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Raspberry Pi: Un universo de posibilidades por descubrir

Vuelta a los orígenes
Por Rafa del Río

La semana pasada, por mi cumpleaños, tenía la suerte de recibir un aparatejo detrás del que ya llevaba algún tiempo. No estoy hablando de una columna de sonido, del último iPhone de Apple ni de una gráfica de última generación. Ná. El gran regalo fue una Raspberry Pi, todo un universo de posibilidades en miniatura reducido a un terminal uniplaca que cabe en un paquete de cigarrillos sin filtro. Como diría Mafalda: ¡La pucha!

 

El tamaño no importa

Raspberry Pi es un ordenador de placa reducida -placa única, uniplaca o SBC- de muy bajo coste que fue desarrollado hace casi cuatro años en Gran Bretaña. Cuenta ahora mismo con 3 versiones en el mercado, pero aunque los últimos son algo más potentes, el sistema se caracteriza especialmente por unas características técnicas poco más que resultonas, un precio increíblemente bajo y la posibilidad de modificar su código y utilizarla de mil maneras distintas. 

 

Tenemos a elegir el modelo básico, Raspberry PI 1B y A, con un System-on-a-Chip Broadcom BCM2835 con una CPU a 700 MHz que permite overcloack a 1GHz, 512 Mb de RAM y GPu VideoCore IV. No tiene disco duro, para lo que se usan tarjetas SD y MMC. Con el modelo Pi 2B se aumenta la SDRAM a 1 Gb compartido, la CPU alcanza los 900 Hz overclockeables y aumenta también su número de puertos USB a 4, modificando la ranura del 'disco duro' para compatibilizar el uso de Micro SD tipo 10 a 10 mb/s mínimo. Dato interesante, que casi se me olvida, su salida HDMI que alcanza buenas resoluciones sin despeinarse.

 

El 29 de febrero de este año, en el día bisiesto que conmemora el lanzamiento de la primera Raspberry Pi, el último modelo de SBC de la compañía ha visto la luz con Raspberry Pi 3, un uniplaca que aumenta su procesador con un ARM Cortex A53 quad core a 1.2 Ghz, Bluetooth 4.1 y WiFi integrados -hasta ahora habíamos tenido que aprovechar la Ethernet con microdispositivos USB o cable red- y manteniendo el resto de componentes del modelo 2B.

 

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¿Y esto cómo corre?

Una de las grandes gracias de este diminuto aparatejo, ya optéis por el modelo 3 o el 2B -actualmente al mismo precio-, es que corre en un entorno GNU/linux de nucleo libre con diversos sistemas operativos que permiten modificar todo su código a manos del usuario y crear las modificaciones necesarias de forma absolutamente legal. A día de hoy el más utilizado es Raspbian, un mod del sistema Debian, aunque también podéis encontrar clones de Pidora, Arch Linux e incluso RISC OS. También hay por ahí una versión de "Windows 10" -muy entre comillas- licenciada por la propia Microsoft que permite su libre modificación y distribución, pero bueno... Si das el salto para volver a usar Windows es que hay algo en tu cabeza que no acaba de funcionar del todo bien.

 

Todas estas posibilidades permiten trabajar directamente con nuestra Raspberry sin demasiadas complicaciones aprovechando su kernel libre y toda la movida de Richard Mathew en pro del software liberado. Desde un robot que aproveche el mando y los sensores de vuestra vieja Wii hasta una estación metereológica, un dispositivo portátil, un punto de interacción remoto, un sensor de movimiento, una biblioteca inteligente... Las posibilidades, como os digo, son infinitas.

 

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Pero esto es una web de juegos

Y en este sentido las posibilidades de la pequeña Raspberry son aún mayores. Gracias a sus conectores y al uso de los pins que siguen la vieja filosofía de la arquetectura Jamma podéis convertir vuestra Raspberry en un vieja máquina retroarcade, controladores de palanca incluídos. No obstante, si lo vuestro es la comodidad de las consolas actuales, podéis optar por lakka o, mejor aún, RetroPie, para convertir vuestra pequeña máquina en una potente consola retro que corra juegos de Atari, Nes, NeoGeo, la primera Playstation o incluso Dreamcast

 

Interesante es, en este sentido, el duro trabajo que han hecho los chicos de RetroPie por adelantarse a las necesidades del usuario para compatibilizar nuestra Raspberry con los mandos de Playstation 3 y Xbox 360 vía Bluetooth con la ayuda de un dongler en los modelos previos al actual Pi 3. 

 

Estación de emulación, juego remoto de PC en vuestro sofá, media center, centro de ocio audiovisual y mil posibilidades más en la palma de vuestra mano con un aparato de 35 dólares. ¿Os parece interesante? Yo llevo una semana volviendome loco... Así que buscad por la red y echadle un ojo a la idea. Estoy seguro de que os enamorará. 

 

¡Nos leemos!


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