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Gamestop contra la nube

Domingo 28 de Agosto de 2011 por Toni Piedrabuena
El movimiento ha quedado claro: Gamestop no quiere que un jugador pruebe OnLive gracias a un juego comprado en sus tiendas. La pregunta, amigos de Mundo Gamers, se aumentaría con un sencillo ¿por qué? y esa pregunta nos llevaría a un montón de preguntas a contestar de forma incierta... El meollo de la cuestión es el siguiente: ¿Dónde vamos?.

La mera idea de que un jugador pueda acceder a un jugar desde su casa sin tener que recurrir a la tienda asusta a la empresa americana. Por encima de dicha circunstancia, que se dé, encima, sin tan siquiera hacerse con una consola debe asustarles todavía más. La venta de la máquina no deja ningún tipo de beneficio importante en las tiendas, es vox populi, pero la venta de accesorios y juegos se convierte en el leit motiv de cualquier comercio dedicado a nuestro hobby... Y eso sin contar con la absoluta desaparición de la segunda mano que supondría. En definitiva: una auténtica pesadilla para las tiendas.


No obstante, Gamestop no es una empresa nueva en el negocio, y saben mejor que nadie que lo que tenga que ocurrir en la industria ocurrirá. Es inevitable: no tienen la potestad de hacer cambiar el rumbo hacia la inevitable muerte del soporte físico (sea cuando sea). De ahí que Gamestop ya ha puesto a funcionar sus engranajes y hayan creado Impulse Gamestop, su propia plataforma de descarga de juegos para PC y compatibles. Entonces, ¿qué preocupaba más a Gamestop? ¿qué los jugadores conozcan OnLive y dejen de comprar en tiendas o que dejen de comprar lo que sea a la marca Gamestop? Otra pregunta sería descubrir dónde quedan los miles de trabajadores de Gamestop, pero ya tendremos tiempo de discutirlo en futuras ocasiones. La posición de Gamestop comienza a ser la de un derrotado: la amenaza les obliga a abrir los productos que van a vender a sus clientes para retirar el código de OnLive. Debemos comenzar a pensar que la amenaza ya es una realidad y está más cerca de lo que pensábamos. Al final, lo obvio y fácil era devolver las copias de Deus EX Human Revolution a Square-Enix, justo lo que han hecho.

En todo caso, las desarrolladoras, con un silencio mal disimulado, atesoran cada movimiento y participan en la encrucijada por el fin del producto físico con acciones como la de incluir el código del mismo juego para OnLive. La desaparición de los juegos que conocemos hoy es sinónimo de un auténtico ahorro para ellas y de un aumento de los beneficios que puede llegar a ser descomunal. Descomunal sería que los juegos siguiesen costando 70? en formato descargable sin tener que preocuparse de la manufactura básica del producto: fabricación de la caja, impresión de instrucciones, grabar discos, almacenarlos en caros almacenes y distribuirlos por todo el mundo... ¿Os imagináis cuánto dinero ganarían sin cambiar el precio?


De momento podéis comenzar a preocuparos, ya que Activision ha tanteado el terreno poniendo Modern Warfare 2 en Games on Demand del Xbox Live a 70?. No necesitan un rechazo total por parte de los jugadores: necesitan que los compren un 30% o 40% de los que engrosamos la lista de ventas para que poco a poco caigamos todos por inercia. Tenedlo claro: no les hace falta un 70% o 80% de ventas para que les salga igual o más rentable que hace uno o dos años. Conclusión: es el momento de decir no a esos precios y luchar por un cambio al digital inteligente. No puede ser que nos vendan discos en mp3 o libros en pdf a 17?, prácticamente lo mismo que podría costarnos un disco o libro en formato físico. Creo que todos estamos a favor de la futura y cada vez más próxima digitalización, pero luchemos por un precio lógico y razonable en el que todos salgamos ganando: eso hará que consumamos más.

Mientras tanto, OnLive sigue pareciendo ciencia ficción para los jugadores de la calle. He enseñado sus virtudes a muchos amigos y todos se han quedado sorprendidos de su viabilidad e indiscutible utilidad. Evidentemente, aún queda un tiempo para poder disfrutar al 100% de OnLive en nuestro país, pero es prometedor y hasta cierto punto, asusta. ¿Es el futuro? No lo sé, pero estoy seguro de que está cerca de serlo.
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