Crónica de la conferencia de Sony PS3

Somos muy pesados. Mucho. Los periodistas, quiero decir. Sony y Microsoft se han pasado meses repitiendo que no iban a traer consolas nuevas al E3 y nos creemos con derecho a tirar por los suelos sus conferencias sólo por el hecho de haber sido coherentes consigo mismos. El caso de Sony es digno de estudio. Vale que no ha hecho una conferencia de esas que se vayan a recordar por los siglos de los siglos, pero hemos visto cosas muy buenas.

 

Si exceptuamos ese tramo insulso con el tema de los libros y la realidad aumentada (que sí, que la idea es interesante pero el E3 no es el lugar para vender ese producto, y creo que la gran mayoría estamos de acuerdo), hemos tenido cositas, que diría Pedja Mijatovic, muy interesantes. Cosas como el nuevo God of War. Que sí, que no inventa nada, pero es la plasmación de un modelo de juego que funciona y que no remite al sota, caballo y rey (y que me perdonen los fans del género) de los shooters. 

 

Por no hablar de las dos grandes bombas de la conferencia. Que Beyond es un título esperado es una obviedad, sólo por tener el sello de Quantic Dream. Pero ya no sólo por lo que propone, que puede salir mejor o peor, sino por los niveles de realismo a los que es capaz de llegar. Con razón decía David Cage aquello de que no le interesaba una nueva generación de consolas.

 

Y por último, The Last of Us. Viene de Naughty Dog y es obvio que hay referencias muy claras a Uncharted, pero aún así es un producto que tiene una personalidad propia y que va a por todas a hacerse con el trono al mejor juego del momento. Crudo y espectacular a partes iguales, promete ser uno de los grandes juegos de esta generación a la que queremos matar antes de tiempo pero que se resiste a dar su brazo a torcer. Nos quedan, como mínimo, un par de años más. Disfrutémoslos.

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