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Un mundo sin Call of Duty

No para cobrar a cambio de cumplir tareas
Por Adrián Suárez Mouriño

Un mundo sin Call of Duty. ¿Os lo imagináis? A mí me cuesta. Call of Duty Ghosts sigue registrando ventas a la baja en la franquicia por tercer año consecutivo. Aunque en Activision tienen una visión positiva del asunto, desde Cowen & Company se dice que el juego habría vendido algo menos del 20% con respecto a Black Ops 2 y un 35% menos que Modern Warfare 3 si medimos el tiempo que llevan en el mercado. En todo caso, ¿qué debería extrañarnos de una franquicia que en prácticamente todos los años de la generación ha dominado con mano de hierro los tops de juegos más vendidos de PlayStation 3 y Xbox 360?

 

Eso no quiere decir que Ghosts esté vendiendo mal, ni mucho menos: el que hoy parece un apestado por muchos medios de comunicación está siendo el juego más vendido en el territorio británico y es la apuesta más importante de los jugadores en su salto a la nueva generación. No hay que ser muy avispado para detectar ese odio que ha generado la franquicia con su éxito y que muchos jugadores han confundido el movimiento Believer con la obra de Infinity Ward y Treyarch. De hecho, incluso eso abre una nueva pregunta: con la espantada general de la gente de Respawn a Electronic Arts, ¿quién es ahora el equipo titular de la distribuidora americana?

 

¿Ha dado responsabilidad a los ojos de Activision el trabajo de Treyarch con Black Ops 2?

 

En todo caso, la industria ha cambiado, las opciones son mayores y el desgaste se acusa con cada lanzamiento. Algo así pasó en su momento con el olvidable Call of Duty 3, al que se contestó con un Modern Warfare que sigue estando en la retina de jugadores de todo el mundo. Estoy convencido de que las alarmas están lejos de sonar en Activision todavía, pero en caso de que comenzase a sonar, el fenómeno Duty 4 es el modelo a estudiar e imitar. Pegar un bombazo de similares características y asentarse en la nueva generación de consolas es la prioridad, y más si lo hace en su tercer año de generación, igual que pasó en su momento con la serie, con un mercado generacional rentable al que poder sorprender.

 

Eso sí, no debemos descuidar que parece que en Activision tenían muy claro que algo podía ocurrir con su serie o que al menos valía la pena cubrirse las espaldas por lo que pudiese acontecer en las orillas de los gustos del jugador. Ahí entra Bungie y Destiny. Estoy convencido de que en la distribuidora americana hay de todo menos miedo, pero en el hipotético caso de que algo ocurriese en el futuro con Call of Duty, ahí están los padres de Halo para cubrir las espaldas. Sabemos poco todavía del juego, pero dudar de su éxito parece una temeridad, máxime con el hambre que tendremos los jugadores de la nueva generación en el lejano de septiembre.


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