1. Mundogamers
  2. Noticias

Nintendo 64: Mi primera vez

La envidia, la revolución 3D
Por Víctor Junquera

Cuando uno aún se encontraba disfrutando de Super Nintendo y Game Boy todo lo que podía mientras otros ya disfrutaban de las carísimas Sega Saturn y PlayStation, la que en un principio fue bautizada como Ultra 64 para posteriormente ser Nintendo 64, por los 64 bits de su procesador frente a los 32 de la competencia, era la que más atractiva resultaba.

 

Uno que venía siendo un pequeño ignorante veía vídeos de todo lo que podría llegar a ofrecer Nintendo 64 y se preguntaba: "¿Cómo leches vamos a avanzar hacia el fondo, si dar para arriba en la cruceta es para mirar hacia arriba?" Uno era un niño un poco limitado, pero la duda tenía sentido cuando no podías entender cómo mover a un personaje como Mario en un entorno 3D, cuando nunca había salido del scroll lateral. Y vídeos como este, que nos hacían vislumbrar el futuro mientras Super Nintendo y Game Boy aún tenían un catálogo muy prometedor por delante, aumentaban las ganas de Nintendo 64 a unos límites de locura, y detalles como el análisis sin nota de Super Mario 64 en Hobby Consolas no ayudaban a paliar el ansia.

 

El vídeo no tiene desperdicio. Menudos catálogos, pero la revolución comienza en el minuto 28.

 

Pero claro, 40.000 pesetas en 1997 no se las podía permitir cualquier preadolescente, pero ahí estaba yo, en un hipermercado en los primeros días de lanzamiento de la consola, dispuesto a comprobar en primera persona cómo iba a ser el futuro (gran época aquella, por cierto, la de esperar interminables colas para echar una partida "a vida o pantalla" a los lanzamientos del momento) con Super Mario 64.

 

Varios de mis amigos y vecinos iban teniéndola, me corroía la envidia, pero yo me conformaba con ir de vez en cuando a sus casas a echar unas partidas a un divertidísimo multijugador de Mario Kart 64. No era suficiente... Claro que, como bien decía Jaume hablando de Super Nintendo, en aquella época compartíamos más, y un buen amigo de mi hermano a quien le había tocado un lote de Nintendo 64 y 12 juegos en el antiguo Game 40, nos la prestó durante unos días con auténticos juegazos que nunca podremos olvidar.

 

GoldenEye 007, F-Zero X, Lylat Wars, el excéntrico Blast Corps, Diddy Kong Racing, Wave Race 64, Pilotwings 64, Star Wars: Shadows of the Empire,... E incluso el olvidadísimo Mischief Makers de la gran Treasure. Todo era tan impresionante que hasta aquel mando tricornio nos parecía cómodo.

 

nintendo 64 mando

 

A la llegada del gran The Legend of Zelda: Ocarina of Time que tanto revolucionaría el mundo del videojuego, Nintendo 64 se había pegado un gran batacazo y era el momento de hacerse con ella. Un pack de Nintendo 64 con Super Mario 64 adquirido por 20.000 pesetas me aguardaba en uno de los regalos de Navidad, y en otro, un Ocarina of Time que mi buena madre reconoció años más tarde haber buscado como una posesa por todas las tiendas posibles.

 

Y hasta nueve veces llegué a acabar ese maldito juego, intercalándolo con alquileres de locuras como el sandbox de lucha contra alienígenas Body Harvest, el juego de Mission: Impossible, ISS 64, Super Smash Bros., Star Wars: Rogue Squadron, Flying Dragon, BomberMan 64, Shadowman, Turok, Goemon,... Y cómo no, el nefasto SuperMan 64. Por supuesto, también ahorrando todo lo posible para hacernos con carísimos juegos como Pokémon Stadium y su Transfer Pak (14.000 pelas del ala para escuchar al maldito comentarista), Donkey Kong 64 y el Expansion Pak que nos permitiría ampliar la memoria de la consola para jugar a auténticas bestias como Perfect Dark y Zelda: Majora's Mask

 

Si os fijáis, no todo eran juegos de Nintendo. La época de las exclusivas ha desaparecido, pero con Wii U podría volver si le ponen tantas ganas para cautivar al jugador habitual como hacían antaño.

 

Ya nos hemos acostumbrado a que las consolas de Nintendo carezcan de variedad en muchos géneros, pero desde luego, Nintendo 64 ha sido una gran consola que nos ha dado muy buenos juegos. Pocos, pero excelentes, y desde luego yo, le guardo un cariño como a ninguna otra.


<< Anterior Siguiente >>