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Wasteland 2 es feo, y eso es genial

Cuando lo antiguo sirve para dar personalidad
Por Adrián Suárez Mouriño

Tener unos gráficos potentes es siempre algo positivo para un videojuego, sobretodo si lo que se pretende es mostrar realidad, una escena en la que nos sintamos inmersos desde el segundo cero de juego, pero nunca hay que olvidar los estilos gráficos que ya no están entre nosotros en producciones AAA.

 

Ya hemos hablado por aquí de lo importante que es recuperar los estilos pixelados para forjar juegos como FEZ o Hot Line Miami, porque tanto el pixel en su condición plana o por su indefinición son un vehículo perfecto para que los gráficos aporten algo a la jugabilidad (y viceversa), así como a la narrativa de la aventura.

 

Pero retomar estos estilos también aportan mucho al plano formal. En el cine, es común recurrir al cine en blanco y negro cuando se quiere presentar un flashback; algo que le ha pasado “antes” al protagonista de la cinta. En el videojuego se tiende a recurrir, también, al blanco y al negro para trasladar al jugador a un tiempo pasado, o se usa ese filtro de cinta de cine que llena la pantalla de motas y manchas negras. Sin embargo, títulos como la cuarta entrega de Metal Gear Solid realiza un fantástico ejercicio al trasladarnos a cierto punto pasado de la serie empleando los píxeles (los poligonacos, más bien) volviendo a poner en pantalla, en nuestras enormes televisiones con un doctorado en HD, rectángulos coloreados, que tiemblan, bailan y se menean como un flan, representando texturas y haciéndonos sangrar los ojos. Pero nos encanta, porque es nuestro blanco y negro.

 

 

Es una manera adecuada para retrotraer la mente de un jugador, clamar a la nostalgia y hacerle recordar de la mano de Snake. Ahora tenemos en la calle Wasteland 2, y es feo; feo, feo, feo. Pero esa fealdad lo hace fantástico. Es como ver ahora Mad Max o una peli cualquiera ochentera cutre en la que el punk, el plastiquete y las hombreras se daban la mano como un símbolo de falsa modernidad. Esas cintas, ahora, han adquirido un encanto que enamora a los que las pudimos ver en su momento, porque nos devuelve a ese futuro que se creía entonces, uno que ya no se puede volver a ver ahora. ¿Una película que enseñe un futuro que se creía en los ochenta? Bueno, Guardianes de la Galaxia tiene un poco de eso, aunque nada realmente.

 

En el videojuego, Wasteland 2 parece ser así a propósito, recordando el original y la época de Baldur´s Gate, con una estética que lo perdería todo con un estilo gráfico que podríamos considerar “de calidad”. Y a través de esa estética indefinida, en la que la cara de nuestros muñecos a controlar no se ve, aparecen ilustraciones para definirlos, muchos stats, mucho texto y todos esos elementos de tablero que son necesarios, y cobran sentido, al no poder verlos plasmados coherentemente a través de los gráficos. Pero antes que todo eso, sirve para devolvernos a esos pasados futuros de nuevo retro tan chulos; algo parecido a lo que pretendió Fallout 3, al cual ser tan tosco le ayudó ya que esas físicas de PS2 nos empujaban también al pasado a golpe de técnica desfasada y encantadora.

 

¿Es lo feo o lo añejo lo nuevo bonito? Siempre lo ha sido, y cuando sientes que te devuelve al pasado a propósito, con sentido, y con estilo, es digno de admiración. Eso sí, la nostalgia por la nostalgia nos hace sentir lo mismo que comer sin hambre. Tragas, pero no te sacia.


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