¿Qué videojuego le compro a mi hijo?
Ustedes, lectores de MundoGamers, aficionados al videojuego de padre y muy señor mío, seguramente os habéis enfrentado mil veces a la pregunta mítica de “qué le compro a mi hijo”. Un profesor de la universidad me ha explicado su problema: su peque, cinco años, por circunstancias que no vienen al caso, recibirá una PlayStation 4 por navidades. "Mucha máquina para tan poco niño" pensé cuando me comentó el asunto, y antes de echar un tiento al catálogo, y dadas las fechas que son, me parece que el problema aquí expuesto va a ser habitual en muchos. Por ello me he animado a responderme a la pregunta del millón y revisar el catálogo infantil. Entonces, ¿qué le compro a mi hijo?
Me parece que los nenes de ahora tienen mucha suerte con algunos de los juegos que salen al mercado. Uno de los reyes es Little Big Planet 3. Puede que para sacarle todo el partido necesite ser algo mayor, pero puede disfrutar en compañía del papi de los niveles ya desarrollados por los propios programadores. Sin embargo, los que considero que son los mejores juegos del mercado infantil están en PlayStation 4, Xbox One y prácticamente todos las plataformas comerciales actuales: Skylanders Trap Team y Disney Infinity, sobre todo el segundo, que me parece una maravilla. Ambos funcionan de la misma forma: figuras NPC, o lo que es lo mismo, juguetes físicos que al pasar por el lector (incluido con el juego) y se convierten en personajes jugables, con sus propias habilidades y controles. Ambos cooperativos, claro.
Skylanders está basado en una serie de videojuegos para niños en el que criaturas mitológicas de todo tipo se dan cita. En la presente entrega, los chavales pueden capturar a los enemigos que aparecen en pantalla con una llave que guarda los datos y que pueden llevarse a casa de sus amigos; el modelo de negocio y juego de Disney Infinity se basa en el de Skylanders, pero con juguetes de Disney y héroes de la factoría Marvel, se dice que el año que viene añadirán juguetes de La Guerra de las Galaxias, entonces será el acabose. Un software en el que se dan cita los Mickey Mouse, Buzz Lightyear o Anna de Frozen con Iron Man, Capitán América o Spider-Man.
Y con LEGO no acabaríamos jamás: LEGO Marvel Superheroes, LEGO El Hobbit, la LEGO Película y LEGO Batman 3: Más allá de Gotham. Traveler Tales, ahora TT Games, tocó el cielo en su asociación con la empresa de bloques de construcción daneses, y para colmo, han ofrecido grandes videojuegos que hacen las delicias de peques. Todos en perfecto castellano, recomendados para su edad y tomando algunos de los fenómenos más importantes de los últimos años.
No obviaría el que es uno de los fenómenos más sanos que se han visto en los últimos años: Minecraft. Una versión en PlayStation 4, por cierto, recién estrenada, a buen precio (19.99 euros) y un fenómeno lúdico como no se recordaba en años. Consiste en construcción y disfrutar de aventuras en un mundo de bloques en el que, prácticamente, puedes hacer cualquier cosa a sus mandos. Suena a tópico, pero el único límite de Minecraft es la imaginación del chaval. Las opciones en línea de las máquinas de nueva generación, además, permite compartir construcciones con usuarios de todo el mundo.
Luego, a pesar de que el chaval es pequeño, no descartaría el comprar juegos deportivos, a los que se puede acceder fácilmente configurando los controles. El formato de juego a dos botones de obras como FIFA 15 sigue dando alegrías a nenes de todo el mundo: a poco que vaya creciendo podrá ir tomando nuevos controles y aprendiendo a controlar las virtudes de todo un FIFA. De hecho, siendo un nene, ¡Hasta le puedes comprar FIFA 14 y ahorrar unos euros! No sabría decir si es el caso de NBA 2K15 o NBA Live: me parece que el baloncesto es un deporte más difícil de disfrutar para un niño a los mandos de un videojuego, pero la obra balompédica de EA Sports puede ser una gran opción.
No querría dejar de lado una obra estupenda que, además, pueden disfrutarla varios jugadores: Rayman Legends. El juego de Ancel es una perfecta película de dibujos animados en dos dimensiones: con aventuras a lo largo de docenas de niveles para todas las edades. Sí, al final se complica, obvio, pero creo que siendo otra gran opción económica en la ludoteca de PlayStation 4 y Xbox One (29.99 euros) es un juego ideal para todos los públicos. Por último, me quedaría con Driveclub y Knack: dos exclusivos de Sony perfectamente jugables para nenes y adultos. El primero, conducción fácilmente configurable; el segundo una aventura que no ha calado en la crítica pero que seguramente encantará a los chavales.
La complicación actual de una plataforma de esas características con las de un chaval tan pequeño son las clásicas: la responsabilidad de los padres ante lo que se conectan y juego es vital para poder disfrutar de una afición tan sana (y a veces tan desvirtuada) como es el videojuego. Y más en la red, un lugar maravilloso en el que la mala baba de cuatro desgraciados manchan el trabajo del resto. Hay máquinas mejores para un niño de esa edad, pero a caballo regalado… ¡El niño más next-gen del país!
Cambiemos de tercio: me ha sido inevitable recordar un vídeo de Dayo sobre los juegos para niños, cómo son, a qué jugábamos nosotros y a qué juegan ellos ahora. Nunca estuve muy de acuerdo con él: en el campo del videojuego, por sistema, tendemos a infravalorar lo que viene detrás, y si nos paramos a pensar lo que tienen ahora y lo que teníamos antaño, creo que yo habría sido un niño muy feliz con cualquiera de los títulos aquí citados y con los Pokémon, los Inazuma Eleven, los Minecraft y la gran cantidad de obras que, indirectamente, son juegos para los pequeños de la casa.
No me arrepiento de mi infancia: puedo decir que viví el nacimiento de Sonic, la llegada de Street Fighter II y la locura en los videoclubs por los videojuegos de Bola de Drac. Pero seguro que ellos, los nenes de ahora, sin querer (o queriendo) también despreciarán a lo que venga y atesorarán lo vivido. No os preocupéis en exceso por lo que juegan: tienen productos interesantes de sobra. En algunos casos, mejores que los que tuvimos nosotros. Aunque nos duela. Y aunque sepa dios que ellos no los disfrutan como nosotros.
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