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Qué bien le sienta lo cotidiano a Final Fantasy XV

Una road-movie con el ojo puesto en los grandes
Por Rafa del Río

Final Fantasy XV es un gran logro, un paso adelante como pocos he visto en una saga en mis 33 años de videojugador, y al margen de lo mucho o lo poco que nos guste dar la nota o de que nos guste el cambio o no, el trabajo de Hajime Tabata es impecable en muchos sentidos. Final Fantasy XV ha sabido reinventar la franquicia y dar lo mejor del inmenso quipo que tiene a sus espaldas con un juego que sigue siendo Final Fantasy pero a la vez es mucho más, una road-movie, o mejor dicho, un road-game, en el que vamos a encontrar elementos tan variopintos como normales, lo que dota al juego de una cotidianeidad que, al menos para mí, siempre es agradable encontrar en un videojuego. 

 

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La importancia de la rutina

Final Fantasy XV ofrece un planteamiento realmente interesante en su forma de hacer las cosas. Nos invita a que vivamos esta aventura 'como personas normales', o lo que es lo mismo, cumpliendo las funciones básicas que todo ser humano, esto es: dormir y comer. En Final Fantasy tenemos que dormir, y tenemos que comer, pero no porque así lo indiquen unos cansinos medidores de hambre y cansancio, sino porque esto es una historia que pretende ser real, y por ello tenemos que creer en nuestros personajes y su historia. 

 

La forma en la que FFXV nos hace cumplir con nuestro papel de actores es genial, y en vez de usar medidores tontos lo que hace es, por un lado, animarnos con mejoras y potenciadores que dependen de la comida que tomemos. Por otro, sólo durmiendo podremos acceder a los puntos de experiencia ganados durante el día, y por si este no fuera suficiente aliciente, las carreteras de noche suelen estar plagadas de candentes, demonios enormes que nos dan para el pelo y con los que enfrentarse significa, en el mejor de los casos, agotar recursos de curación mientras rezamos por que salga el sol. 

 

El resultado final no es sólo que en FFXV vamos a tener que llevar una rutina de comer y dormir, sino que vamos a querer hacerlo, dedicándonos a cazar y pescar en determinados sitios para mejorar los ingredientes, los platos y, con ellos, los potenciadores. A la vez, también el sueño nos hará plantear nuestra estrategia y ver si nos merece dormir en una cama para potenciar los puntos de experiencia o, por el contrario, acampar para así dejar que Iggy nos cocine algo interesante y de paso limentamos a nuestros Chocobos con verduras que mejoren sus estadísticas. 

 

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Cotidianeidad en estado puro

El resultado final es que el juego cobra un ritmo interesantísmo con esta forma de dividir las partidas en días y noches, y a la vez nos invita a cumplir misiones secundarias, realizar batidas de caza, pescar, explorar y todo lo que haga falta para que FFXV se sienta como ese road-game que realmente es, consiguiendo que sintamos como propia esta experiencia de viajar en coche y en chocobo por un mundo tan parecido y, a la vez, tan diferente al nuestro. 

 

Pero dormir y comer es sólo el principio. Regalía, nuestro querido coche, también necesita sus mismos y su cuidado: combustible, puesta a punto, limpieza... Estando en nuestra mano el tunearlo modificando colores y buscando piezas que potencien su rendimiento. Por tunear, podemos tunear hasta a los chocobos, cambiando su aspecto, modificando los tintes de sus plumas con colores estrambóticos y logrando hierbas en diversas misiones con las que alimentarlos en el campamento para mejorar su velocidad, energía y potencia de salto. 

 

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La sensación final, como decía, es que Final Fantasy XV es un juego que se disfruta por días, cada uno con su sorpresa, su misión, su caza y ese momento en el que llegamos a un nuevo asentamiento, gasolinera o gran ciudad. La caza acaba y nos comportamos como personas normales hablando, comiendo, haciendo turismo y, al final, viviendo la historia de este road-game de una forma que nunca antes había visto en un videojuego. Una forma que guarda elementos de juegos tan geniales como la comida en Yakuza, la caza y la exploración en Red Dead Redemption, y la forma de cumplir misiones y explorar el mapa en busca de recursos de Witcher 3.

 

Final Fantsy XV puede gustaros más o menos, pero su apuesta por contar las cosas de otra manera, su arriesgada puesta en escena y la forma que tiene de conectar con nosotros a través de sus personajes y la necesidades del día a día hacen de él un título a tener en cuenta y recordar en el futuro. 

 

¡Nos leemos!


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