Ojalá otro Metal Gear Rising

Tras acabar Doom, el cuerpo me pedía mambo. Y con mambo, me refiero a otro juego de tiros disparatado donde la munición no importara y donde tuvieras que hacer frente a un montón de enemigos sin quedarte tras una cobertura. Sin embargo, Vanquish todavía no funciona en Xbox One, así que decidí rejugar otro juegarral de Platinum Games, Metal Gear Rising: Revengeance. Ya sé que este no tiene tiros, pero su banda sonora está tan pasada de rosca como su jugabilidad, y eso me servía de sobra para lo que buscaba.

 

Grave error: tras meterme unas horas entre pecho y espalda, hacer volar un Metal Gear Ray por los aires y acabar con los dos primeros jefes finales, que son tan geniales como los recordaba, tuve una epifanía muy fastidiosa: no va a haber otro juego como este. Y no es que Platinum Games no vaya a darnos más juegos de acción fabulosos y estrafalarios. Me refiero a una secuela directa de este juego, con Raiden, con su particular sistema de combate y con todas las chorradas casi kojimescas que introdujo Platinum.

 

 

Dudo mucho que la ausencia de Kojima sea un problema para sacar adelante una secuela de Metal Gear Rising, la verdad, pero lo veo imposible por la actitud que ha tomado Konami con respecto al desarrollo de videojuegos y lo negro que pinta su futuro en esta industria. Tiene pinta de que van a limitarse al Pro Evolution Soccer anual y a lanzar un Metal Gear Solid 'estándar' cada vez que puedan, o ni eso. Creo que todavía no somos conscientes de la tragedia que supone que Konami abandone poco a poco el desarrollo de videojuegos, y a mí hoy me lo ha recordado Rising. 

 

Por lo menos, MGR sigue siendo un juego para fans de Platinum Games dispuestos a meterse entre pecho y espalda dos partidas a sus modos más normalitos antes de desbloquear la dificultad auténtica que transforma el juego en algo mucho mejor (gracias, sobre todo, a los enemigos más complicados en fases más tempranas) y que te obliga a dominar ese genial parry direccional y alguna que otra esquiva más complicada como quien aprende a montar en bici. 

 

Pocos juegos de acción tienen enemigos que siempre están a la altura del protagonista en lo que a capacidad de combate se refiere y que luchan como tú, como esos jefes espejo tan brillantes que solo nos encontramos de vez en cuando en los hack and slash que de verdad merecen la pena. Además, que el Blade Mode y otras muchas ideas presentes en este juego podían expandirse y ser todavía mejores, llegando a anular los problemas que tenía la primera entrega. Pero va a ser que no...

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