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Nintendo 64 cumple 18 años

Ya puede beber alcohol legalmente
Por Bruno Louviers

Nintendo 64 fue una consola que marcó a una generación, no solo por sus juegos sino porque fue la alternativa real a tener una PlayStation. Los que tuvimos ambas en algún momento de nuestra infancia/adolescencia, pudimos ver una edad dorada del videojuego desde el prisma de un niño, algo magnífico y que desde luego marca la posterior pasión por el medio. Y los que solo tuvieron una de las dos, desde luego, no se quedaron lejos de semejante experiencia, pese a cierto condicionamiento. 

 

Estoy seguro de que Nintendo 64 habría sido una consola todavía mejor si Sony no le hubiera 'robado' (esto son negocios, nadie roba a nadie en realidad) Final Fantasy y alguna que otra franquicia que habría acabado en su consola si no hubiese tenido una competencia tan feroz. Sin embargo, quiero pensar que PSX determinó cómo es la Nintendo actual: una compañía que sirve como tercera vía entre guerras de plataformas, alguien que va a su bola con sus juegos y su experiencia de videojuegos. Y lo agradezco.

 

Pues bien, esa Nintendo empezó a gestarse hace 18 años con juegos como Super Mario 64, uno de los mejores plataformas 3D de la historia y que aún tiene mucho que decir si se compara con juegos de cientos de millones de presupuesto. O como Star Fox 64, un canto de cisne del género de las 'navecitas'. O como The Legend of Zelda: Ocarina of Time, aún considerado uno de los mejores videojuegos de la historia por muchos, no solo por los fans de la saga que no saben que el mejor y más profundo es Majora's Mask, también de Nintendo 64. Bueno, quizá esto último no es cierto, pero es lo que yo pienso.

 

Pero la cadena de juegos que se pueden citar es casi eterna, y cada persona podría comentar uno que le marcó significativamente. Yo recuerdo Super Smash Bros. con especial cariño por las tardes de vicio con amigos que traían sus mandos (Nintendo 64 fue la primera consola con soporte para más de 2 mandos a la vez) y mi obsesión por conseguir todas las piezas de puzle de Banjo-Kazooie.

 

Nintendo 64 también fue la última consola de Nintendo en apostar como loca por los accesorios: el Memory Pak, el Rumble Pak, el Expansion Pak, el Transfer Pak... Todo chifladuras que Nintendo podía permitirse en aquella época y que más o menos funcionaban, como su absurdo (en apariencia) mando de tres picos que inventó el concepto del stick analógico llevado a los mandos de una consola y que todo el mundo imitó después por su comodidad para el manejo de juegos en tres dimensiones.

 

Aún con todo, no es descabellado decir que Nintendo 64 fue el principio del fin del reinado de Nintendo como absoluta dueña y señora del mercado de sobremesa de las videoconsolas. Su consola estaba más limitada en espacio que la PSX, que con menos potencia de facto podía reproducir gráficos en 3D con fondos fijos en 2D (recordemos cómo se ven los Final Fantasy de PSX) y contar con música de mayor calidad gracias a los 600MB de un CD Rom, en comparación con los escasos 128 que tuvieron los cartuchos en su última época. 

 

Esto, está claro, no la hace una peor consola. Nintendo 64 fue un éxito en ventas, aunque quizá no al lado de PSX, pero lo fue en cultura del videojuego y en cuanto a joyas que han pasado a la memoria del medio. Game Cube lo pasó aún peor que ella contra PS2, la consola más vendida de la historia, pero del mismo modo ha quedado ese poso de su calidad inherente. 

 

18 años son muchos, sobre todo cuando tienes 25, como es el caso, pero la verdad es que parece que fue ayer cuando me terminé por primera vez Ocarina of Time y no entendí ni la mitad de lo que me contaban porque estaba en inglés y me aburría usar una guía en papel que venía junto con el juego. Supongo que Nintendo 64 sigue viva con esta clase de recuerdo.


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