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Sobrevivir al Holocausto, Commodore y Atari. Pequeño repaso a la vida de Jack Tramiel

Lunes 16 de Abril de 2012 por Toni Piedrabuena
Hago ordenadores para las masas, no para las clases sociales

Jack

Amigos y amigas, Jack Tramiel, fundador de Commodore y ex-presidente de Atari, nos ha dejado. Se ha marchado un icono. Afrontamos, desgraciadamente, la que es una incomoda realidad: los héroes que levantaron nuestra industria entre las décadas de los 60 y 80 son, en su mayoría, personas con una edad muy avanzada y la madre naturaleza, al final, no perdona. La vida, al fin y al cabo, es así: lo único que nos hace iguales a todos los humanos es nuestro final, nadie ha sido diferente en los miles de años que llevamos existiendo pero, ¿qué nos diferencia? Un sabio dijo una vez una frase que representa perfectamente a nuestro homenajeado: Morir es el destino común de los hombres; morir con gloria es el privilegio del hombre virtuoso, una cita de Isócrates. Nos deja un luchador, un revolucionario, un valiente... Estamos ante la historia de un ser humano digna de contar, digna de ser conocida.

Los logros de Tramiel, un hombre implacable, son conocidos por todos, pero vale la pena hacer un breve repaso para ponernos en situación. Estamos ante el fundador de Commodore, ni más ni menos; compró a Atari a mediados de los 80, su rival histórica, y se convirtió en CEO y presidente de la empresa después de que Warner se deshiciera de la marca tras los sucesos del Crash de 1983; lejos de la informática, además, fue uno de los co-fundadores del United States Holocaust Memorial Museum de Washington, siempre ha sido una persona orgullosa y atada a sus raíces judías. Los últimos años de su vida los ha pasado con la que, según ha declarado en numerosas ocasiones, es su más grande creación: su familia. Su vida se apagó el pasado domingo tras sufrir un ataque al corazón.

No es la historia habitual de otros informáticos o ingenieros, nos encontramos sumamente alejados otras biografías paralelas de brillantes estudiantes universitarios con estudios y becas pagadas: hablamos de un polaco superviviente del Holocausto que tras la II Guerra Mundial tuvo tiempo y energía para seguir trabajando con la tecnología a la que tendría acceso a mediados de los años cincuenta tras pasar un tiempo trabajando en el ejercito americano. Luego vendría la fundación de la pequeña Commodore y poner uno de los cimientos más importantes e ineludibles de nuestro ocio y la informática en general: acercar los ordenadores a casa, lejos de las clases sociales o poderes adquisitivos. ¿Cómo estaríamos hoy sin su labor? Difícil contestar. Sin más, amigos y amigas, ahí va mi humilde homenaje al señor Tramiel. Descanse en paz, maestro.

Juventud: el creador de Commodore en Auchwitz y su vida en América


Su historia se remonta a 1928 en la población polaca de Lódz en el seno de una familia judía. Su juventud la marcaría la Segunda Guerra Mundial, siendo enviado junto a sus familiares a Auchwitz, del que saldría vivo para ser enviado a trabajar en una fábrica de Hannover hasta que fueron rescatados por la 9th Air Force Division de los Estados Unidos. En una entrevista realizada en Australia en 1989, explicaba con más detalle su experiencia:

Jack

En 1944, en Auschwitz entraron conmigo 10.000, al tiempo nos llevaron a Hannover a trabajar. Cuando terminó la guerra, de esos 10.000 que eramos habían sobrevivido 60 (?) 60 individuos de 10.000 personas. Yo era uno de esos 60. Después de eso, nada de lo que me ha ocurrido en la vida puedo calificarlo de difícil.

Lamentablemente, no saldrían con vida muchos de sus familiares, sería su madre la única que salió con vida de aquel infierno:

Mi madre y yo fuimos los únicos que sobrevivimos. Estuvimos separados tres años y nos reencontramos una vez terminó la guerra. Vivió hasta el año 78.

Pagado por una asociación de judíos damnificados por el holocausto, Tramiel se marcharía a Nueva York para labrarse un futuro. Con 10 dólares en el bolsillo comenzó a trabajar para sobrevivir, pero su futuro lo llevaría a alistarse en las filas del ejercito americano, lugar en el que tendría su primer contacto con aparatos electrónicos y comenzaría a escribir su propia historia en el campo tecnológico. Su tarea principal antes de abandonar el ejercito era la reparación de máquinas electrónicas. A pesar de ello, él nunca se ha consideró un ingeniero, siempre se consideró un hombre de negocios:

No soy ingeniero, soy un hombre de negocios. Lo que sí es cierto es que sé lo que el público quiere y hago lo posible para brindar esa tecnología con la que trabajar con personas. (?) sé como dar a la gente una tecnología de forma lo suficiente numerosa como para abaratar costes y lograr que cada vez más gente pueda hacerse con esa tecnología. Con esa moral hicimos el Commodore 64 y fue un auténtico éxito.

Una vez acabó su época allí, se abrió una pequeña tienda en la que arreglaba dispositivos electrónicos, trabajo que compaginaba con su taxi. Y ahí estaba él, con su modesta Commodore Portable Typewriter Company en pleno 1954, cuando llegó una empresa checoslovaca que le ofreció la posibilidad de distribuir sus productos en Canadá. Acepta la oferta y abandona la América que le acogió casi diez años. Decidido pues, su nueva destinación es Toronto, lugar en el que comienza una nueva vida.

Jack

Toronto: nueva vida y perspectivas


Trabajando codo con codo con los checoslovacos durante unos años, acaba cambiando su perspectiva de negocio. Tras un viaje a Japón en 1962 decide cuál será el camino que seguirá Commodore durante los años venideros: la producción de calculadoras. Consiguieron una línea de máquinas de gran éxito, que duró hasta mediados de los 70, en los que abandonaría el mercado por un encarecimiento de los materiales de producción. La compañía entraría en un periodo de crisis en el que tendría que hacer una serie de operaciones arriesgadas que se vieron, finalmente, correspondidas con éxito. Una de las decisiones de la marca fue hacerse con los servicios de MOS Technology, fabricante de chips que entraría a formar parte del emporio de Tramiel. Dicha acción, con el tiempo, resultó vital para el éxito de los canadienses en el campo de los micro-ordenadores.

Convencido para abandonar la realización de calculadoras, el nuevo horizonte se vislumbra en el terreno de las computadoras personales. Así nace en 1977 el Personal Electronic Transactor, el Commodore PET. La localización de la empresa pasa a Pensilvania y allí comienzan a desarrollar su primer gran ordenador de éxito, el VIC-20 en 1981, que salió a escasos 300 dólares en territorio americano. Aunque era un precio elevado, le permitía competir en el mercado del videojuego con las muy rentables consolas de los primeros años de los 80, siendo la Atari 2600 con el gigante Warner detrás e Intellivision de Mattel sus más grades representantes en dicho momento. Gracias a la ayuda de los anuncios protagonizados por el actor canadiense William Shatner se pretendió entrar en la cabeza de padres e hijos mediante trabajo y educación para los primeros y los mejores títulos del mercado para los segundos. Básicamente, ¿para qué conformarse únicamente con una Atari o una Intellivision cuando puedes tener una máquina para toda la familia?


El siguiente anuncio también es curioso: vemos a dos de los primeros gafas guay de la prensa del videojuego. Disfrútenlo. Por cierto, lograron colocar más de 2 millones de máquinas en casas de todo el mundo, un auténtico éxito que costaría superar. ¿Quién podría superar el éxito de Commodore? La propia Commodore, claro. La clave era Commodore 64 y aquel contrato firmado con MOS años atrás.


Commodore 64, el último gran éxito antes de abandonar su creación


La compra de MOS Technology a finales de los 70 fue una de las decisiones que facilitaron en mucho la realización de la que es, probablemente, la creación más importante de la historia de la firma de Tramiel: el Commodore 64. Aunque era mucho más caro que VIC-20 (600 dólares de la época), tiempo después se ha sabido que la fabricación de cada unidad no ascendía a más de 135 dólares, por lo que fue muy sencillo ir bajando el precio y poder competir en el mercado contra otros computadores que, por cierto, eran infinitamente más caros que el C64. Lo que no contaba la competencia era con la presencia del polaco, que no tenía ningún tipo de reparo en hacer bajadas de precio escandalosas para competir contra Atari y Apple, provocando, así, una auténtica guerra de máquinas en la que Tramiel tenía mucho que ganar fuera pero que traería los primeros problemas internos dentro de su propia compañía.

Muchas de las grandes corporaciones no respetan a la gente. Ellos piensan que si General Motors dice que el color es el amarillo, todo el mundo va a comprar amarillo, y yo no creo en eso: yo produzco productos para el cliente más sofisticado del mundo. Él lee sobre ciencia, qué puede ofrecerle el mundo de los ordenadores y yo le introduzco nuevas posibilidades que él ya conocía un año atrás.

¿Qué podemos decir de Commodore 64? Estamos ante uno de los micro-ordenadores más importantes de la historia de la informática. Con más de 17 millones de unidades vendidas en todo el mundo, nos encontramos con el equipo más vendido de la historia. Por su chipería han pasado centenares de juegos y programas brillantes, entre los que podemos contar cosas tan estupendas como The Last Ninja, Great Gianna Sisters (gran historia detrás del presente software, por cierto) Head over Heels, The Way of the Exploding Fist, Hawkeye, IO, entre innumerables ejemplos más que sin duda merecen estar en las presentes líneas. Tuvo mucho éxito en Europa y se convirtió en una de los referentes del mercado en muy poco tiempo, gozando de una gran salud en países como Holanda o Alemania, o teniendo una encarnizada batalla contra Spectrum en Francia, Reino Unido o España. En Estados Unidos tuvo una vida mucho más placentera y tranquila.


Problemas en la empresa, según cuenta Shiraz Shivji, ex-ingeniero de Commodore y Atari en RetroGamer, obligaron a Tramiel a abandonar su puesto. Según parece, Irving Gould, por aquel momento máximo accionista de la corporación (Tramiel el segundo), tuvo un fuerte enfrentamiento en enero de 1984 con el primero a causa del papel de sus hijos dentro de la firma. El asunto llegó a ser tan grave que abandonaría la empresa que él mismo creó para fundar una nueva con sus hijos: Tramel Technology (Tramel, sí, para evitar problemas con la pronunciación de su apellido), pero el destino, a veces, puede reservar jugadas que nadie podría siquiera imaginar.

Leyenda de Atari en Commodore; leyenda de Commodore en Atari: el mundo al revés


Pongámonos en situación: Warner Communications está loca por quitarse de encima a Atari, que le está trayendo millonarios dolores de cabeza en plena crisis del videojuego americano de 1983. La deuda, según se dice, sobrepasaba de largo los 500 millones de dólares de la época, y el colapso de hardware y software era tan grande que era imposible salir de allí sin mancharse. Tramiel, sabiendo de los deseos de los neoyorquinos, ofrece 30 millones por la compra de Atari y acceden a la venta. Steve L. Kent, autor de The Ultimate History of Video Games baraja tres posibilidades sobre el movimiento de Tramiel haciéndose con la competencia: la primera es que deseaba tomarse una vendetta contra Commodore por su marcha sutilmente forzada; la segunda es que pretendía hacer dinero en el tramo final de su carrera; la última, y más probable, es que el padre quería poner a sus tres hijos, Sam, Leonard y Gary Tramiel en un objetivo común y darles un buen trabajo. La familia, para nuestro protagonista, era algo vital y de ineludible importancia. Según parece, tomó Atari con 1200 trabajadores, y a los pocos años la cifra quedó en 100 empleados, un tijeretazo bestial y algo que estoy obviando demasiado en el presente escrito: Tramiel era un tiburón en los negocios.

Estando en Atari y trasladándose a Sunnyvale en julio de 1984, los ingenieros, capitaneados por Shiraz Shivji, comienzan a trabajar en el proyecto Rock Bottom Price (precio de saldo), una concepción de ordenador muy de Commodore en territorio hostil. Muchos ex-Commodore comienzan a trabajar a marchas forzadas en Atari para sacarlo adelante. Al final, el Atari ST acaba siendo una realidad en 1985.

No hago diferencias entre un ordenador para casa o uno para oficina: la diferencia la marcan los que ponen precios altos para sacar más dinero a las oficinas.

Mientras tanto, un ingeniero, legendario ex-Atari, Jay Miner, cerebro tras la creación de la Atari 2600, había abandonado años atrás la corporación de Warner Communications y quería comenzar a desarrollar una nueva y potente máquina. En un affaire muy loco en el que el propio Nolan Bushnell, fundador de Atari, quiso sacar tajada de la habilidad de Miner invirtiendo un dinero (que no tenía) en su creación, el destino tenía una jugada preparada que nadie podía imaginar. Cuando Miner acaba y crea su ordenador, el Amiga, aparece un comprador que nadie imaginaría en la nueva batalla: Commodore. Los canadienses se hace con las acciones de la empresa de Jay Miner, limpian sus deudas y se hace cargo de la manufacturación en masa del computador. El competidor de Atari ST ha nacido, y la creación de Tramiel amenaza al nuevo proyecto de su creador, tanto, que al final acaba perdiendo contra el poder y la popularidad de Amiga.

Jack

El final de la historia profesional de Jack Tramiel llega a finales de los 80, cuando decide apartarse de sus funciones en Atari y dejar a su hijo, Sam Tramiel, al mando como presidente y CEO. Desgraciadamente, en 1995 Sam sufriría un ataque al corazón que le impediría continuar al mando y su padre volvería para supervisar las operaciones durante unos meses, en plena era de la Atari Jaguar, la última consola que haría en su historia. Poco después, los Tramiel venderían Atari a los fabricantes de discos duros JTS Corporation. Dicha firma caería en bancarrota a finales de los 90 vendiendo los derechos de la mítica marca a Hasbro por escasos 5 millones de dólares, pero los Tramiel estarían alejados de ese último peligro final.

Adiós, señor Tramiel


Es duro ver desaparecer un genio, pero debemos estar orgullosos de haber podido conocer a un icono de tanta magnitud e importancia para nuestro ocio. Le debemos mucho a Tramiel, de ahí reconocimientos como el que tienen ante ustedes, que sirven, básicamente, para hacer más grande una figura que se ha marchado pero que ha dejado un legado impagable del que todavía podemos aprender y sacar muchas cosas útiles e importantes. Espero haber escrito algo digno de su figura y que lo hayáis disfrutado. De nuevo, gracias señor Tramiel y hasta siempre.

Bibliografía


L. KENT, Steve. The Ultimate History of Video Games; Primera edición. Nueva York: Three Rivers Press, 2001. 608 p. ISBN: 0-7615-3643-4

Nota de Toni: Estupendo libro que repasa la historia del videojuego. Una obra imprescindible en cualquier biblioteca.

Commodore 64. Retrogamer hardware. España, 2011. Número 1, p. 62 ? 69

Amiga 500. Retrogamer hardware. España, 2011. Número 1, p. 142 ? 151

Atari ST. Retrogamer hardware. España, 2011. Número 1, p. 114 ? 119

Nota de Toni: El año pasado, Axel Springer decidió sacar dos recopilatorios de artículos traducidos de la prestigiosa publicación británica Retrogamer dedicada, claro, al universo del retro. De momento no ha salido ninguno más. El primero es un especial sobre micro-ordenadores y el segundo sobre algunos videojuegos míticos. Desgraciadamente, la autoría de los artículos no queda clara, puesto que los autores originales no salen especificados en sus respectivos escritos y tampoco sus respectivos traductores.

Webgrafía


Daniel Trediman (2007): Woz, meet Jack Tramiel. CNET. Consultado el 11 de abril de 2012.

Agencia Judía de Noticias (2012): Murió Jack Tramiel, el sobreviviente de la Shoá que revolucionó el mundo tecnológico Comité Central Israelita del Uruguay. Consultado el 11 de abril de 2012.

Ray Walters (2012): Founder of Commodore Business Machines, Jack Tramiel, dies at 83. Geek.com. Consultado el 11 de abril de 2012.

Stephen Banker (1986): A Candid Discussion. Atari Magazines.com. Consultado el 14 de abril de 2012.

Nota de Toni: impresionante entrevista extraída de una revista Start de finales en 1986. Os la recomiendo encarecidamente.

Autor desconocido (1989): You don't know Jack!. Commodore.ca. Consultado el 14 de abril de 2012.

Nota de Toni: otra entrevista que deben leer. Se hizo para la televisión australiana justo antes de la exhibición PC'89.
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