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Eran otros tiempos

Lunes 25 de Abril de 2011 por Enrique Luque de Gregorio
Tengo un amigo que es crítico de cine. Habitualmente hablo con él y me doy cuenta de cómo es: retrógrado, nostálgico e intransigente a más no poder. En su profesión está bien visto. Y para él una película no puede ser buena si no aparecen dos tipos con aspecto de mafiosos llevando a cabo charlas interminables que no conducen a ninguna parte. Y en blanco y negro, a poder ser.

No es el único; también en el mundo de la música -en el profesional, ojo-, no faltan quienes aseguran que nada posterior a Led Zeppelin merece la pena, que los setenta marcaron un cenit creativo (el cenit creativo). Todo es ahora basura comercial. Incluso los más ?abiertos? admiten que desde Guns and Roses no ha existido una banda de verdad. Que eran otros tiempos. Y puede que tengan razón, quién sabe. Pero algo es indudable: cuando nos dejamos llevar por el pasado y opinamos guiándonos por la caprichosa nostalgia, no siempre tenemos razón, por muy buenos que fueran los Zeppelin y muy malas que resulten casi todas las bandas de ahora.

¿A qué viene todo esto? Tiene una explicación. Hace unos días desempolvé mis viejas consolas de ocho y dieciséis bits y pasé un par de días exiliado de la humanidad dejándome los pulgares y las neuronas en mandos viejos. Después de repasar eufórico juegos clásicos y no tan clásicos, llegue a varias conclusiones. Algunas de ellas bastante peligrosas, si se me permite. Rápidamente me vino a la cabeza una deducción: los juegos de antes eran mejores que los de ahora. Tenían ese no sé qué. Llámalo carisma, llámalo frescura, llámalo inmediatez. No sólo eran mejores, sino más divertidos, más difíciles, más adictivos, más vistosos? ¿Más vistosos? Ahí me di cuenta. Los juegos de antes no eran más vistosos que los de ahora, por supuesto. Ni nada de lo que estaba diciendo tenía sentido. Pero el caso es que, echando un vistazo por Internet -y no sólo por páginas ?retro?-, no soy el único que piensa así; que ve el pasado de los videojuegos como algo maravilloso (lo cuál era) y muy superior a lo actual (lo cual ya no es tan fácil de admitir).

No pasa nada si un usuario cualquiera o un jugador lo dice o, lo que es peor, lo piensa de verdad. Está en su derecho. Pero no ocurre lo mismo si un profesional, como es mi caso, se deja llevar por el romanticismo. ¿O sí? ¿Acaso no es ese romanticismo lo que nos mueve, en este sector o en cualquier otro? Sinceramente, no me gustaría convertirme en uno de esos tipos que, como decía al principio del artículo, han dado la espalda al mundo moderno y se resguardan en la seguridad de su nostalgia. Pero no es la primera vez que sufro una crisis de este tipo. ¿Llegará el día en que empiece a ver los juegos en blanco y negro? Ese día dejaré de dedicarme a esto, por supuesto, pero nunca se sabe.

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?

Sencillamente, eran otros tiempos?


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