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Rise of the Tomb Raider y la profundidad de su historia

Más de lo que parece, aunque mal contada
Por Álex Pareja

Rise of the Tomb Raider, al igual que ocurría con su predecesor, vuelve a patinar en la historia que se nos cuenta, a pesar de que se nota que en esta ocasión Crystal Dynamics ha intentado poner remedio con mejores secuencias cinemáticas, con más planos y una dirección mucho más cuidada. Sin embargo, si la base falla poco puedes hacer: lo insípidos que resultan los personajes y todo lo que ocurre hace que el jugador tenga un nulo interés. No es algo fundamental en un juego de estas características, pero ayuda. 

 

Lo peor de todo es que la historia de Rise of the Tomb Raider es mucho más profunda de lo que parece a simple vista, y es fácil darse cuenta de ello una vez que nos detenemos a buscar elementos secundarios por los escenarios. Los documentos, grabaciones, mensajes y objetos que vamos encontrando por todos los rincones van aportando más información a los hechos tan superficiales que se nos van narrando en el hilo conductor principal. Y me da pena que tan buenas ideas no hayan sido mejor aprovechadas, porque el juego tenía potencial de sobra en este sentido. 

 

 

Todo comenzó cuando me encontré con varios documentos en una zona del mapa concreta, una vez que ya había completado la historia principal. Comencé a leerlos con interés y me di cuenta de que algunos personajes del juego, incluida la propia Lara cuando piensa en voz alta sobre lo que acaba de descubrir, son mucho más interesantes de lo que parece. El juego plantea desde el inicio un viaje épico y tremendamente atractivo con la ciudad invisible de Kítezh y la existencia de una Fuente Divina, capaz de proporcionar la vida eterna a aquel que beba o se sumerja en sus aguas. Estas historias tienen su razón de ser y no han sido pocos los acontecimientos históricos o los libros (como los propios Evangelios o las Novelas de Alejandro Magno) que tratan el asunto de unas supuestas aguas curativas que ofrecen el don de la inmortalidad. 

 

Al igual que ocurre en otras sagas similares como Uncharted, esta historia está basada en leyendas reales, y se nota que Crystal Dynamics ha indagado y mucho en todos estos elementos que luego conforman la historia. Es interesantísimo pararase a leer o escuchar algunos de esos documentos secundarios, ya que en ocasiones sacan a relucir temas muy atrayentes. Yo mismo me quedé alucinado cuando en algunas ocasiones el juego no duda en adentrarse en terrenos religiosos, poniendo en duda a la propia figura de Jesús como hijo de Dios, por ejemplo, basándose en investigaciones sobre ciertos hechos, entre otras muchas cuestiones. Los momentos en que decides explorar los escenarios por tu cuenta es cuando te encuentras con asuntos de esta índole, mientras que si te centras en la historia principal y nada más, te das de bruces con un Profeta que es de todo menos un personaje complejo y profundo. Todo lo contrario de lo que podía haber llegado a ser, tal y como exponen en esos documentos secundarios. 

 

Jesús en el estanque de Betesda

El juego se hace eco de las posibles aguas milagrosas que vemos en el estanque de Betesda, donde Jesús sana a un enfermo gracias a ellas según el Evangelio de Juan. Tiene relación directa con la historia del juego, al igual que el personaje, pero nada de esto aparece a no ser que indagues por tu cuenta

 

Y es una pena que se haya tomado esa decisión y Rise of the Tomb Raider apele por una historia intrascendente, simple, sin ningún aspecto interesante, mientras que el estudio sí trabaja en la formación de teorías históricas que ponen en duda a figuras importantes de la historia, mientras mencionan a otras o sacan a la palestra otros datos, acontecimientos y leyendas muy interesantes. ¿Por qué no incluir todo esto en la historia principal? ¿Por qué ese miedo a querer dar profundidad al guion? ¿Qué sentido tiene hacer una labor de investigación que luego solo se aplica en documentos opcionales que ni siquiera están bien implementados en el juego? 

 

Me encanta que exista esta doble narración en los videojuegos, y que el propio jugador vaya obteniendo más información de lo ocurrido gracias a sus ganas de explorar los escenarios, ya que aporta motivación a la intención de recolectar los objetos secundarios más allá de que sirvan para aumentar el porcentaje de objetivos cumplidos. Pero no está nada bien aplicado en Rise of the Tomb Raider ya que un juego de este ritmo, a veces frenético, te pide de todo menos parar la acción al completo, sacarte a otra ventana y ponerte a leer sobre leyendas o acontecimientos religiosos, la verdad. Para mí, otra ocasión desperdiciada para ofrecer una historia interesante y para dar personalidad al juego, que duele todavía más cuando descubres que el trabajo y la labor de investigación sí que están ahí, pero desperdigados de mala manera por el mundo del juego. 


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