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Analisis Fallout: New Vegas PS1

Jueves 21 de Octubre de 2010 por Víctor Junquera
Todo lo que pudimos comentar en su momento de Fallout 3 era la experiencia de un personaje al que vimos nacer y crecer para empezar a tomar sus propias decisiones, hasta que sale del refugio y, al mismo tiempo que el jugador, descubre el yermo en el que se ha convertido Washington tras sufrir un caos nuclear. Pero en Fallout 3, por mucho que cada partida fuese diferente, y no es la misma tu experiencia que la mía, eran pocas las decisiones que realmente afectaban a todo el juego, pero aún a día de hoy, no podemos echarle nada en cara. Fue maravilloso descubrir cada rincón del Yermo.

Obsidian ha querido cambiar esto, y no lo ha cambiado ligeramente. Aunque Fallout: New Vegas parezca una expansión de la anterior entrega por compartir aspecto y jugabilidad, sólo con adentrarnos un poco en el Desierto de Mojave (el nuevo Yermo) nos damos cuenta de que la finalidad de New Vegas es totalmente distinta, y de que cuenta con los suficientes cambios como para que sea considerado algo más que un Fallout 3,5.

Mientras que en el primero, lo que contaba era la sorpresa, el ir descubriendo los entresijos de un nuevo mundo, tanto para el personaje como para el jugador, y toda la aventura dependía más bien del camino que tomásemos que de nuestras propias decisiones, en New Vegas prima la forma en que hagamos las cosas sobre todo lo demás. El factor sorpresa ya no existe, y ni siquiera nos encontramos en un mundo tan afectado por la radiación infestado de mutantes. Todo tiene más similitud con un western, tierras escarpadas infestadas de bandidos o desiertos plagados de fauna hostil.

Aquí no cuenta el qué, sino el cómo hagamos las cosas, y para eso han decidido dejar de lado el abstracto concepto del karma para dar paso a la reputación. Son más de una quincena los distintos grupos que pueblan New Vegas, entre bandas mafiosas, organizaciones militares, grupos de bandidos, facciones políticas y, por supuesto, los habitantes de los pueblos, y y aunque el desarrollo de la historia tenga un claro objetivo, variará en gran medida dependiendo del tipo de acciones que tomemos favoreciendo a unos u otros. Alguien te ha disparado y te ha robado, y lo que está claro es que quieres respuestas y venganza. Pero cada bando tiene su propia verdad de los hechos y sus propias soluciones, y dependerá sólo del jugador escoger una de las ramas del árbol de posibilidades que llevan al desenlace. Pero claro, una acción inconsecuente o una bala perdida puede llevar a que toda una facción se ponga en tu contra, pero dependerá siempre de tus actos.

Si bien New Vegas engloba un concepto mucho más amplio de libertad de acción, todo parece mucho más guiado que en Fallout 3, pero no tenemos que dejarnos engañar por las diferencias más aparentes. El horizonte no representará esta vez localizaciones emblemáticas o restos de una gran ciudad devastada. Ahora será un paraje desértico con siluetas alocadas de fondo, y es que miremos hacia donde miremos, veremos los escasos asentamientos, cada uno representado por cosas como un dinosaurio gigante, una montaña rusa, o una gran torre de luces de neón en el caso del Strip, la zona de interés de New Vegas donde, de paso, y si no tenemos problemas con los dueños, podemos parar por varios casinos a tentar a la suerte y ganarnos un dinero extra. Por supuesto, también será decisión nuestra cómo queremos afrontar el juego y a qué tipo de retos plantar cara. Uno de los principales añadidos es la posibilidad de convertir este New Vegas en un simulador de supervivencia, con algo más de realismo dentro de esta locura de ficción. El modo difícil, que podremos activar y desactivar a placer por si las cosas se ponen feas, nos obligará a beber, comer y dormir para saciar las necesidades básicas del personaje. Además, la munición pesará, las medicinas tardarán en hacer efecto, y una parte del cuerpo excesivamente afectada no se curará con un simple pinchazo, sino que tendremos que acudir a un médico o utilizar un objeto especial. El hambre, la sed y el sueño también afectarán a la posibilidad de viajar rápido desde el mapa. Podremos desplazarnos entre sitios ya visitados, siempre y cuando no lleve tanto tiempo real como el necesario para que muramos de hambre, sed o cansancio.

Pero independientemente de la supervivencia, como en todo RPG, las estadísticas importan, y ahora todas pueden darnos acciones extra. Una mayor puntuación en armas siempre nos garantiza cierto porcentaje de éxito en los enfrentamientos directos, pero también será útil ir por la puerta trasera gracias a un sigilo avanzado, o piratear un ordenador con un buen conocimiento de ciencia para que nos abra la caja fuerte que no podemos forzar por no tener el suficiente manejo de la ganzúa. Pero ahora todo esto nos servirá también para engatusar a otros personajes con conocimientos, y no sólo con la labia que da una puntuación de conversación o trueque alta.

El componente de terror que daba el deambular por oscuras vías de metro o cuevas abandonadas sin saber qué especie de mutante podías encontrar ha desaparecido tanto como la excesiva influencia de la radiación. Existen, pero están muy mermadas. Los necrófagos y los supermutantes tienen mucho menos peso y son menos problemáticos, y de todos modos, poner la radio del PipBoy siempre ayuda a sentir menos presión.

Hablar de la factura técnica sería redundante cuando es tan excesivamente similar a Fallout 3. Una escena más luminosa en general deja ver que un motor sin retocar desde hace dos años tiene sus carencias a pesar de impresionar por la puesta en escena. La ambientación conseguida es lo realmente importante, aunque cabe decir que esperábamos un núcleo urbano mucho más grande y un poco más de la locura que representa Las Vegas.

Fallout 3 ya era una experiencia de juego fuera de lo común. La sorpresa constante y la incertidumbre de lo desconocido sumado a una mecánica que mezclaba un FPS con un Action-RPG, dieron como resultado un producto sobresaliente. Este New Vegas no merece un trato diferente. La sorpresa ya se ha perdido, y aunque no recuperaremos la sensación de salir del Refugio y deslumbrarnos con una puesta de sol radiactiva en el Yermo, aquí tenemos todo un mapeado nuevo que descubrir y en el que sobrevivir a nuestra manera. /b>El aumento de la importancia del poder de decisión del protagonista es tal que no habrá dos partidas iguales, y eso es mucho decir para una aventura en la que poder gastar más de 50 horas (aunque podrían ser 20, ya sabes, tú decides).

De forma similar a lo que ocurrió con Fallout 3 con respecto al primero, perdemos la sorpresa, y aunque es un factor determinante, ganamos en todo lo demás. La cantidad de mejoras y nuevas posibilidades, tanto en menús como en acción, acompañantes y supervivencia, hacen de Fallout: New Vegas algo mucho más interesante que un simple spin-off de la saga. Es una experiencia que te pone a prueba, hasta donde tú quieras llegar.

NOTA FINAL: 9
9

/ 10


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