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The Legend of Zelda necesita seguir cambiando

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Por Víctor Junquera

La saga de The Legend of Zelda ha tenido añadidos, altibajos, buenas, malas ideas y trenes. El productor del título, que ya añadió nuevas pinceladas en A Link between Worlds sigue, acertadamente empeñado, en modificar elementos claves de una saga que tuvo en dos sus mejores entregas: A Link to the Past y Ocarina of Time, dos en los que prevalecía algo fundamental: la capacidad de perderse, de instantes en los que, no saber a donde ir, desembocaba en nuevos descubrimientos. Es lo que conocemos por la incertidumbre.

 

El videojuego es decisión, aventura y encontrarse con lo inesperado. La propia saga Zelda, desde su primer episodio, nació de la pasión y la curiosidad de un niño que quería saber qué había en el interior de una cueva. Una, que se acabó difuminando a lo largo de los diferentes episodios a favor de otras características que le han sentado mejor o peor a la IP. Si me preguntáis, diría que peor. El último título de Zelda que me sorprendió fue el que salió para Wii. Pese a ser flojo, Twilight Princess contenía ese misterio y esa oscuridad con la que respiraban los originales. ¿Tiene el estudio que volver entonces sobre sus pasos y repasar los éxitos de antaño, como ellos mismos señalan?

 

 

El problema con The Legend of the Zelda, así como con muchas otras sagas de renombre, de Nintendo o no, es habernos acompañado toda la vida. Son como viejos amigos a los que nos cuesta, y nos duele, ver cambiar. Se le dieron muchos palos a la nueva fórmula de Castlevania y en general a cualquier vaca sagrada a la que se le supone que tiene que ofrecer lo que esperamos. Pero eso es un cáncer para el videojuego. Uno que sólo supo esquivar bien el abuelo Mario y al que, curiosamente, se le acusa cuando no cambia su piel camaleónica por otra más moderna. Mal que le pese, el cambio señala su cualidad de Vaca Sagrada, una maestría que no acompaña a Zelda.

 

Lo decía en nuestro último podcast, me parece muy interesante pasarse franquicias entre distintos estudios creativos y que estos desarrollen su idea como mejor les convenga, porque es positivo para el título. Eso no quiere decir que no acaben saliendo títulos como los clásicos, porque la idea detrás de esta experiencia es coger esas nuevas ideas obtenidas y llevarlas al corazón de la IP; pero The Legend of Zelda necesita olvidarse de The Legend of Zelda, como Lara Croft se olvidó de Tomb Raider. El productor de la IP apunta que seguirá revisando las tradiciones de la saga, pero a veces, simplemente, es mejor hacer borrón y cuenta nueva. Mantener personajes, sí, pero contar el cuento de una manera totalmente distinta, si no, no evolucionará la marca, no se descubrirán errores necesarios para rubricar nuevas ideas y el videojuego se llenará de trenes. De todos modos, aplaudo ésta y otras declaraciones que anuncian que las ganas de cambiar, y mejorar, están ahí. Bien presentes.


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