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Ori and the Blind Forest es un juego `muy Nintendo´

Y destaca por ello
Por Víctor Junquera

Tras las primeras líneas del análisis de Ori and the Blind Forest comento que tiene ese aura de magia especial que pocas veces se ha visto fuera de Nintendo, y es algo que me parece que merece una explicación. Si Ori hubiese salido en una plataforma de Nintendo, no habría destacado tanto, pero sin embargo, en el catálogo de Xbox One es toda una rareza a pesar de que hay más Metroidvanias (como Guacamelee) y los indies y otros juegos que basan gran parte de su atractivo en el apartado artístico no escasean.

 

Cuando se habla de un título de la factoría Nintendo, en especial de Zelda, se suele hablar de un tipo de 'magia' (la maJia, como se dice en algunos foros) como si fuese un factor determinante a la hora de calificar un juego y tuviese un 6 en gráficos pero un 9,5 de magia que compensa todo lo demás. Ese tipo de feeling especial está en Ori aunque no cuente mucho su historia y cuando la cuente lo haga con pinceladas pretenciosas con un mensaje que aparece y desaparece suavemente sobre el mismo escenario, dejando bien claro que quiere ser un juego de espíritu indie.

 

El de Ori es un caso parecido (aunque opuesto en realidad) a lo que fue GTA Chinatown Wars en Nintendo DS, un bombazo macarra, lleno de posibilidades, de violencia y de tráfico con marihuana y ácido en una máquina en la que predominaban los simuladores de cuidadora de cachorros y los 'Imagina ser...' Era un gran juego, pero fue una sorpresa aún mayor por estar lejos de donde solía estar.

 

supermetroid

El mejor tutorial de la historia, sin decirte una palabra.

 

Y parece raro, pero Ori no hubiese destacado en una plataforma en la que predominase tanta de esa 'magia', y estoy seguro de que hubiese sido igual de buen juego. Ori and the Blind Forest cuenta con una serie de valores que van más allá de la estética o de esa 'magia' que lo hacen parecer un juego 'muy Nintendo', y el hecho de sacar el máximo partido de habilidades a priori sencillas es uno de esos grandes valores que no siempre vemos en títulos que tendrían mucho que aprender de aquí. El diseño de niveles mimado hasta la obsesión, el llevar al jugador paso a paso pero a un ritmo constante y no molesto, y el poner a prueba repetidas veces las facultades del jugador como marcaje del listón a superar para el siguiente área, son grandes tácticas de diseño de niveles que no se suelen ver y que a día de hoy (y desde siempre) vienen representadas en los Mario mejor que en ningún otro sitio.

 

Y pocos juegos mejor que Super Metroid han conseguido enseñar a dominar habilidades sin decir ni una sola palabra, pero en Ori también hay muy buen trabajo en este aspecto, delimitando el área de la nueva habilidad de tal forma que salir de ahí y atar cabos para llegar a tu próximo objetivo no sea fruto de la casualidad, o de repetir tres veces la misma mecánica en un incómodo tutorial, sino haciendo que el jugador asimile esa nueva habilidad y todas sus posibilidades poco a poco tras aprenderla.

 

Todo esto, en realidad, es algo que se tendría que dar por hecho en el 100% de los videojuegos, pero al final la gran mayoría se rinden a los tutoriales fuera de contexto. Por todo esto, Ori and the Blind Forest sorprende más aún.


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