Resulta curioso cuando un estudio decide innovar, modificar su estilo para reconducirlo a un entorno distinto en el que destacar. Eso es lo que pretende
Péndulo Studios, cambiando ese humor pícaro que tanto nos gusta por un ambiente más maduro y una
temática más profunda. Pasamos de la típica historia de aventuras, en dibujos animados, a un argumento algo más original en el género.
Con una decoración donde reina la oscuridad y los detalles nos acercan un poco más a la realidad que las de antaño, la compañía trata de que no nos relajemos frente a la pantalla, intenta que nos impliquemos y adentremos en esa penumbra y misterio, como si en cualquier momento pudiera pasar algo. Sabemos de sobra que esto no será así. Las aventuras gráficas son lineales y necesitan que resolvamos alguna situación para provocar un cambio en los acontecimientos. Y en eso,
New York Crimes, no falla. Nos va presentando la historia a paso de puzle. Nos sitúa en un escenario, pongamos una estación de metro y nos plantea un conflicto, por ejemplo, abrir una puerta. Hasta que no logremos el objetivo, la acción continúa parada. Aquí es donde quizá nos quede algo colgado el transcurso de la aventura. En los puzles, a menudo encontramos pequeños acertijos, como recoger objetos fuera de nuestro alcance, que nos llevarán, sin nosotros saberlo a la resolución final de la secuencia. No es que nos plantee un problema, en cuanto a jugabilidad, pero en cierta ocasión podemos vernos empujados más por un síndrome de Diógenes que por saber el por qué de lo que hacemos.
El argumento, envuelto en misticismo e investigación,
en ciertas ocasiones choca con flashbacks fuera de lugar, al más puro estilo
Batman Begins, y con las apariciones espontáneas del humor característico de la compañía. En el caso de las escenas de humor, no se puede echar en cara nada puesto que, no solo realzan el entretenimiento haciéndonos esbozar una sonrisa, sino que podríamos catalogarlo de algo genético entre
Péndulo y sus obras. Por otro lado, algún flashback de los que aparecen, como los que presentan un pasado del
joven Yesterday, se ven algo forzados, más orientados a colar puzles que por necesidades del guión.
Lo que
muchos agradecerán, de eso no cabe duda, es de que se mantenga la mecánica de point and click que, siendo clásica a más no poder, siempre funciona y nos permite organizarnos con el inventario y el entorno. El sistema es perfecto para combinar objetos o emplearlos en la resolución de puzles. La interacción con los elementos del entorno nos permite siempre dos acciones que, aunque no siempre son necesarias, en muchas ocasiones aportarán luz a nuestro camino. Una de ellas es la de coger o manipular y la otra la de examinar. Otro punto donde, de vez en cuando, podremos recibir algún que otro chiste, observando o tratando de mover alguna que otra cosa. Si hay por ahí
alguno que otro interesado en la historia más que en resolver los rompecabezas o, simplemente, no tiene la cabeza para esos menesteres, no debe preocuparse ya que últimamente en los títulos del género
se ofrece un sistema de ayuda para sacarnos de estos apuros.
Pero entonces,
¿qué representa en sí New York Crimes? En realidad, esta nueva creación de
Péndulo Studios, debería ser considerado como
el paso de la compañía hacia un nuevo horizonte y no como el último peldaño de la escalera. Nos ofrece un cambio abismal comparado con a lo que nos tiene acostumbrados, pero no podemos quitarnos esa sensación de que algo le falta. La segunda mitad del juego parece cansada y deseando terminar, como si todo el pescado estuviera vendido y solo nos quedase dar las últimas pinceladas al cuadro. Se nota la larga experiencia de los creadores en el empleo de una buena estrategia argumental. En ese momento que citamos, en que parece que no nos queda más que ir resolviendo puzles sin más motivación que el reto de superarlos, se desvelan los entresijos de la historia, donde se mezclan el realismo y el misticismo.
En conclusión: New York Crimes nos aleja un poco de aquellas aventuras en que no podías tomarte nada en serio y muestra su cara más sombría. Nos deja la
sensación más de experimento que de obra final y meditada, donde la inclusión de algunas secuencias no encajan con el hilo argumental y la idea de relleno puede hacerse presente. La dificultad de los puzles es pasable ya que, hay momentos en los que no se halla en el cómo resolverlos, sino en el por qué. Aún así, el enfoque hacia un argumento del estilo y un diseño acertado (aunque no estaría de más un dibujo algo menos caricaturizado) nos sorprende y hace confiar en el nuevo rumbo que la compañía está tomando. Para terminar, señalar que la
existencia de varios finales (uno algo puñetero de lograr), pone a la desarrolladora en un rumbo admirable, la elección de caminos.
Parece que
Péndulo Studios está escribiendo su propia aventura, con su propio sistema de elección de caminos. Ahora nos muestran su camino sombrío,
a medio camino entre el joven y el adulto. Pero está claro que ha movido ficha para presentarnos una nueva definición de sí mismo y, salvo algunos altibajos y baches en el tránsito,
promete y cumple con el entretenimiento.
NOTA FINAL: 7
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