Por qué juego como médico
Llevo ya unos cuantos días jugando a Overwatch y la verdad es que el juego de Blizzard me tiene francamente satisfecho. Entro, pego unos tiros y me salgo con una sonrisa, incluso si he perdido, porque noto que el juego tiene carisma, tiene una comunidad que rara vez construye un equipo desequilibrado – al menos sobre el papel, que luego lo bueno que sea uno con cada personaje es más importante – y parece que va a tener también mucho futuro a juzgar por la cantidad de gente jugando, sus micropagos y las posibilidades de expandirse que ofrece.
Oh, vaya, he dicho "entro, pego tiros y me salgo con una sonrisa". Eso no es del todo cierto: en muchas de mis partidas no he disparado a un solo enemigo y aún así me lo he pasado bien. Es la magia de ser un médico, o por hablar en jerga, un healer: el sujeto que se dedica a cubrir las espaldas de los demás miembros del equipo y cuyo rol es quedarse un poco atrás mientras los demás parten la pana. Sin él, el equipo está francamente descompensado. Es como el bajo en una banda de música: si lo hace bien, nadie percibe que está. Si lo hace mal o no está, se echa mucho, mucho, mucho de menos.
Hay mucha gente que no termina de entender qué diversión hay en no pegar tiros en un juego donde pegar tiros es lo divertido, pero no somos pocos los fans de este tipo de personaje, ya sea un médico en estado puro o una clase mixta que cura, da escudos o apoya de otra manera. Overwatch tiene un poco de todo, con Mercy como médico puro y duro, con Lucio como personaje potenciador y sanador y con algún 'constructor' que puede dar escudos o ayudar también, aunque sin curar directamente – sí, Soldier 76 también cura un poco, pero es algo mínimo.
El valor de estos personajes está en lo estratégico, en funcionar a un nivel distinto al del resto de personajes y tratar de estar atento a otros elementos. Un personaje que tiene que disparar mucho se centra en tácticas para hacerlo de la mejor forma posible, ¿no? Cubrir esquinas, escuchar pasos, recargar en un momento adecuado, etc. Con el médico, la estrategia es invertida: estás pendiente de los compañeros y menos del enemigo, pues son los demás jugadores de tu equipo quien deben ayudar a cubrirte un poquito.
Cualquiera que juegue a un MOBA estará conmigo en que el healer ha dado pasos de gigante gracias a estos juegos y que este tipo de unidad goza de mucho más respeto que hace unos años. Y aunque este no es mi género predilecto, no son pocos los juegos en los que gozo mucho quedándome un poquito atrás y ayudando en lugar de disparando: Evolve se me daba de miedo, y me da lástima que frasacara porque entendía a los médicos de un modo fenomenal. Team Fortress fue de los primeros juegos en valorarlo fuera de los juegos de estrategia, por ejemplo; y ya Defense of the Ancients gozaba de sanadores magistrales.
Hay que alabar a Blizzard, pues, por haber hecho muy bien su trabajo con esta clase de personaje y que los cuatro sanadores que hay, Lucio, Mercy, Symmetra y Zenyatta, sean personajes distintos, que curan y que están pensados para divertirse de un modo ligeramente impropio de un juego de tiros. Soy especial fan de Zenyatta, la verdad, porque tiene una movilidad asombrosa y porque puede ser muy ofensivo si te compenetras con otros jugadores al usar los orbes de discordia. Si no soléis jugar con estos personajes, dadle una oportunidad.
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