1. Mundogamers
  2. Noticias

Pokemon y la nostalgia interminable

Reflexiones sobre ciclos y amores enfermizos
Por Dayo

Veo el tuit de Bruno Louviers: “No quiero asustaros, pero Pokémon cumple 20 años EN 2016”. Diez segundos después le hago RT y FAV y sigo con mis cosas. Cinco segundos. Tengo todos mis juegos de Pokémon en un cajón, dentro de la funda de mi Nintendo DS. Antes los jugaba.

 

Miro el tuit. Es una de tantas reflexiones y cavilaciones que aparecen en mi timeline, pero este me ha llamado la atención. Ahora a tres segundos.

 

Febrero de 2002, estoy entrenando a mi Dragonite para luchar contra el Alto Mando.

 

Julio de 2015, miro Twitter mientras pienso sobre qué escribir.

 

Dos segundos. Uno.

 

Hago RT y FAV. Me detengo a pensar lo que verdaderamente significan esas palabras. Veinte años pasan tan rápido… Parece que ayer empezó todo. Porque es 1999 y estoy mirando el anuncio de una nueva serie anime en una revista. Hay una criatura hecha de roca, con la boca abierta. Por algún motivo se me ocurre pensar que tiene voz de mujer. Después aprendo que se llama Geodude y es un pokémon. Los pokémon sólo pueden decir su nombre. Empieza la emisión del primer capítulo en Telecinco…

 

…hay una pelea.

 

Dos criaturas con poderes mágicos están luchando en un campo de batalla. Sus entrenadores son niños, como yo. No tienen que preocuparse por el colegio ni por las clases de kárate o las vacunas. Sólo viven aventuras y pelean. Dos meses después sé que uno se llama Nidorino y el otro Gengar. Ya me sé todos sus movimientos. En 1999 emprendo mi viaje por primera vez con la ilusión en mi corazón. En 2013 veo un tráiler de Pokémon X/Y y me pregunto si me hará sentir como un niño otra vez. Es 2015 y estoy mirando al tuit, pensando hace cuánto que no toco ninguno de estos juegos.

 

Julio de 2003. Empiezo mi primera partida en Pokémon Zafiro. No sé por qué sigo jugando. Tengo 11 años y quiero ser un adulto. Los niños no juegan a Pokémon, pero aún así tengo el juego entre mis manos. Es como si fuera un rito para mí. Quizá ese sea el caso. No tiene tantas opciones como antes; la escala es menor, no hay ciclo de día y noche, no puedo llamar a la gente. Pero hay bases personalizadas. Puedes compartir tus aventuras con los demás, tener tu pequeño espacio dentro de ese mundo fantástico. Es noviembre de 2003 y estoy compartiendo bases con mis amigos para luchar contra sus entrenadores fantasma. En julio de 2015 hace años que les he perdido la pista. Prefiero que sea así. No guardo un buen recuerdo suyo.

 

Noviembre de 2007. Es mi cumpleaños y me han regalado una copia de Pokémon Diamante. Estoy en los últimos años de secundaria e intento no pensar en lo que piensen los demás. Mientras me engaño a mí mismo sigo jugando sin considerar por qué lo he pedido. No compraré otro juego de Pokémon en los próximos seis años, pero entonces no lo sé.

 

Sigo peleando. 

 

PKMN

 

Junio de 2008. Descubro un foro, El Rincón del Manga. Tienen un grupo de reviewers, así se llaman, que se dedican a analizar manga y anime. Un grupo variopinto de gente que quiere compartir sus opiniones. A finales de mes ya estoy dentro. Me hago un pequeño hueco dentro de la comunidad. Buscando por internet me encuentro con La Serie de Ken. Es un fanfiction de Pokémon que habla mi idioma. En sus páginas la gente muere, se debate, tiene conflictos. Pierde. Es una aventura intrigante. Es todo lo que llevo pidiendo a Pokémon desde hace años. Devoro el fanfiction y empiezo a investigar, buscando más. Julio de 2008, empiezo a escribir mi propio fanfiction de Pokémon y lo publico en El Rincón del Manga. Nunca he compartido un texto de ficción con desconocidos.

 

Llega agosto de 2010 y es la final del mundial. Juega España contra Holanda, pero yo no estoy viendo la televisión. Estoy dibujando una adaptación de mi fanfiction. Es un dibujo horrible, pero sigo. Es la única forma que sé de tener una experiencia de Pokémon que ofrezca algo nuevo, pero ahora mismo el dibujo se me resiste.

 

Es una pelea constante.

 

Mayo de 2013, doy las últimas pinceladas a la nueva revisión de mi fanwebcómic de Pokémon que nunca llego a publicar. La página ni siquiera está terminada. Julio de 2008, escribo cada palabra sin prestarle atención. Lo importante es continuar, tener algo que ofrecer. Julio de 2015, hace tiempo que perdí las ganas de llevar ese proyecto a ninguna parte. 1999, estoy viviendo aventuras. Octubre de 2013, compro Pokémon X y una Nintendo 3DS con la esperanza de que este juego me vuelva a hacer sentir como antes. Es julio de 2015, hace más de un año que no toco la portátil. Me doy cuenta de que soy otra persona. He madurado, cambiado, igual que toda la gente que conozco. Pero Pokémon sigue igual que en 1999 y permanece inmutable. Por algún motivo, sigo queriéndolo.

 

2016. Nintendo anuncia un nuevo juego de Pokémon para conmemorar el 20 aniversario de su serie. Quizá, pienso, esta vez sea distinto…

 

Es mayo de 2013 y estoy en Callao, charlando con un hombre llamado Alejandro Pascual. Me ha pedido que colabore en su página y hablamos sobre la vida, los videojuegos, el cine, el periodismo. Le digo que sueño con una generación de periodistas que envejezcan con los videojuegos y compartan su sabiduría igual que los grandes críticos de cine. Él me dice que es difícil y que siempre habrá niños que lleguen a leer lo mismo de siempre, y que así quizá no haya progreso. Siempre habrá niños jugando a Pokémon.

 

Y estarán peleando.

 

Tengo miedo de este ciclo, de la nostalgia. De seguir esperando un cambio que cada día parece más imposible. No paro de pedir innovación y resulta que un solo juego ha estado conmigo toda mi vida. Estoy frente a mi ordenador en 2015 y le doy a RT y FAV ¿Qué habría pasado si no hubiera jugado a Pokémon Rojo? ¿Me habría librado de esta atadura o estaría pidiendo más refritos de otra IP? 30 de septiembre de 1993, Parque Jurásico llega a las salas españolas. 29 de mayo de 2015, estrenan Jurassic World. Como si no hubiera pasado el tiempo ¿Y de quién es la culpa? ¿Del productor que decide tirar a lo seguro? ¿Del director que acepta llevar a cabo el proyecto? ¿De nosotros, el público, por pagar estas obras? Parece que realmente nada cambia. Quizá seamos nosotros los que no queremos que nada cambie. El pasado es seguro, conocido, sin ninguno de los miedos que debemos afrontar. Es julio de 2003 y no estoy seguro de si realmente quiero jugar a Pokémon Zafiro, pero da igual lo que yo piense. Nunca ha importado. Nunca importará.

 

Rebusco entre mis archivos y encuentro un fanwebcómic de Pokémon. Me recuerda por qué me enamoré de esta saga cuando era un niño. Me pregunto por qué necesito seguir enamorado.


<< Anterior Siguiente >>