Videojuegos que son más de lo que aparentan

Durante la presentación de Capcom en la Gamescom 2012, uno de los abanderados fue ese DmC del que tantas dudas hay. Pero más allá de volver a incidir en estas dudas, hubo algo del nuevo gameplay que llamó mi atención. Tras una escena plataformera llegamos a un monitor gigante con la típica cabecera de un noticiario. Ya sabéis, de esas que con un puñado de tonalidades de colores y muchas líneas moviéndose terminan formando el logo y la palabra «news». Y esto se convierte de repente en el escearios del juego y uno de los niveles para un jefe final, que no es otro que el presentador de las noticias demoníaco que ha estado hablando en contra de Dante todo el juego.

 

 

Pero quitando toda la ultralocura que significa lo que acabo de describir, se nota la mano de Ninja Theory (que aunque no tengan buena suerte en atinar si poseen un don para el lenguaje visual). En el fondo, es una crítica. Dante se está enfrentando a la manipulación de los medios, a la telebasura y al control de las masas. Pero el juego no puede ser tan específico, porque aquí la cosa va de espadas, de pistolas, de volteretas y de pasar un buen rato descargando adrenalina. Si Ninja Theory fuera a Capcom o cualquier otra editora y le dijera que quiere realizar una crítica a estas cosas en un Devil May Cry, habrían terminado ahí su carrera.

 

Así que, como poetas en la sombra, escondiendo sus filias y fobias entre líneas de sus sonetos, muy muy ocultos, los videojuegos, hasta el más loco de ellos, ocultan algo más. A lo mejor no lo ves en DmC, pero sí lo ves en otra obra. Pero la verdada pregunta es: ¿Son los artistas y diseñadores de videojuegod tan sutiles por el maravilloso arte de la sutileza o, sencillamente, porque no les queda otra?

 

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