La gente de NIS America parecían muy contentos de ver a prensa que se interesaba por sus productos allí en la Gamescom. Un stand pequeñito y no mucha gente a su alrededor para presentar muchos juegos en muy poco tiempo. Y aún así dejaron una gran impresión para aquellos que de verdad conocemos sus productos. Claro que como parte de un mercado español que lucha por conseguir juegos en nuestro idioma, no es la compañía que nos traiga los juegos en la mejor de las condiciones, pero al menos los traen.
Muchos suenan a tontería, sobre todo porque la mayoría de los doce juegos que han presentado están envueltos en un halo de moe y un japonismo extremo que puede echar para atrás a muchos, pero hablamos de que se esfuerzan (y es un esfuerzo porque no llevan unas ventas destacables) por traernos muchos juegos de compañías como Arc System Works (Guilty Gear, BlazBlue), Atlus (Persona, Catherine) o Nippon Ichi (Disgaea) y otros estudios de los que por aquí casi no se oye hablar, como Aquapazza, Kadokawa, Acquire, Compile Heart o Spike Chunsoft.
Los seguidores de este tipo de juegos forman una comunidad muy pequeña, poco ruidosa, pero una comunidad a la que NIS America tiene muy en cuenta. No habrá mucha gente en toda Europa esperando Fairy Fencer F o Tears to Tiara II, pero por poco que consigan vender estos RPGs de nicho, es una ayuda extra para que puedan llegar más juegos más conocidos y esperados como Disgaea 4: A Promise Revisited (a la venta el 29 de agosto), Persona Q: Shadow of the Labyrinth (a la venta el 28 de noviembre), Danganronpa 2: Goodbye Despair (a la venta el 5 de septiembre), y otras cosas más originales como Akiba's Strip o Natural Doctrine, grandes apuestas por la novela visual como Tokyo Twilight: Ghost Hunters o juegos de lucha más desconocidos como Under Night: In-Birth.
Como decíamos, no vienen en la mejor de las condiciones. Vienen todos íntegramente en inglés, a precio completo, en ocasiones sólo como distribución digital, y encima en la tienda online europea de NIS America nos toman por tontos y nos cobran de más por ediciones especiales, fabulosas, eso sí, pero a precios de oro. Pero vienen, y son ese tipo de juegos los que colaboran, por ejemplo, a darle un poco de amor a PS Vita.
Lo peor de todo es que este tipo de juegos pasen tan inadvertidos por culpa de su escasa distribución y promoción cuando son exactamente lo que muchos jugadores están buscando. No se engloban ni en el indie ni en el AAA, no buscan el mayor espectáculo gráfico,... Pero son juegos con infinidad de posibilidades, juegos que se pueden exprimir durante centenares de horas, juegos que ofrecen grandes retos ya que no se cortan con la dificultad (e incluso en su paso por Europa se ven obligados a añadir facilidades con respecto al original japonés),...
El desarrollo japonés no está muerto, ni mucho menos, sino que sencillamente aquí está eclipsado por el mercado de extremos que entre todos hemos creado, y NIS America no está apostando fortísimo por cambiarlo, pero al menos está apostando, y eso es algo que hay que agradecer.