Un vistazo a Civilization Beyond Earth Rising Tide

Civilization Beyond Earth fue un juego que recibí con bastantes esperanzas en su día. Los señores de Firaxis habían introducido diferentes ideas en su adorada y jugadísima saga de estrategia y el resultado, aunque no terminó de trasladar a los fans de Civ 5 a la nueva entrega, no se puede decir que fuera poco satisfactorio ni mucho menos. Con Rising Tide parece que quieren volver a llamar la atención de sus fanáticos haciendo hincapié en las diferencias.

 

Rising Tide introduce nuevos mecenas, aunque nosotros solo hemos podido jugar con uno de los cuatro que habrá disponibles. Un señor que forma parte de los Chungsu nos guiará por las nuevas ciudades acuáticas y las operaciones encubiertas en las que parecen estar centrados los coreanos en el juego. La primera diferencia es palpable desde este momento: las ciudades acuáticas no crecen por cultura, sino trasladándose, algo que depende de la Producción y que consume turnos, pero que a cambio permite construir Virtudes a toda leche.

 

 

Como os podéis imaginar, las tropas marítimas son fundamentales en Rising Tide: pueden desplazarse largas distancias en cada turno, atacan ciudades de un modo distinto a las terrestres y pueden rodear unidades enemigas sin previo aviso. Es un cambio que sin duda gustará mucho a los veteranos, tanto como los cambios en el aspecto diplomático del juego. Rising Tide ha hecho algo más predecible la actitud de cada líder, pero esto es algo bueno. 

 

Además, ahora cada líder tiene cuatro rasgos de personalidad que funcionan como opciones dentro de sus decisiones. A medida que avancemos con el juego, estas opciones se irán desbloqueando y permitirán sorprender al enemigo o tomar nuevas decisiones que antes eran imposibles. Y como con cada turno se van ganando puntos de Diplomacia, es posible mejorar nuestras condiciones o cambiar las cartas del personaje por otras y seguir creando un líder más variopinto. 

 

 

Los cambios en la diplomacia son los más importantes de Rising Tide, y no paran aquí. Ahora la relación con otros líderes se mide en miedo y respeto, esto es, si eres un belicista, te tendrán miedo; y si eres un purista, te tendrán respeto. Esto es un resumen simplista del asunto, pero en el fondo es de lo que se trata. La manera en la que te relaciones con los demás condicionará muchísimo tus opciones diplomáticas, como siempre.

 

Así pues, de momento todo pinta bien en Rising Tide, pero necesitaré más turnos para entender mejor a las unidades híbridas, que desasrrollan dos afiniadades y crean nuevos tipos de unidades en consecuencias. Al menos, los cambios en la diplomacia, la interfaz mucho más limpia y el feedback más abundante – quizá demasiado, me atrevo a decir – hacen que tenga muchas ganas de jugar más a esta expansión. Puede que tras unos cuantos retoques, Civilization Beyond Earth sea esa alternativa bien distinta de Civilization V.

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