La historia nos convierte en cabrones
Miercoles 21 de Diciembre de 2011 por ?lvaro Ondina
Me encontraba yo leyendo un artículo de mi admirado Pérez-Reverte, el que corresponde a esta semana dentro del XLSemanal, cuando me dio por recordar también un divertido espectáculo, protagonizado por un maduro Nancho Novo y llamado El cavernícola. Más allá de recomendaros a vosotros, lectores y demás seres de vuestro entorno, que acudáis a disfrutar de estas fuentes de inspiración y entretenimiento, os expondré una reflexión acerca de un tema relacionado con nuestro mundillo y que tantas veces nos ha puesto cara de mala leche y frustración. Ni más ni menos, hablo de la violencia en los videojuegos, ese tema del que, por supuesto todo el mundo, incluidos los intelectuales que rigen las normas de educación, tienen a exponer como si tuvieran puta idea de lo que es un videojuego. Se que la temática que voy a exponer aquí, ha sido ya comentada hasta la saciedad, dejando nuestro querido refugio virtual a cuatro patas y apretando los dientes.
Mis queridos referentes en este artículo tienen a bien representar la naturaleza humana, describirla y dejar ver que la mierda que tantos hoy mueven de un lado a otro, desviando todo el peso de la justicia sobre un Final Fantasy VIII o un Call of Duty, es propia del ser humano. Quizá nuestro amigo el gallego realiza esta acción de una forma sutil, casi sin darse cuenta, puesto que su actuación se centra más en las diferencias entre el macho cazador y la hembra recolectora (Ahora sí creo obligatorio que vayáis a ver su espectáculo), pero la base, machos y féminas que leéis estas palabras, es que miles de años de guerras y violencia, de matanzas, torturas y demás vejaciones, no deberían achacarse a un retoño que no cumple los cuarenta.
Perdonad que haga un inciso para destacar el revuelo en la red que nuestro amigo el literato ha levantado con su afición por el gran éxito bélico que representa la obra de Activision. Casi estoy deseando agregarle en el Live o al Network y acompañarlo fusil en mano para compartir bajas con él. Es todo un disfrute sentarse frente a las páginas de Twitter y leer la sarta de frases, imitando el estilo a las ya utilizadas con Chuck Norris, con el hashtag #Perezrevertefacts. Aún podéis leer alguna de ellas o buscarlas por internet, porque no tienen desperdicio.
No disculpemos la violencia, los tiros, sangre y derroche de adrenalina al que estamos expuestos día sí, día también, pero paremos a reflexionar y tratemos, sin hacernos daño, de desarrollar nuestras capacidades mentales para ser capaces de comprender que la demanda es quien dirige el negocio. ¿Alguno de vosotros es capaz de imaginar cualquier argumento para un videojuego, película o novela que no tenga un punto de maldad, violencia o conflicto? Sería una puxarra (perdonad el término astur, sonaba mejor que mierda). Incluso cuentos como, Cenicienta, Blancanieves, tienen una sarta de cabrones sociópatas deseosos de dar muerte al ser mas inocente. No me entra en la cabeza que, tras ver la saga de Rambo, Apocalypse Now, en la que se muestran los horrores de la guerra y la exaltación del odio y la violencia, se decida mirar a un lado y apuntar con el dedo al último en llegar, que se abre paso en el mundo, si cabe, con más esfuerzo que sus hermanos mayores.
Desde mi humilde escritorio, apelo a estos magníficos ministros de educación, críticos y periodistas, sin duda altamente documentados en todos los medios y sectores, grandes conocedores del mundo del videojuego y que, sin duda, han probado y reprobado todo cuanto necesitaban para emitir juicios de clasificación y condena a un hobby que tantos disfrutan en el calor del hogar. Por favor, no desvirtúen la esencia humana, no desprecien la historia que nos convirtió en depredadores, mutiladores y fuentes de odio y rencor. Menos de medio siglo de historia no doblega el peso de siglos de educación política y bélica. Quizá alguien debería plantearse si el niño que pega una paliza a su compañero o aparece con una pistola y se lía a tiros en el colegio, ha jugado a Call of Duty o pueda tener un entorno carente de referencias que lo guíen al amor y respeto al prójimo.
Sinceramente, espero no haberos aburrido con estas líneas y sin más rollos, os invito a que toméis una cerveza o refresco y reflexionéis sobre las ideas que tan gratuitamente os introducen en el cerebro. Disfrutad de lo que se os ofrece, en base a vuestros gustos, conducción, shooters, aventuras y potenciad esa aptitud crítica tan valiosa y escasa en estos tiempos.
NO OS OLVIDÉIS DE SONREIR.
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Mis queridos referentes en este artículo tienen a bien representar la naturaleza humana, describirla y dejar ver que la mierda que tantos hoy mueven de un lado a otro, desviando todo el peso de la justicia sobre un Final Fantasy VIII o un Call of Duty, es propia del ser humano. Quizá nuestro amigo el gallego realiza esta acción de una forma sutil, casi sin darse cuenta, puesto que su actuación se centra más en las diferencias entre el macho cazador y la hembra recolectora (Ahora sí creo obligatorio que vayáis a ver su espectáculo), pero la base, machos y féminas que leéis estas palabras, es que miles de años de guerras y violencia, de matanzas, torturas y demás vejaciones, no deberían achacarse a un retoño que no cumple los cuarenta.
Perdonad que haga un inciso para destacar el revuelo en la red que nuestro amigo el literato ha levantado con su afición por el gran éxito bélico que representa la obra de Activision. Casi estoy deseando agregarle en el Live o al Network y acompañarlo fusil en mano para compartir bajas con él. Es todo un disfrute sentarse frente a las páginas de Twitter y leer la sarta de frases, imitando el estilo a las ya utilizadas con Chuck Norris, con el hashtag #Perezrevertefacts. Aún podéis leer alguna de ellas o buscarlas por internet, porque no tienen desperdicio.
No disculpemos la violencia, los tiros, sangre y derroche de adrenalina al que estamos expuestos día sí, día también, pero paremos a reflexionar y tratemos, sin hacernos daño, de desarrollar nuestras capacidades mentales para ser capaces de comprender que la demanda es quien dirige el negocio. ¿Alguno de vosotros es capaz de imaginar cualquier argumento para un videojuego, película o novela que no tenga un punto de maldad, violencia o conflicto? Sería una puxarra (perdonad el término astur, sonaba mejor que mierda). Incluso cuentos como, Cenicienta, Blancanieves, tienen una sarta de cabrones sociópatas deseosos de dar muerte al ser mas inocente. No me entra en la cabeza que, tras ver la saga de Rambo, Apocalypse Now, en la que se muestran los horrores de la guerra y la exaltación del odio y la violencia, se decida mirar a un lado y apuntar con el dedo al último en llegar, que se abre paso en el mundo, si cabe, con más esfuerzo que sus hermanos mayores.
Desde mi humilde escritorio, apelo a estos magníficos ministros de educación, críticos y periodistas, sin duda altamente documentados en todos los medios y sectores, grandes conocedores del mundo del videojuego y que, sin duda, han probado y reprobado todo cuanto necesitaban para emitir juicios de clasificación y condena a un hobby que tantos disfrutan en el calor del hogar. Por favor, no desvirtúen la esencia humana, no desprecien la historia que nos convirtió en depredadores, mutiladores y fuentes de odio y rencor. Menos de medio siglo de historia no doblega el peso de siglos de educación política y bélica. Quizá alguien debería plantearse si el niño que pega una paliza a su compañero o aparece con una pistola y se lía a tiros en el colegio, ha jugado a Call of Duty o pueda tener un entorno carente de referencias que lo guíen al amor y respeto al prójimo.
Sinceramente, espero no haberos aburrido con estas líneas y sin más rollos, os invito a que toméis una cerveza o refresco y reflexionéis sobre las ideas que tan gratuitamente os introducen en el cerebro. Disfrutad de lo que se os ofrece, en base a vuestros gustos, conducción, shooters, aventuras y potenciad esa aptitud crítica tan valiosa y escasa en estos tiempos.
NO OS OLVIDÉIS DE SONREIR.
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