Super Mario es hardcore
Lunes 24 de Octubre de 2011 por Víctor Junquera
En los últimos años se ha venido creando la tendencia de utilizar mal las palabras que definen a los jugadores, y aplicarlas, también mal, según las consolas a las que dedique su tiempo. Ahora mismo, parece unánime que un jugador de Wii, o DS y PSP, ha de ser casual, y se denomina a shooters, juegos deportivos o aventuras con contenido adulto como juegos hardcore, y en muchas ocasiones, todo viene también muy dictaminado por la estética. ¿Está esto bien? Muchos ya sabéis la respuesta, pero tal vez estos hardcore de los que hablamos no lo vean a través del mismo prisma.
A día de hoy, un hardcore ha de ser considerado aquel a quien realmente le va la vida en los videojuegos, un apasionado que se pierde, no con los lanzamientos más comerciales (lo que no les exime de su calidad, ojo), sino el que ve más allá de una puesta en escena realista, que se da cuenta de que, por mucho espectáculo visual que tengamos delante, el shooter de moda siempre caerá en la misma mecánica repetitiva y que se toma esos juegos como poco más que películas.
En este aspecto, Nintenderos y Segueros se llevan la palma de lo hardcore. Seguir sagas desde hace más de veinte años, unas con más suerte que otras, es mucho más difícil, mucho más hardcore que estar aficionado a la entrega de fútbol anual, al shooter anual, a la aventurilla anual, a juegos extremadamente populares, pero conformistas. Quien sigue a Mario, quien sigue a Sonic, siempre quiere más, y mientras que unos han tenido suerte con los años, los otros no tanto, pero ambos han sido caminos mucho más arduos que los de los que hoy en día se autodenominan hardcore.
Sonic Generations, por ejemplo, es el fruto del esfuerzo de SEGA por los usuarios, porque año tras año han intentado renovar la saga, sacarla adelante buscando nuevo público, y sin querer, se habían olvidado de aquellos que apoyarán siempre a Sonic, los auténticos hardcore segueros que ahora ven recompensado su fanatismo. Pero más que de Sonic, tenemos que hablar de su gran rival, de alguien menospreciado por estos hardcore incluso cuando desde hace más de un cuarto de siglo lleva ofreciendo juegos que no bajan de un altísimo nivel de calidad, y que incluso entrega tras entrega consigue poner el listón aún más alto.
Aunque su estética siga siendo ochentera y tirando hacia lo infantil, Mario es más conocido y ha sido más jugado a lo largo de los años que cualquier shooter que tanto llenan las listas de reservas. Entonces, lanzamos la pregunta a los lectores... ¿Qué es más hardcore?
Un Mariólogo es el auténtico hardcore. Ya no hablamos de entrar en todos los spin-offs de Karts, Party, Strikers, Tennis, Golf,... Sino que el auténtico jugador es el que conoce al milímetro más de una quincena de juegos plagados de secretos, desde bloques ocultos que escondían vidas extra en el primer Super Mario Bros. hasta conseguir las 242 estrellas de Super Mario Galaxy 2, pasando por caminos ocultos de Super Mario Land 2, los 96 mundos de Super Mario World, el infierno de la dificultad de The Lost Levels, ver a Yoshi en Super Mario 64...
Todo el detallismo de una saga, sin que en ningún momento haya bajado el listón de calidad, tratando mientras de contentar a los usuarios clásicos como de acaparar nuevas audiencias con los New Super Mario, es algo que el hardcore de verdad puede apreciar, pero que el hardcore de hoy en día no llegaría a entender, sólo porque Mario le parecería un icono infantil, cuando incluso ha trascendido más allá de eso y la cultura pop lo acoge con mucho más sentido que a cualquier juego de tiros.
Ningún juego ha sido más objeto de speedruns, de guiños y parodias o de referencias que el icono del videojuego por excelencia. Lo queramos o no, Mario está en las vidas de cada uno de nosotros, usuarios de la plataforma que sea, jugadores de videojuegos habituales o no, todo el mundo tararea la melodía del 1-1, y en un ejercicio de agradecimiento mutuo, Nintendo seguirá dando vida a este personaje, y nosotros, jugándolo, porque por mucho que hayan pasado 26 años, Super Mario 3D Land seguirá siendo un placer, y no miento si digo que espero al 18 de Noviembre más por este nuevo Mario que por el nuevo Zelda, porque aunque uno sea una leyenda, un nuevo Mario garantiza ser un juego para toda la vida.
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A día de hoy, un hardcore ha de ser considerado aquel a quien realmente le va la vida en los videojuegos, un apasionado que se pierde, no con los lanzamientos más comerciales (lo que no les exime de su calidad, ojo), sino el que ve más allá de una puesta en escena realista, que se da cuenta de que, por mucho espectáculo visual que tengamos delante, el shooter de moda siempre caerá en la misma mecánica repetitiva y que se toma esos juegos como poco más que películas.
En este aspecto, Nintenderos y Segueros se llevan la palma de lo hardcore. Seguir sagas desde hace más de veinte años, unas con más suerte que otras, es mucho más difícil, mucho más hardcore que estar aficionado a la entrega de fútbol anual, al shooter anual, a la aventurilla anual, a juegos extremadamente populares, pero conformistas. Quien sigue a Mario, quien sigue a Sonic, siempre quiere más, y mientras que unos han tenido suerte con los años, los otros no tanto, pero ambos han sido caminos mucho más arduos que los de los que hoy en día se autodenominan hardcore.
Sonic Generations, por ejemplo, es el fruto del esfuerzo de SEGA por los usuarios, porque año tras año han intentado renovar la saga, sacarla adelante buscando nuevo público, y sin querer, se habían olvidado de aquellos que apoyarán siempre a Sonic, los auténticos hardcore segueros que ahora ven recompensado su fanatismo. Pero más que de Sonic, tenemos que hablar de su gran rival, de alguien menospreciado por estos hardcore incluso cuando desde hace más de un cuarto de siglo lleva ofreciendo juegos que no bajan de un altísimo nivel de calidad, y que incluso entrega tras entrega consigue poner el listón aún más alto.
Aunque su estética siga siendo ochentera y tirando hacia lo infantil, Mario es más conocido y ha sido más jugado a lo largo de los años que cualquier shooter que tanto llenan las listas de reservas. Entonces, lanzamos la pregunta a los lectores... ¿Qué es más hardcore?
Un Mariólogo es el auténtico hardcore. Ya no hablamos de entrar en todos los spin-offs de Karts, Party, Strikers, Tennis, Golf,... Sino que el auténtico jugador es el que conoce al milímetro más de una quincena de juegos plagados de secretos, desde bloques ocultos que escondían vidas extra en el primer Super Mario Bros. hasta conseguir las 242 estrellas de Super Mario Galaxy 2, pasando por caminos ocultos de Super Mario Land 2, los 96 mundos de Super Mario World, el infierno de la dificultad de The Lost Levels, ver a Yoshi en Super Mario 64...
Todo el detallismo de una saga, sin que en ningún momento haya bajado el listón de calidad, tratando mientras de contentar a los usuarios clásicos como de acaparar nuevas audiencias con los New Super Mario, es algo que el hardcore de verdad puede apreciar, pero que el hardcore de hoy en día no llegaría a entender, sólo porque Mario le parecería un icono infantil, cuando incluso ha trascendido más allá de eso y la cultura pop lo acoge con mucho más sentido que a cualquier juego de tiros.
Ningún juego ha sido más objeto de speedruns, de guiños y parodias o de referencias que el icono del videojuego por excelencia. Lo queramos o no, Mario está en las vidas de cada uno de nosotros, usuarios de la plataforma que sea, jugadores de videojuegos habituales o no, todo el mundo tararea la melodía del 1-1, y en un ejercicio de agradecimiento mutuo, Nintendo seguirá dando vida a este personaje, y nosotros, jugándolo, porque por mucho que hayan pasado 26 años, Super Mario 3D Land seguirá siendo un placer, y no miento si digo que espero al 18 de Noviembre más por este nuevo Mario que por el nuevo Zelda, porque aunque uno sea una leyenda, un nuevo Mario garantiza ser un juego para toda la vida.
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