¿Qué te ha dado la industria del videojuego?
Este ha sido un fin de semana interesante. Un fin de semana con los ecos aún sonando de noticias maravillosas, de noticias menos maravillosas y de noticias que han surgido y que me han hecho esbozar una sonrisa de alegría complice. Junto a eso, buenos comentarios, valiosos comentarios a pesar de no ser tan buenos y positivismo y negativismo de esos que no aportan nada pero son como los bloques de tierra en Dragon Quest: pueden terminar convirtiéndose en algo mucho mejor... o terminar destruidos por los martillos y las zarpas enemigas.
Pero hablemos de amor
Decía que este fin de semana ha habido noticias que me han hecho esbozar un sonrisa, y con esto me refería sobre todo al anuncio del compromiso entre Rami Ismail y su pareja, Adriel. Supongo que dicho asi muchos os quedareis igual, pero si os digo que Rami Ismail es un desarrollador de videojuegos, cofundador de Vlambeer y nombre detrás de Luftrausers o Nuclear Throne, las luces empezarán a parpadear. Sin embargo, esto es quedarse en la superficie.
Ismail es uno de los nombres más sólidos y coherentes de panorama del videojuego independiente y, si me apuráis, del panorama del videojuego en general. Ha demostrado su coherencia en temas tan controvertidos como el gamergate, el cyberacoso y el cyberterrorismo, y más allá de su trabajo se encuentra una de las pocas personas a las que admiro en esta industria. Cuando el sábado anunció su matrimonio en facebook muchos nos alegramos por ellos, pero cuando conoces la historia, la cosa mejora. Tras un largo viaje por el mundo con su novia, Adriel, volvieron a casa y decidieron jugar una partida a Destiny, 'un juego en el que siempre hemos estado juntos explorando el universo cuando no estamos explorando juntos el mundo real'. Cuál no sería su sorpresa cuando el avatar de su novia en Destiny, con la ayuda de los chicos de Bungie, le pidió matrimonio a su personaje con una serie de elementos creados para la ocasión por la gente de Bungie que incluían una carta de amor y un anillo de bodas personalizado. Oh, dijo que sí.
Una historia entre mil
Decía el amigo Ismail en Facebook que no podía menos que agradecer a la industria del videojuego por todo lo que le ha dado en la vida: diversión, un propósito, amistad, una comunidad y, finalmente, una prometida. Leer esta frase me puso los pelos de punta por la emoción, en parte porque la comprendo y comprendo a dónde quiere llegar, y en parte por culpabilidad, porque a veces olvido mi pasión en pro del trabajo y todo lo que la industria del videojuego me ha dado a lo largo de los años.
¿Qué nos ha dado la industria del videojuego?
Y creedme, no pregunto por preguntar, lo hago totalmente en serio: ¿Qué nos ha dado? Si yo me hago esa pregunta, la respuesta de primeras es esa sonrisa evocadora y las típicas ondas en la imagen que avecinan un flashback en cualquier peli ochentera o de corto presupuesto que se precie.
¿Qué me ha dado la industria del videojuego? Pues supongo que, lo primero, una infancia que mereció la pena ser vivida, con un primer gran amigo con el que cambiaba juegos de Spectrum, íba a 'skatear' y pasaba los recreos muertos haciendo, básicamente, lo que hago a día de hoy: hablar de videojuegos, de lo que me gustaba y lo que cambiaría, y sobre todo soñando con qué sería lo próximo con lo que la gente de Erbe, Dynamic, Imagine o Titus por poner algunos ejemplos, nos harían soñar.
Me dio una adolescencia que no cambiaria por nada con unos salones recreativos en los que aprendí a dejar de ser un niño, un mundo de explosión de ideas, estímulos y sueños que me ayudaron a pulir la imaginación y mi forma de entender el mundo, y una NES en casa -Mega Drive y Super NES con el tiempo-, con las que los malos tragos de esa etapa tan difícil, las primeras negativas o, peor, las primeras rupturas, se hicieron más leves y menos intensas.
Me dio una juventud en la que poder pasar una buena noche en un pub irlandés hablando de juegos, fines de semana en casa con los amigos y nuestra particular de banda de garaje Guitar Hero, horas de exploración, de shooters, de RPGs y de cualquier excusa con la que demostrar, eh, que I'm a mighty mighty man, y por supuesto, un trabajo y una forma de descansar del día a día, de los problemas de la hipoteca y de los malos rollos que surgen en todo esto de hacerte mayor.
A día de hoy me ha dado una ocupación, un trabajo y un motivo con el que sentirme útil más allá de mis labores de padre y amo de casa. Junto a esto una comunidad, Mundogamers, con la que no podría estar más a gusto, tanto por los amigos de redacción como por los amigos que nos leéis y, en ocasiones, dejáis constancia de vuestros pensamientos en comentarios. Aunque no siempre estamos de acuerdo y discutamos en ocasiones, la sensación de saberos ahí, de sabernos a todos aquí unidos por la afición, no la cambiaría por nada.
Finalmente, me han dado la sonrisa de mi hija cuando juntos jugamos a Dragon Quest Builders, LEGO, Disney Infinity, Grim Fandango o No Man's Sky. Me han dado el orgullo que quema por dentro pero de alegría cuando la escuché hablar tan resuelta en el Podcast de Mundogamers sobre el juego de Hello Games, y me han dado, en fín, la sensación de que el legado sigue y seguirá vivo cuando vi a mi hija saltar ilusionada con el anuncio de Nintendo Switch.
Y a vosotros... ¿qué os han dado los videojuegos?
¡Nos leemos!
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