el camino del mando a la pantalla, sino del mando al propio jugador. Completar un puzle que, a priori, parece no tener solución, te hace sentir inteligente, más listo que el resto de la audiencia, llegándote incluso a plantear que es imposible que ningún otro jugador haya podido solucionarlo, que es imposible que haya visto lo que tú viste por casualidad porque casi pareciera que estuvieras incluso engañando a la propia Valve marcándote un portal donde ni siquiera ellos habían pensado.

Pero sí que lo han pensado, y, lo sentimos, no eres el único. La capacidad de Portal es la de producirte placer por sentirte único, hasta que llega GLaDOS al final de cada prueba y le resta importancia a tu logro. No eres especial. No eres único. Sólo eres un humano más con un poco más de reticencia a morir. Es más, si nos ponemos aún más serios, podríamos decir que Portal 2 no es ni de lejos tan complicado como Still Alive, aunque sí más rebuscado. Por mucho que el equipo de Newell diga que ya ha encontrado una nueva mecánica para un Portal 3, nosotros no somos capaces de ver cómo se podría exprimir aún más allá de Portal 2. Principalmente, por los nuevos añadidos: los pasillos, los túneles de desplazamiento y los geles líquidos. Dejando un poco de lado a los dos primeros, lo cierto es que siempre hemos tenido cierta reticencia a estos geles que, aunque funcionan a la perfección y aprietan tus neuronas una vuelta más alrededor de tu cerebro, parecen salirse un poco de ese universo tan científico-técnico de Valve, como si se tratase de una broma barata, porque en serio, ¿geles que te hacen botar? Aún así, y como decimos, sean geles o cualquier otra cosa, funcionan (y muy bien), y logran expandir y dividir Portal 2 en secciones bien diferenciadas para echar por tierra todo lo que hemos aprendido hasta el momento y que esa etapa de aprendizaje comience de nuevo.

Volviendo a su historia, era lógico pensar que el hecho de convertir Portal 2 en un juego independiente tenía que traer muchas sorpresas a nivel narrativo. Y así es, aunque los que esperaban más explicaciones del universo Portal con el universo Half-Life pueden sentirse algo decepcionados. Eso sí, Valve ha vuelto a demostrar lo que cada vez parece más obvio a la hora de construir una historia que realmente plantee un reto al jugador; esto es, crear pequeños núcleos de información, lo más sesgados posible, de forma que sea el propio jugador el que lo conecte todo en su cabeza, completando la cadena de ADN con su propia imaginación.

Es matemáticamente fácil analizar un juego como Portal 2, sencillamente porque está por encima del resto en todo lo que es importante en un videojuego. De nuevo, es cierto, cada vez se nos antoja más feo a un nivel gráfico (que no artístico); también es verdad que no acompasa el hecho de que Aperture Science se esté cayendo a pedazos a la hora de mostrar texturas sucias y polígonos picudos por doquier, pero como decimos, la esencia pura del videojuego, tanto si eres de la rama de letras como de la de ciencias, está por encima de prácticamente todo lo que has jugado esta generación. Además, el cooperativo añade más horas aún de juego recopilando todos esos puzles que el frustrado equipo no pudo complementar por ser un simple y solitario humano.

Podemos decir, por contra, que pierde ritmo al no durar las excelentes dos horas y media de su original, algo que los dos protagonistas mecánicos (Whitley y GLaDOS [y en ocasiones un personaje humano más] intentan aderezar con sus comentarios mordaces a lo largo de toda la aventura, y si buscamos la excelencia pura, tenemos que aceptar su condición de secuela y de no mostrar nada que supere tu imaginación a través de un concepto que rompa todos tus esquemas preconcebidos sobre la industria del videojuego, que, básicamente, es lo que está intoxicando esta generación. Pero todo esto no es más que los pasillos sin salida a los que llega el jugador al acabar su paseo por Aperture Science. Mientras eres una rata de laboratorio, al servicio de una inteligencia superior, nada de eso importa. Lo único importante es seguir haciendo más pruebas, y quién sabe, quizá cuando nos aburramos de ello nos dediquemos a descubrir la manera de resucitar a los muertos...

NOTA FINAL: 9,5
9

/ 10


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