A estas tempranas alturas, lo poco que sabemos del rediseño y cambio casi total de Devil May Cry es que podría convertirse en uno de los mejores beat'em ups de la generación... o en uno de los peores, depende de cómo lleve el peso de esta licencia Ninja Theory, autores de Heavenly Sword y Enslaved, que si bien éstas dos aventuras destacan por una factura técnica intachable, son irregulares en uno de los puntos fuertes de la tetralogía del Dante de pelo blanco, que no es otra que el combate.
Más allá de la controversia, más allá de ese flequillo azabache y esa actitud de matoncillo pasota que contrasta con la actitud cool del famoso Dante de pelo blanco, poco conocemos de este DmC salvo promesas y cábalas de los nuevos dueños occidentales de la licencia, y aunque promete en cuanto a ambientación y lógica sobre una saga que empezaría antes aún del supuesto principio de DMC3, queda saber si la amalgama de diferentes estilos de juego modernos casa con este nuevo Dante.
Lo primero, sobre el papel. ¿Puede el Unreal Engine cumplir con los 60 fps característicos de los beat'em up nipones? El nuevo Dante responde con un sonoro NO; Nero hace un facepalm con su mano demoníaca; y es Ninja Theory quien viene a mediar, prometiendo que la tasa de imágenes por segundo será estable, y aunque a 30 y no a 60, conseguirán que la experiencia sea igual de digna o mejor. ¿Nos lo creemos?
Ficha técnica
Salida: 2012
Paseamos por amplios escenarios acompañados de una joven misteriosa, y de repente, todo se vuelve oscuro y retorcido, los escenarios se deconstruyen, sale a la luz la ciudad real, y toda la gente de alrededor, incluyendo la chica, se vuelven entes transparentes como con Bayonetta entrando en la zona bruja. Nos han arrastrado al Limbo, y empieza el rasgueo de guitarra para combatir a los demonios-marioneta habituales con todo lo que tenemos a nuestra disposición, que de momento son dos pistolas gemelas, un garfio extensible y una espada-guadaña que produce un estruendo de bajo con cada golpe.
Golpes por el momento limitados, golpes toscos lejos de combos dinámicos, y Ninja Theory asegura que lo segundo es por la actitud de Dante, que es ahora más un matón callejero con un estilo agresivo más que la chulería de aquel Dante que nos maravillaba surfeando sobre un demonio para coger un trozo de pizza, por no mencionar la flipada escena del ascenso a la torre en moto. Pero podremos seguir alargando la puntuación de los combos atacando a distancia con las pistolas, y por supuesto con el garfio, una solución decente para continuar con el Devil Bringer de Nero, una herramienta que daba tanto juego que no se podía dejar pasar, combeando a espada mientras atraemos enemigos a nuestro radio o les lanzamos objetos desde lejos.
Lo que no está, por el momento, es esa herramienta que daba lugar a espectaculares vídeos de metagame de Devil May Cry 4, el cambio de estilo con sólo pulsar un botón en la cruceta, entre Trickster, Gunslinger, Swordmaster y RoyalGuard. Esperemos que no se hayan olvidado de ello, o que al menos vuelva el botón de acrobacia de DMC2. Nadie echa de menos DMC2, pero a todos nos impresionaban aquellas maniobras en pleno apogeo post-Matrix.