1. Mundogamers
  2. Noticias

Ubisoft, símbolo de la decadencia

Cómo caen los grandes. Y cómo nos daña a nosotros.
Por Dayo

Si la imagen de Ubisoft todavía no ha tocado fondo, está a punto de hacerlo. Ayer un usuario de NeoGAF abrió un hilo diciendo que las microtransacciones en The Crew que compran Crew Credits (CC) sirven para prácticamente todo. Parece ser que no es así exactamente y que el uso de los CC está limitado a ciertas partes o vehículos, pero aún así nos encontramos con un AAA a precio completo que además ofrece la opción de invertir todavía más dinero. Hace unas semanas me encontré con un vídeo de Tony Key, vicepresidente de ventas de Ubisoft, hablando sobre cómo a través de micropagos, DLC y serializaciones había que “convertir a los consumidores de 60 dólares en consumidores de 200 dólares”, una frase que recuerda tristemente a John Riccitiello hablando sobre cómo sería razonable pagar por cada cargador en Battlefield. Este año hemos visto a la compañía caer cada vez más bajo, entrar en polémicas sobre Nexus entregados a la prensa, downgrades a sus títulos, glitches en Assassin’s Creed Unity que lo hacen injugable, fechas de embargo irreales… Paul Tassi lo encapsula brillantemente en Forbes: “Enhorabuena, Ubisoft, te has convertido en la nueva EA”. Esa EA que sacó el infame Dungeon Keeper, que permitió el lanzamiento de Battlefield 4 en un estado tan lamentable que han tardado meses en reparar el juego.

 

Y aún así Ubisoft ha caído más bajo. Prácticamente todos sus tiros han errado, de un modo u otro, hasta el punto de que la buena recepción de Far Cry 4 se me antoja como una sorpresa difícil de creer. La reciente noticia de que se están planteando llevar la saga Assassin’s Creed a los niños me suena a insulto, tanto a su público como a la identidad de una de sus franquicias más valiosas y, aunque el hecho de que no vayan a dar copias a la prensa por los mismos motivos que no las dieron en el lanzamiento de Destiny sea comprensible si se mira desde la distancia y con frialdad, viendo su historial tan reciente de mentiras y no estar a la altura de sus excesivas ambiciones cuesta mucho no pensar que esto esté ocurriendo porque quieran ocultar algún gran fallo o chasco.

 

Como por ejemplo las microtransacciones.

 

Esto se nos va de las manos. Ubisoft es el símbolo de todo lo malo que está pasando en esta industria no sólo por su constante recurrencia a la mala praxis sino porque, en el fondo, tienen ideas que respeto. Ya dije en su día que respetaba el cómo era una de las pocas grandes compañías que lanzaba nuevas IP y el desarrollo de Child of Light y Valiant Hearts los vi como algo esperanzador, la muestra de que incluso en la industria AAA más guiada por la estadística y el beneficio económico hay un hueco para las nuevas ideas y los proyectos más personales. Por supuesto, luego salieron y resultaron ser juegos dolorosamente mediocres o incluso peor, pero tal y como están las cosas estaba dispuesto a aceptar el pulpo como animal de compañía.

 

Hay señales de una crisis, pero no una económica sino moral. Activision se niega a aceptar que Call of Duty vende menos y por eso no ha lanzado todavía cifras de ventas de Advanced Warfare, pero por mucho que haya bajado la saga seguirá vendiendo más que muchas sagas en toda su historia. Electronic Arts hace movimientos a la desesperada para demostrar que no es la peor compañía de los Estados Unidos al mismo tiempo que contempla sus videojuegos como un servicio, algo que se anualiza, repite y explota ad infinitum hasta que la gente se cansa de pagar. Ya no podemos fiarnos del lanzamiento de los videojuegos online porque algo va a fallar, como han demostrado incluso en el alpha de Evolve, que se supone que operaba en un entorno controlado. Incluso Nintendo ha cedido a la desesperación y hace tratos con Mercedes Benz para promocionar Mario Kart 8, que ahora tendrá DLC igual que ya lo tuvo Mario Golf: World Tour a principios de año. Casi tengo miedo de comprar algo de lanzamiento porque no hay garantías de que funcione; hasta Super Smash Bros. U muestra fallos gráficos, algo que creía imposible en los juegos hiperpulidos de la Gran N.

 

Y el que sale perdiendo es el consumidor.

 

2014 no ha sido exactamente un buen año para los videojuegos, pero esto por desgracia no se va a resolver cerrando los ojos y esperando a que sea 2015. Este es un problema de actitud y eso es difícil de solucionar, pero parece que la mejor vía es desconfiar de todo y esperar a que sea otro al que le caiga el marrón. Todo puede salir mal, todo saldrá mal. Si a la gente se le contagia esta actitud escéptica quizá saquemos algo bueno de todo este desastre. Pero mañana será otro día y nada habrá cambiado. Por desgracia.


<< Anterior Siguiente >>