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Analisis Need for Speed The Run DS

Martes 15 de Noviembre de 2011 por Diego Emegé
Ya conocéis Need for Speed: coches espectaculares, recorridos sobrecogedores, dificultad desafiante, una banda sonora de lujo y, cuando el guión lo ha requerido ?o, más bien, cuando el juego ha requerido guión?, un acelerón hormonal provocado por alguna moza del momento. Siempre ha tenido un estilo propio y siempre se ha desviado del rebufo de los simuladores de coches más técnicos. Es de alma arcade y tiene debilidad por el cine.

Cine y videojuegos, otra vez cara a cara. Black Box ha planteado The Run como una experiencia digna del Hollywood más comercial, con tiroteos, explosiones, acción frenética, protagonistas tan complejos como una fregona, alguna mujer que anime al público masculino y diálogos escasos en cantidad y profundidad. Y parece que lo han conseguido.

La historia se centra en Jack Rourke; un hombre que, ante la imposibilidad de afrontar una deuda con la gente menos indicada, se ve en la necesidad de participar en una carrera de costa a costa de los EEUU para llevarse un gran premio. Una vieja amiga, interpretada por la despampanante Christina Hendricks, será la encargada de meterle en la carrera y guiarle durante todo el camino.

El juego no se desvía del mismo trayecto en ningún momento. A pesar de que los juegos de conducción se basan en ir del punto A al B, hemos visto, en esta misma saga, que hay muchas maneras de hacerlo, y este juego resulta lineal en ese aspecto. Corremos contra 150 contrincantes, a los que vamos encontrándonos por el camino. El trayecto se divide en tramos, cada tramo puede albergar una carrera clásica, una carrera en la que deberemos dejar atrás a cada contrincante por separado o un contrarreloj. El problema es que, a diferencia de otros NFS, en The Run no tenemos elección sobre el tipo de desafío que toca en cada tramo.

Por otro lado, la selección de coches está más restringida: sólo podemos cambiar de coche al pasar por las gasolineras. La pega es que las gasolineras se encuentran en solo 1 de cada tres niveles, aproximadamente.

La jugabilidad es una gozada. Empezamos el juego como absolutos noobs, sin saber coger las curvas, estampándonos contra todo, saliéndonos de la carretera, poco a poco, fuimos mejorando el control del coche y entendiendo cómo se maneja esta edición con la velocidad. El resultado es una sensación de inmersión total en las carreras. Pronto nos vimos gritándole de todo a los contrincantes cuando nos cerraban el paso y nos sacaban de la carretera. Los trazados son atrevidos y muy variados, dada la variedad geográfica de Norteamérica, y asegurará que no os canséis de correr muy pronto. Por si tenéis tan mala suerte como nosotros al principio, contaréis con unos resets limitados para reubicaros en el último punto de guardado.

Los quick-time events están ahí, por supuesto. ¿Cómo pueden faltar en un juego con aspiraciones cinematográficas, no? Hay momentos en que nos quedamos sin coche y, como nos pasamos todo el juego perseguidos tanto por la policía como por el Cobrador del frac, hay que buscar otras cuatro ruedas a toda prisa sobre nuestras dos patas. Con esto tendremos escenas cinemáticas corriendo, saltando vallas, pateando perros, escapando de un coche antes de ser arrollado por un tren? todo a golpe de botón y gatillo. Estamos más que hartos de sortear estas situaciones, con lo que la emoción que intentan transmitir se queda coja.
9

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