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Odin Sphere Leifthrasir. ¿Sirven para algo los demakes?

Además de ser curiosos a la vista, claro
Por Adrián Suárez Mouriño

Los autores de Odin Sphere Leifthrasir plantean la creación de un demake del título original siempre que los jugadores pasemos por caja, claro está, pero ¿para qué sirven los demakes? Esto de los remakes a la inversa es una nostálgica manera de trasladar el aspecto de un juego actual a los 8 bits; realmente es a un estilo gráfico con la rotundidad de los píxeles de NES pero con un rendimiento superior. La mitad de las cosas que se demakean no las movería una NES ni de broma.

 

Cuando un autor amateur o un artista anónimo lo hace con una obra que admira, entiendo el demake como una exploración artística sin más. Estos demakes, además, suelen quedarse en imágenes de muestra del proyecto o pequeños clips de vídeo no jugados, como el de The Last of Us. Ahí tiene sentido la creación de un demake, por la curiosidad de conocer cómo quedaría el juego con un aspecto de 8 bits, ¿pero tomárselo en serio y llegar hasta el final, construyendo el juego? No creo que tenga mucho sentido.

 

 

El movimiento de desarrollo independiente ha recurrido en muchas ocasiones a los estilismos de ocho y dieciséis bits para firmar sus proyectos. Estas decisiones son en muchas ocasiones por falta de presupuesto, pero al hacerlo unos creadores con muchas ideas y ganas de hacer algo nuevo, han conseguido exprimir ese aspecto gráfico y entregarnos nuevas maneras de jugar.

 

Y quién nos los diría, tras tantos años con nuestras NES, Supero Nes y Megadrive dentro de un armario, que llegaría Fez, Hotline Miami o Braid para enseñarnos que con las limitaciones que presentaba aquel aspecto gráfico, íbamos a descubrir nuevas mecánicas e interesantes reglas de juego con las que disfrutar.

 

Esta es la gracia de viajar en el tiempo a un estilo gráfico retro, porque esto como la pintura: son estilos y a cada estilo se le puede seguir exprimiendo profundidad hasta el infinito, solo pone los límites la mente del autor. Sin embargo, al plantear un demake, esta búsqueda de lo nuevo, lo distinto o lo sorprendente, pierde fuerza a favor de intentar conseguir una mímesis mona de lo que es un juego actual con píxeles gordotes, y eso, en mi opinión, no aporta nada más que un guiño nostálgico hacia nuestros días.

 

Puede que a veces se nos olvide que los videojuegos arriba nombrados: Fez, Hotline Miami o Braid, no nos han fascinado por venir con gráficos pixelados, sino porque ello fue la base para crear algo muy distinto a otros videojuegos que habíamos visto y empleando, claro está, estos píxeles o espíritu de 8 y 16 bits como el punto de partida para hacerlo, pero esa no es la meta del demake, la expectación por el resultado de uno de ellos no puede ser, por lo tanto, igual de emocionante.


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