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The Forest ¿el fin del survival horror tradicional?

Oculus Rift, cuna de fantásticas propuestas
Por Adrián Suárez Mouriño

El terror está sufriendo una refrescante revolución desde que Resident Evil y Silent Hill, abanderados de hacérnoslo pasar mal, decidieron alejarse de lo que ellos mismos habían popularizado. Cualquiera podría haber pensado que serían las propias Konami o Capcom las encargadas de hacer borrón y cuenta nueva para darle al usuario lo que éste pedía, pero no, han sido las propuestas pequeñas las que han logrado traer el terror de nuevo a las videoconsolas y al PC.

 

Juegos como Outlast o Amnesia lo lograron haciendo una sensata decisión: retirándole el poder al personaje jugable para ponerlo indefenso contra un mundo que le supera. Pero no sólo eso, en lugar de continuar con una cámara en tercera persona o al hombro, se optó por la cámara en primera persona. Así, se apuesta aún más por la inmersión, por trasladar al jugador al centro del terror, y desde ahí, desarrollar la historia. De este modo, se le quita la información de lo que puede llegarle por la espalda o por los flancos, o de lo fuerte que es el personaje que controla.

 

Porque ¿puede haber miedo con un AK-47 en nuestras manos? ¿podemos asustarnos al constatar que no tenemos nada que ver con nuestro avatar? El miedo no lo padece nuestro personaje, sino nosotros, si no empatizamos, mal. Al poner barreras entre los focos de pánico y nosotros, como uniformes militares o armas, se forman elementos de protección que impiden al juego cumplir su misión: que nos caguemos en los pantalones, porque no somos ése. Para seguir con esta evolución en busca del título de terror perfecto, llega Oculus Rift, el único gadget que parece que funcionará como promete en esta generación.

 

 

Apoyándose en él, llega The Forest, un título de terror y mundo abierto que ha superado su periplo por Steam Greenligh. The Forest muestra dos de los géneros en los que la inmersión es más necesaria: horror y exploración. Y el Oculus Rift se muestra como el aliado perfecto para casarlos. Hay géneros que parecen perdidos en sí mismos, que necesitan una reflexión tras haber mutado de formas innecesarias o por vivir en un sistema que nos los acoge como debería, éste no es el caso. No hará falta apagar las luces, tampoco podremos mirar a otro lado y los golpes que recibamos serán en nuestra propia cara. Así, se desnuda al jugador, permitiendo al juego ser lo que debe ser.

 

Hay muchas ganas de conocer que nos traerá un futuro Resident Evil 7 porque tendrá que responder a estas propuestas; pero como le ocurre a las últimas temporadas de la serie de The Walking Dead o a la segunda parte de 28 días después, cuando el protagonista se arma y comprende la amenaza el terror se esfuma. Sensibilizado el jugador, y habiendo disfrutado de Outlast, de Amnesia y con este The Forest en el horizonte ¿hay sitio en el mercado para un survival horror de corte tradicional como lo fue Alone in the Dark?


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