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Pasado y presente de los accesorios estúpidos

Hay cosas que nunca cambian
Por Bruno Louviers

Sigo en mi pueblo, sigo excarvando en las cosas sobre videojuegos que tengo por aquí. Entre tomos y tomos de revistas, algunas cuyos nombres ya no recuerdo pero que, madre mía, qué vergüenza de contenido, redacción y maquetación; he encontrado los viejos accesorios de mi Game Boy, mi SNES y, sobre todo, mi Nintendo 64. Y madre mía, qué pedazo de mierdas de plástico.

 

Lo que mé me ha sorprendido es el Rumble Pack, que lo recordaba mucho más pequeño de lo que es en realidad, y el Transfer Pack, que se lleva la palma en tamaño. ¿Cómo podíamos soportar el mando con las manos con esos enormes accesoriso de plástico enchufados? 

 

La verdad es que el Transfer Pack era tremendamente útil. Venía incluido con Pokémon Stadium, que lo mismo no lo recordábais, y servía, además de para transferir criaturas al juego y usarlas en todo su esplendor tridimensional, para jugar a Pokémon en la pantalla de la televisión, algo revolucionario para el menda porque, oh, podías acelerar el juego y jugarlo más rápido. ¡Como con las roms!

 

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Mi accesorio fetiche

 

Entre tanto recuerdo de infancia, caí en que estos accesorios no son tan absurdos si se mira a una tienda de juegos de hoy en día. ¿O acaso la tabla de Wii Fit es mucho más lófica? ¿O el teclado para los mandos de Xbox 360 y PS3? ¿O el Traptanium este de Skylanders para jugar con las figuritas? Esto último es mucho más absurdo que algunas de las cosas que tengo yo. Bueno, quizá no más que la lupa de la Game Boy.

 

Por alguna razón, los videojuegos eran y siguen intentando ser un poquito cyberpunk, en un sentido un poco vago esto. Queremos meternos en la experiencia de juego a través de accesorios y sentir que nuestro cuerpo participa más directamente en lo que vemos. Y me parece fantástico. Puede que exista cierto factor sacacuartos (como se dice en mi pueblo), pero cuando todo esto lleva a Oculus Rift, no puedo sino celebrar que mi lupa de la Game Boy fuera mitad tontería, mitad útil.

 

Oculus Rift es el cúlmen de todo esto, un accesorio ridículo a la vista de todos menos de quien lo usa y que, esta vez sí, nos mete de lleno en el juego. Ahora solo falta crear un Powerglove como dios manda...


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