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Analisis Bulletstorm PS1

Sábado 26 de Febrero de 2011 por Alejandro Pascual
Directos al grano. Bulletstorm tiene tantas cosas buenas que no sabemos ni por dónde empezar. Y no sólo para el aficionado al género de la acción. Si no frecuentas mucho este poblado género, nuestra recomendación es Bulletstorm, porque es exactamente lo que se espera de él, o mucho más.

Es increíble que algo tan sencillo como apuntar y disparar alcance una nueva dimensión cuando no te lo tomas en serio. Bulletstorm es un shooter (y no es una frase hecha) ?en estado puro?, cuya única meta es traspasar la línea de lo políticamente correcto en todo momento, con las muertes más extravagantes que hacen un quiebro al mal gusto, los comentarios más mordaces y las situaciones más hilarantes que te puedas imaginar, forzadas al máximo. ¿Y por qué funciona? Porque, como decimos, no se lo toma en serio, no está fuera de contexto. Es la ventaja de saber qué tipo de juego eres y actuar en consecuencia.

Tanto es así que uno se sorprende más de una vez riéndose ante la televisión con el caos y la destrucción que provocas a tu paso. Pero riéndose de verdad. A esto se le suma ese guión lleno de chascarrillos de Epic, marca de la casa, con más palabrotas que frases tiene el juego. Si los guionistas no son los mismos que Gears of War, entonces son sus pupilos. Un tío ocupado en decir frases ingeniosas mientras otro le añade tacos en todos los lugares posibles.

Esto no es lo único en lo que Bulletstorm se parece a Gears of War. No sólo el motor, sino todo parece sacado del juego estrella de Epic, desde similitudes en las armaduras, en los movimientos de los personajes, incluso la nave del General Sarrano se parece a un Lancer. Y, sin embargo, People Can Fly se las ha ingeniado para meter una paleta de color tan rimbombante que hace que tus ojos sigan maravillándose con la última versión del Unreal Engine, que probablemente sea el predecesor de la tercera parte de Gears, mucho más colorida que los grises y marrones a los que nos tienen acostumbrados.

Pero las estrellas del juego son, sin duda, la patada a lo Duke Nukem y el látigo, las dos armas alternativas que convierten cada batalla en un malabar de cadáveres volando por el escenario en todas direcciones. El objetivo es simple: cuanto más creativo seas con las muertes de los enemigos, utilizando el entorno, las explosiones, los precipicios o las armas, más puntos obtendrás, que podrás canjear para mejorar las armas del juego. Y es que si hay algún juego en el que los clásicos barriles explosivos tengan sentido, ese es Bulletstorm. Todos los clichés del género están ahí, a dolor, y sin embargo funcionan tan bien como cuando se inventaron.

Quizá, lo mejor de Bulletstorm es la poca repercusión que ha tenido hasta su lanzamiento. El hecho de que no atraiga tantas miradas como muchos otros juegos hace que la sorpresa al insertarlo por primera vez surja el efecto que todo estudio reservado quisiera y que no consigue por la necesidad de crear hype. No hay que preocuparse si la obra es buena. El boca a boca hará el resto.

Por otro lado, sorprende la decisión final de no incluir un modo cooperativo, ya que todo el planteamiento del juego está pensado para ese fin, no hay duda. Es de suponer que a lo largo del desarrollo hayan surgido problemas que hayan imposibilitado esta modalidad, pero acabado Bulletstorm, no entendemos muy bien cómo. Quizá a la hora de administrar los puntos de bonificación entre dos, pero esto también se cubriría incluyendo un segundo jugador humano en la partida. El caso es que siempre tendremos un compañero con nosotros y es una verdadera lástima no poder echarse unas risas online. Para ello, al menos tendremos el modo multijugador tradicional.

Tenemos que admitirlo. Bulletstorm nos ha sorprendido. No esperábamos nada y quizá por eso nos ha pillado con los deberes sin hacer. Sus caóticos escenarios llenos de edificios que se derrumban por doquier, su gran contraste de escenarios amplios y estrechos, con una iluminación que embellece cada estampa, y por último, su ritmo que no disminuye en ningún momento gracias a las conversaciones de Gray con Ishi, Trishka o incluso con Sarrano, unido a cosas que explotan sin sentido en todo momento, son gloria bendita. Luego, claro, está tu mascota de 15 metros, posiblemente uno de los mejores momentos de la partida. Y es que (última comparación con Gears, lo prometemos) todos los escenarios de Bulletstorm tienen personalidad y un elemento que los diferencia entre sí: la huida de la rueda gigante, el control de nuestra ?mascota?, la pelea contra el dinosaurio, la tormenta electromagnética, la aparición de los Burnouts, el interior de la nave?

Bulletstorm es, exactamente, lo que esta publicación exige al trillado género de acción en primera persona, que cumple perfectamente con todo lo que claman y no cumplen las cajas del 99% de los videojuegos del género: ?Acción sin tregua?, ?torrente de diversión? y cosas así, sencillamente porque se toma las cosas con humor, no rellena partes innecesariamente con demasiados enemigos, deja avanzar a buen ritmo (no es tan corto como se dice) y apela al jugador habilidoso a generar una destrucción estilizada, simplemente para conseguir más puntos (buenísimo el detalle de encontrar botellas para ir borracho en los combates y lograr más puntuación). A la nota final, se le pueden quitar algunas décimas si realmente no disponer de cooperativo te toca muy hondo. Pero con cosas así, el corazón crítico de esta revista se toma unas vacaciones.

NOTA FINAL: 9
9

/ 10


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