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Analisis Painkiller: Resurrection PC

Lunes 07 de Diciembre de 2009 por Enrique Luque de Gregorio
Corría el año 2004 cuando llegó a nuestras manos un shooter llamado Painkiller. Su principal carta de presentación era un frenético ritmo que, entre tiros, armas exageradamente poderosas y gigantescos enemigos infernales, homenajeaba con clara evidencia a los grandes padres del género, como Doom o Quake. El título recibió merecidamente buenas críticas en todo el mundo.

Ahora, después de alguna que otra discreta expansión, se pone a la venta Painkiller Resurrection, una presunta puesta al día que pretender recuperar el espíritu y el éxito del original. Por desgracia, sus desarrolladores, Homegrown Games, no parecen haber tenido en cuenta un factor importante dentro del mundo de los videojuegos: el paso del tiempo. Lo que funcionaba hace sólo unos años, puede estar obsoleto ahora. Esta máxima es especialmente aplicable a un género en constante mejora como el de los shooters.

Como os adelantábamos hace unas semanas en el avance de este título, el protagonista de la aventura es un agente llamado Bill Sherman. Tras volar por error (en su lucha contra un narcotraficante) un autobús lleno de civiles inocentes, Sherman intenta redimir su atentado, y ya de paso salvar su alma, liándose a tiros con toda criatura demoníaca que pulula amenazadoramente por el Purgatorio, lugar donde se desarrolla el juego.

Aunque Painkiller: Resurrection haya sido promocionado como si se tratara de uno de los pesos pesados para PC de estas navidades, lo cierto es que pronto uno se puede dar cuenta de que no es así. En realidad se trata de un shooter que recuerda peligrosamente al original de 2004, con una propuesta de juego algo inocente después de haber disfrutado de otros grandes del género durante los últimos años. La fórmula es fiel a la de los clásicos: ir de un punto a otro de un amplio mapa eliminando a numerosos enemigos. El primer problema del juego se da en la reducida inteligencia artificial de estos, digna del primer Doom. La inocente y descerebrada forma en la que atacan pone de manifiesto el poco esfuerzo realizado en este sentido.

Por decir algo a favor de Homegrown Games, podemos destacar que, en efecto, el diseño artístico y la variedad de los monstruos que abarrotan los niveles del juego son muy destacables. Lo mismo que el abanico de contundentes armas que se pueden utilizar; algunas nuevas y otras viejas conocidas para quienes jugaran al primer Painkiller.

A nivel gráfico, el lanzamiento cuenta con un acabado mediocre que, incluso, desmerece en ocasiones lo visto en el original de 2004. Y es una lástima, porque tanto el diseño de los niveles como su ambientación lúgubre y sombría resultan realmente atractivos. Por desgracia, ya decimos, todo se echa por la borda por unas texturas prehistóricas y todo tipo de bugs técnicos que afean la experiencia y hacen desaparecer cualquier atisbo de realismo.

La banda sonora esta compuesta por temas cañeros plagados de riffs que, aunque son algo genéricos, acompañan al juego a la perfección, incrementado acertadamente los momentos de más acción, como los enfrentamientos contra los imponentes jefes finales. Las introducciones argumentales, expuestas en forma de viñetas, están en castellano.

Viéndolo de una forma global, lo cierto es que esperábamos mucho más de este Painkiller Resurrection. La atractiva idea original de la saga, acción en primera persona y unos escenarios y enemigos de pesadilla, se ve diezmada por un deficiente apartado técnico y una discreta jugabilidad, demasiado deudora de fórmulas obsoletas ya. Sólo para fanáticos a ultranza de la primera parte.

NOTA FINAL: 4.5
4.5

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