¿Qué te pasó con Dying Light? He descubierto mi juego perfecto
Ay, qué tontos somos a veces. Soñé con Dying Light desde que supe que iba a ver la luz y, cuando llegó el momento, tras leer alguno de sus análisis decidí que mejor esperaba a que bajara de precio porque me habían pintado la cosa muy negra. El análisis de Dayo acerca de su pasillismo y la consecuente extensión acerca de lo poco humano y lo forzado del guión me llevaron a decepcionarme sin siquiera haber puesto mis manos en él, y si no hubiera sido por la rebaja de la semana pasada en Playstation Store seguiría sin conocer al que en apenas unos días se ha convertido en mi juego favorito.
No te puedes fiar de nadie
No te puedes fiar de nadie porque cuando la forma de enfrentarte a un videojuego difiere, te puedes encontrar con que la apreciación del juego es muy diferente -si me obligas, casi me atrevería a decir que opuesta-. Y es que, una vez más, las prisas por machacar un juego para darle una valoración le ha vuelto a gastar una mala pasada al mundo al analizar un videojuego que llega a resultar exquisito desde el punto de vista exclusivo de la historia principal, dejando a un lado un online que mata y unas subtramas que son de lo mejor que he visto hasta ahora.
La historia principal de Dying Light es lo que es, una justificación como cualquier otra para la acción que, como ocurre en otros juegos, da por sentado que vas a realizar las misiones secundarias para profundizar en su universo y comprender mejor la historia y los personajes. Te quejas de un lado humano que no has visto, y que sin duda habrías conocido si hubieras tenido más tiempo para vivir momentos como el de salvar a una madre y sus dos hijos de un violador digno de Pulp Fiction (la araña ha atrapado a dos moscas, Zed), divertidas situaciones como la de llevar alcohol a un parto que al final no es tal, misiones desquiciantes como ayudar a un idiota a encontrar un pasaporte y llegar a la torre... Un sinfin de momentos que evaden la trama principal para ayudarnos a conocer a nuestro protagonista y darle ese lado humano que tanto has echado de menos.
¿Rais es infumable? Pues claro que sí, pero ni la mitad que esos dos coñazos de Amita y Sabal de uno de los considerados mejores juegos de 2014 llamado Far Cry 4. ¿La historia es pesadita? Pues puede ser, tendré que terminarla, porque llevo alrededor de diez horas jugadas desde el jueves y apenas he jugado seis misiones principales (9% de historia). He decidido dejar la trama principal a un lado para centrarme en todo lo que Dying Light tiene por ofrecer, que es mucho, pero mucho más que ese nivel diez (que ya he superado de largo) de un juego que debe degustarse en toda su magnitud.
¿Pasillismo?
Como digo, llevo muchas horas jugando a Dying Light y no comprendo la queja del pasillismo y de ese recadeo que tan mal te sentó en tu análisis. Una vez más, me temo, el juzgar a un juego por el mero modo historia y centrarte en sacarlo adelante rápido te ha hecho dejar en el olvido momentos épicos que te habrían sabido a gloria. Hermano, has dejado de lado unas de las misiones secundarias mejor hechas y más divertidas que he tenido el placer de jugar.
Atras te quedan momentos como ese épico escalar el puente de la Infamia de noche para lograr las bombillas UVA, no llegaste a disfrutar de ese momentazo mítico de tratar de rescatar una cámara de fotos de un coche que termina en el fondo del mar, y me temo que aún no has disfrutado del placer de pasar una noche fuera en la ciudad, con el corazón palpitando a mil, la lluvia cayendo y un buen amigo a tu lado dispuesto a prestarte su apoyo.
Por otro lado, no comprendo el problema con el pasillismo ocasional que, como ya digo, aún no he llegado a apreciar: ¿Debe el juego centrarse en el parkour sólo porque les ha salido genial? ¿No lo habríamos acusado entonces de repetitivo? No sé, valoro mucho tu opinión, pero creo que en este caso no has llegado a disfrutar de lo que te habría justificado mucho más de ese 6,5 que le pintaste y se habría acercado más al ocho que rasca en metacritic.
Saca tus propias conclusiones
Puede que no comprenda el juzgar a un juego por su historia principal cuando nadie que lo haya comprado se va a limitar a eso, o puede que me haya vuelto loco y el sentimiento que ha despertado Dying Light en mí -sentimiento que os iré desgranando en los próximos días- me haya hecho enamorarme de éste juego, pero por descontado no entiendo las malas críticas de una obra que me ha puesto el corazón en un puño y que desde el minuto cero con ese salto en paracaidas y esa historia de fondo -en la que Rais, lo siento, dista mucho de ser 'el malo'-, me ha cautivado.
¿Le podría un diez a Dying Light? No, porque mi apreciación personal puede distar mucho de la del resto de los usuarios, pero si te gustó pasar la noche en el Yermo cuando eras un mierdecilla, si disfrutabas como un enano en Fallout New Vegas teniendo que esquivar a los malditos Mutascorpius con la única compañía de una pistola de balines, estoy seguro de que amarás pasar la noche en las calles de Dying Light. Ya os iré explicando más estos días...
¡Nos leemos!
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