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Youtubers publicistas, youtubers periodistas

Hora de definir lo que significa ser "youtuber"
Por Dayo

Quizá haya llegado el momento de definir al youtuber, de tomárselo en serio. El pasado lunes Jim Sterling sacó a la luz las condiciones que ponía Warner Brothers en una serie de vídeos promocionales de La Tierra Media: Sombras de Mordor, entre las cuales se exigía al youtuber hablar bien del juego, invitar a que la gente lo compre y redirigirlos a la página oficial. He hecho una búsqueda rápida y los tres primeros vídeos que he abierto al azar eran de canales con cientos de miles o incluso millones de subscriptores. Para saber que están patrocinados hay que bajar al fondo de la descripción, no sin antes pasar por los enlaces a la página oficial y las obligatorias remisiones a las redes sociales del autor.

 

Acepto al youtuber como publicista, pero esto es pasarse de la raya. Hay una diferencia entre jugar a un título y divertirse con él (algo con lo que no tengo ningún problema) y hacer lo propio mientras se sigue un guión que incita a la gente a comprarlo y sólo permite hablar bien del juego. Eso es cortar las alas al comentario y transforma la imagen del propio youtuber, que pasa de ser una persona a parte del sistema del que, se supone, era independiente. La industria está intentando consumirlos, convertirlos en carteles brillantes para la promoción y venta de productos, llenándolos de pegatinas como si fuesen un coche de Fórmula 1. En un viaje al que acudí con un youtuber, él fue invitado a una presentación exclusiva a la que yo y mis compañeros no teníamos acceso. También nos habló sobre cómo una marca de ropa le pagaba todas sus prendas para que las llevase e hiciera publicidad. He oído historias sobre cómo los youtubers han recibido regalos que dejarían al infame Nexus de Watch Dogs a la altura del betún. Ellos reciben copias oficiales o ediciones coleccionista mientras que nosotros nos tenemos que conformar las más de las veces con una triste caja de CD pirata.

 

 

Me estoy quejando, lo admito, y estoy mirando donde no debería. Soy periodista de videojuegos, por desgracia, y eso significa que no debería aceptar ni buscar que me hagan regalos. Esa caja es todo lo que debería querer ya que es lo único que necesito para hacer mi trabajo, esto es, analizar videojuegos. Si recibiese ediciones especiales, figuras y demás podría comprometer mi visión o mi relación con la industria. No es algo subjetivo: forma parte del código del periodista. No puedo aceptar pagos, favores ni regalos porque eso supondría un conflicto de interés. Aún así hay youtubers que ofrecen un contenido más periodístico, editorial y de opinión sin, por ello, dejar de recibir regalos y tener preferencias. Ese tipo de youtuber se rige por unos códigos: su palabra tiene valor. Eso significa que tiene que haber límites porque, desgraciadamente, no puedes serlo todo ni tenerlo todo en esta vida.

 

Toca pararse a pensar qué significa ser youtuber, más allá de una posible forma de ganarse la vida y ser famoso. Yo mismo estoy generalizando con mis textos y suelo referirme a aquellos que basan su contenido en los gameplays. Pero hay gente que, a través de sus gameplays, analiza o critica un juego. Vendría bien definir unas normas, especificar los distintos tipos de youtuber que se puede ser. Igual que un periodista y un publicista utilizan los mismos medios para transmitir mensajes distintos, hay youtubers periodistas y publicistas, pero o bien la gente no parece darse cuenta de esto o no quiere hacerlo ¿Y por qué iban a querer? La vida es fácil si puedes jugar en ambos bandos, golpeando con una mano y cobrando con la otra. Además vivir de YouTube es difícil y necesitas a mucha gente siguiendo tu canal o a un público fiel contribuyendo a tu Patreon para pagar el alquiler; la publicidad es una salida perfectamente viable. Se puede ganar muchísimo haciendo promoción y es algo que se disfruta.

 

Pero hay que establecer límites. La industria no se va a quedar quieta y habrá campañas similares en el futuro porque ellos saben perfectamente lo que quieren conseguir de los youtubers: gente obediente que les promocione. Los youtubers tienen que darse cuenta de este movimiento y marcar su terreno, decir por qué están aquí y tomarse su posición como un trabajo y no un hobby. A mí me siguen más de 21.000 personas, lo cual se dice pronto, pero con toda esa gente casi podría llenar el festival Dcode. En base a mi público soy un youtuber de tercera categoría, y eso siendo generoso, pero hay muchos más con públicos inmensamente mayores y un criterio peligrosamente bajo. Eso exige ser consciente, pensar por qué estás aquí y obrar en consecuencia. Si sólo quiere jugar, de acuerdo, pero si vas a ir más allá y realizar comentarios y análisis no puedes salir diciendo que “no soy un periodista” cuando te conviertas en un objeto publicitario. Eres un generador de opinión: actúa como uno. Asume tu responsabilidad. No puedes ser un producto y un pensador al mismo tiempo.


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