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¿Qué marca el final de una saga?

De Star Wars a un nuevo Elder Scrolls
Por Rafa del Río

Está a punto de llegar el lanzamiento de la última entrega de Assassin’s Creed, Black Flag. Lo cierto es que, los que hemos podido probar parte de su contenido, tenemos buenas sensaciones al respecto. Ciertamente el anterior título de la saga, protagonizado por Connor, nos dejó un sabor agridulce, sobre todo teniendo en cuenta que era la conclusión de una historia. Pero con Edward Kenway algo parece diferente. 

 

De hecho, me atrevería a decir que, con el atractivo que están demostrando el enfoque de los personajes, su jugabilidad y el especial protagonismo de los barcos, podría haberse enfocado como una IP nueva. Ubisoft podría haberse planteado zanjar su historia de Asesinos contra Templarios y haber dado rienda suelta a un nuevo mundo basado en la piratería. Y es que, aunque claramente  bebe de la famosa saga, Black Flag tiene un carisma propio que nos embauca y nos empuja a navegar por sus aguas.

 

Sin entrar en los detalles que Assassin’s Creed IV traerá en la época actual, con Abstergo y sus conspiraciones, el amplio abanico de posibilidades que nos trae la memoria de Kenway parece ser suficiente. Seguramente la desarrolladora se haya sumergido en un guión fresco y totalmente ajeno a lo visto hasta ahora, pero es inevitable sentir desconfianza. ¿Por qué ese afán de continuar el legado de un nombre del que ya se ha mostrado un final? Nos haya gustado más o menos tuvimos nuestra conclusión y aunque alguno pueda sentirse como con el final de Perdidos, son lentejas.


 

Pronto tendréis el análisis de esta cuarta parte de la mano de Victor Junquera y sin duda todos estaremos pendientes de sus palabras. Podría ocurrirnos como con Far Cry y descubrir que Ubisoft es capaz de reavivar la llama de unas ascuas casi marchitas. Porque seamos sinceros, ¿quiénes esperabais que Far Cry 3 nos sorprendiera con ese nivel gráfico y ese sinfín de alternativas que nos atrajeron de forma tan justificada? En cambio lo hicieron. Mostraba un montón de actividades, como la caza. Si bien en Assassin’s Creed III cazábamos y recopilábamos pieles o partes de animales para comerciar con ellas, era un aspecto que quedaba algo vacío. No terminábamos de verlo necesario. Mientras, Jason se veía impulsado a obtener los materiales para hacerse una mochila mayor, o mejorar unas armas claramente destacadas.

 

Ubisoft tiene un largo camino de aprendizaje a sus espaldas. La saga Assassin’s Creed no es corta y tiene otras franquicias de las que este Black Flag podría beber. Por ejemplo, tiene como referente a Splinter Cell para hacer que Kenway aprenda a ocultarse. Los objetos que vamos recolectando para las mejoras son un claro ejemplo. Vemos muy clara la necesidad de mejorar el barco, para hacerlo más resistente en las batallas navales. E igual de claro se nos muestra qué nos es necesario.

 

Con las primeras impresiones de esta entrega de Assassin’s Creed nació esa idea de que pudiera habers tratado como un título nuevo y ajeno a la franquicia. Pero, la reafirmación de esa idea vendrá indicada por su argumento en cada época en la que nos sumerjamos. ¿Será la parte de Abstergo la que de un nuevo rumbo a la saga?¿Quizá las aventuras de Kenway, ajenas a la búsqueda del fruto refuercen los lazos en la hermandad? No cabe duda que tendremos que esperar para ver si Assassin’s Creed necesita seguir visitándonos de nuevo.


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