Pokemon sí ha cambiado mucho
Pokemon forma parte de la vida de muchos jugadores, y estoy seguro de que no soy el único que recuerda con mucho cariño su primer acercamiento a esta magnífica franquicia de videojuegos con Pokemon Rojo o Pokemon Azul, en nuestra primera Game Boy. Por eso fui uno de los que se alegró ante la noticia proporcionada en el último Nintendo Direct de que estos dos primeros juegos, junto a la edición Amarilla, aparecerían el próximo mes de febrero en la tienda virtual de Nintendo 3DS (a un precio que probablemente será demasiado alto).
Me alegré por varias razones, aunque con el paso de los días me he dado cuenta de que quizás lo que más cuenta es la nostalgia y nada más. Por un lado, las últimas ediciones de Pokemon me parecen muy buenos juegos (creo que eso es indiscutible) pero peca de una ausencia de carisma bastante evidente si nos centramos en las propias criaturas que podemos capturar, tanto en las principales y en las normales como en las legendarias. Quizás esto también sea algo provocado por la nostalgia, pensando que nunca vamos a volver a ver un equivalente de Charmander, Mewtwo, Lugia, Pikachu y similares de forma algo injusta. Por eso las entregas de Pokemon que más he disfrutado en los últimos años fueron los remakes de estas primeras entregas y los últimos Pokemon Zafiro Alfa y Pokemon Rubí Omega.
Por eso también celebré la llegada de estos juegos clásicos a Nintendo 3DS, porque estoy seguro de que tiraré los billetes a la pantalla cuando estén disponibles para volver a sentir esas sensaciones que tan bien recuerdo en el pasado. Volver a tener que elegir entre Charmander, Squirtle y Bulbasaur, con esos gráficos que han evolucionado tanto con el paso de las entregas y de las consolas de Nintendo. Pero claro, aunque parezca mentira y aunque también penséis que el apartado técnico es lo único que ha mejorado, lo cierto es que Pokemon sí ha cambiado mucho. Más de lo que muchos pensamos.
A pesar de que todos siguen una estructura de juego similar (por no decir idéntica) en la que solo varían las localizaciones y las criaturas que nos encontramos y podemos capturar, la franquicia Pokemon también ha evolucionado muchísimo en sus entrañas en los apartados más importantes: los propios Pokemon y los combates. A lo largo de los años se han ido incorporando mejoras y ajustes que han ido consiguiendo un mayor equilibrio entre las clases, con un mayor sentido a cada vez más ataques y distintos tipos de técnicas. Aún hay mucho camino por delante en este sentido y lo demuestran los entrenadores profesionales, que siempre suelen utilizar a los mismos equipos y las mis tácticas, pero la evolución es palpable y es evidente.
Incluso si probáis las últimas remasterizaciones y después os acercáis a las versiones originales de Rubí y Zafiro os daréis cuenta de que existe realmente esa evolución. Parece que no porque la estructura es la misma y el desarollo de la historia y la forma en que el jugador tiene que avanzar sigue los mismos patrones una y otra vez, pero en su interior sí que ha encontrado un mayor equilibrio. Por ello, que la nostalgia no os pueda con Pokemon Rojo, Azul y Amarillo. Sí que es una buena noticia que podamos tenerlos de nuevo junto a nosotros en nuestra portátil, pero pronto nos daremos cuenta de que no todo es una cuestión de gráficos. Pokemon ha cambiado mucho más de lo que parece a simple vista.
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