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Sobre los combates Pokémon

Lo importante de los tipos de ataque
Por Bruno Louviers

Llevo toda la vida jugando a Pokémon y la verdad es que nunca termina de cansarme. Es verdad que los juego intensivamente y los abandono hasta que sale el siguiente y que solo he capturado todos los Pokémon dos veces en mi vida, una vez en Rojo y Agua y otra en Oro y Plata. No he tenido la urgencia de participar en el fin último de ninguno de los juegos posteriores porque no he tenido el tiempo ni las ganas y porque, para mi, Pokémon es principalmente un juego de combatir con criaturas.

 

Es aquí donde mucha gente se equivoca, pues, al decir que la saga no ha evolucionado apenas en los últimos años. No es así: sus sistema de combate se ha sofisticado hasta el punto de que cualquier Pokémon puede ser bueno si se sabe usar como es debido, y el rival más menospreciado puede presentar batalla contra un legendario si se sabe usar. Al menos, en las últimas versiones es así, porque no siempre lo ha sido.

 

En Rojo y Agua, el sistema de combate era un cachondeo: había tipos que no funcionaban bien, como la mezcla de planta y veneno, que abundaba y hacía cualquier criatura de tipo planta directamente débil al tipo Psíquico; o que solo hubiera tres Pokémon de tipo fantasma (Gastly, Haunter y Gengar) que también eran tipo veneno y, por tanto, débiles a los tipos Psíquico, una vez más. Para colmo, no había ataques tipo Dragón eficientes (la Furia Dragon siempre quitaba lo mismo de vida, 40HP) y tampoco había una división real de características: ¿qué puñetas era el especial?

 

Todo esto se solucionó en Pokémon Oro y Plata: además de añadirse dos tipos que hacían los Psíquico más débiles en general, se incluyeron multitud de ataques para todos los tipo de Pokémon y nuevas criaturas que ponían las cosas más en equilibrio. Un enfrentamiento entre Mewtwo y Tyranitar era algo igualado, incluso. Y se experimentó con la mezcla de Pokémon para conseguir más ataques y un montón de cosas más. En este punto, Pokémon ya era un buen juego de combates, pero no perfecto, claro.

 

Pokémon Rubí y Zafiro, que ahora tenemos en forma de remake, no aportaron demasiado en este sentido: más criaturas, más ataques diferentes y mezclas muy curiosas de criaturas, como el primer Pokémon Agua/Eléctrico o la costumbre de que los iniciales empezaran a tener ataques y tipos más variados: Blaziken era tipo Fuego y Lucha y eran una maravilla. Por desgracia, seguía habiendo una división de tipos de ataque un poco injusta.

 

Pokémon dividía sus ataques por tipos: los había físicos, que dependían del Ataque del Pokémon; y los había Especiales, que dependían del Ataque Especial. ¿Pero qué tipos dependían de uno y del otro? Por alguna razón, se repartieron los tipos lo mejor que se pudo, pero que los ataques de tipo Fantasma fueran físicos era muy perjudicial para criatuaras como Gengar, que tenían un gran ataque especial. Y como ellos, prácticamente todos los Pokémon salvo unos pocos resultavan ofensivamene inútiles. 

 

No fue hasta Diamante y Perla que la cosa se puso realmente interesante en este sentido: ahora los movimientos de los Pokémon se dividían por tipo (Lanzallamas es de tipo Fuego) pero también por forma de contacto (Lanzallamas es un ataque de tipo especial, pero Patada Ígnea era de tipo físico), con lo que se dio vida a un montón de criaturas que hasta entonces no tenían sentido. ¿Quién quería un Gengar si Bola Sombra dependía del Ataque? A partir de Pokémon Diamente y Perla, esto cambió. Lengüetazo, también de tipo fantasma, sería físico, pero Bola Sombra, sería especial.

 

Pokémon Blanco y Negro, Blanco y Negro 2 y Pokémon X e Y siguieron este camino y se convirtieron en juegos donde un Pokémon cualquiera, bien entrenado, se podía convertir en un rival dignísimo, y la variedad empezó a hacer mucho más interesante los juegos. Pokémon X e U culminó esto con un ritmo mucho mejor y con la introducción de las megaevoluciones, que hicieron los combates pelín más estratégicos: ¿cuándo usar la megavolución? Si se usaba mal, no se podía volver a usar en combate. 

 

Así que cuando os digan que Pokémon no ha evolucionado, decid que sí: que solo añaden criaturas cada vez menos imaginativas cada pocos años, que sus historias son similares, que siempre hay los mismos gimnasios y una Liga Pokémon; pero también decidles que a medida que crece el sistema de combate, es posible tener mezclas más locas y duelos más extraños. Si me hubieran preguntado hace cinco años, jamás me habría considerado el usar Pokémon de tipo Lucha porque me limitaba a ataques de Lucha o Roca o Tierra. Pero ahora, puedo tener un Machamp que tumbe con Tijera X, un ataque bicho, a un Pokémon de Tipo Psíquico. 

 

Es por todo esto que estoy ahora tan enganchado a Pokémon Rubí Omega y Zafiro Alfa: es una manera magnífica de revivir combates del pasado con una nueva estrategia que en su día no podría haber aplicado y con Pokémon que siempre me han gustado – Altaria era una maravilla, pero apenas tenía ataque, cosa que ahora no importa porque hay mejores sistemas de vencer defendiéndose – y que nunca usé porque luchar con ellos era inútil. Los años han democratizado el valor de cada Pokémon, y ahora, si una criatura te gusta, con su pulidísimo sistema de combate, puedes usarlo sin miedo, que de algún modo le sacarás partido.


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