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Analisis Dead Rising 2 PS1

Martes 28 de Septiembre de 2010 por Omar Álvarez
La doble moral de la secuela en el videojuego contempla el mejorar y evolucionar como excusa más que suficiente para justificar cualquier desvarío narrativo, incoherencia jugable o incluso remake inintencionado de fórmulas que han funcionado con éxito. Y nos sigue dando igual.

Dead Rising 2 consigue agotar una fórmula que resultó brillante, inesperada y fresca, con tan solo una entrega más. Pero también tenemos motivos para perdonárselo y es, precisamente, contemplar el horizonte, con más zombis que en el propio juego de Capcom.

El propio Keiji Inafume nos dijo en el encuentro que hemos podido realizar, que la industria japonesa estaba muerta, que era un zombi en estado de putrefacción. Creemos que Inafume lejos de hacer demagogia, se quedó corto: la industria del videojuego en general, parece una muerta caminante antes de su verdadera madurez... y en pleno 2010.

Cómo realizar una secuela, de la A a la Z: A la fórmula original, añadimos un lavado gráfico dentro de los cánones generacionales (pulido, retoque, rediseño y expansión), limar las carencias del original (y aquí puntualizaré más adelante) y añadir los dos o tres extras que el público considera necesarios. Bajo la pluma todo correcto, salvo que los añadidos gráficos a estas alturas no son aliciente salvo un salto generacional, pulir errores puede significar una anestesia y no una recuperación y hacer caso al público puede llegar a ser más perjudicial que saludable.

La endiablada, desmedida y prácticamente enfermiza dificultad del primer DR jugaba como nota de corte para los jugadores perezosos y menos abiertos a verdaderos nuevos conceptos que acogerán con los brazos de par en par esta secuela más complaciente y también, por desgracia, anódina. Porque esos momentos de tensión, de tener más miedo a la contra de tu reloj y recibir de sorpresa a un jefe final absolutamente imposible que destruya una partida de más de 40 minutos de juegos, es 100% Mega Man, 100% lo que nos gusta de Capcom. Y en DR2, no lo encontramos. A decir verdad lo que pudo ser un concepto de masoquismo intencionado, no justificaba la desastrosa I.A. de nuestros amigos o la mala planificación a la hora de diseñar las rutas de escape y conexiones en el original (creando incluso puentes imposibles entre salas mediante los baños). DR 2 sabe evitar de nuevo estas torpezas y aunque se hayan perdido sensaciones por el camino, la experiencia de juego sabe ser más agradable cuando debe.

Los añadidos extra son interesantes, así como el cooperativo es más el sueño húmedo del que creía que DR era un simple machaca zombis sin sesera, aunque es cierto que componen un mero apéndice a la aventura principal, verdadero corazón del juego.

El esquema sigue siendo prácticamente idéntico en la historia, lo que recuerda constantemente los logros de la primera entrega. Una mezcla de beat em up masivo, RPG y ?crea tu propia aventura? donde avanzar, decidir si salvar o dejar a su suerte, eliminar a enemigos para subir de nivel o dejar a los psicópatas a un lado serán decisiones que naveguen por tu cabeza continuamente en las 72 horas (ficticias) de aventura y stress (aunque las hachas, motosierras, escopetas y miles de zombis sirvan como buen canal para relajarse). El añadido de poder crear nuestras armas mediante objetos es un tanto confuso por necesitar de una guía previa y una sala específica, pero el humor involuntario de conseguir machacar un zombi con un dildo o una baraja de poker justifican el marco con creces.

La historia y estructura de Chuck Greene no decepciona. La analogía con el espectáculo mórbido de la televisión actual (con el que ya se cebó el propio Romero en La tierra de los muertos vivientes) y la preocupación de un padre por salvar a su hija de una generación de dementes (más allá de los zombis) es más madura e interesante que el reportaje enfermizo del primer DR, aunque si que no consigue coger el testigo del humor y disparate inocente del original. La historia se apaga y el nudo es mediocre, pero el planteamiento es bueno y para nada un paso atrás, simplemente, un paso en alguna dirección.

Dead Rising 2 es tan Capcom que asusta, tan bueno como quiere (o podría) llegar a ser. Una secuela digna, un producto bien pensado y que enganchará a nuevos y más jugadores a este paraíso de la diversión en formato horror que consiguió desencajar nuestros ojos de las órbitas aunque, con menos frescura, inteligencia, y carácter propio. Que no son, o deberían, ser pocas taras para no tenerlas en cuenta.

NOTA FINAL: 7,5
9

/ 10


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