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Muerte y resurrección de Guitar Hero

Qué lo hacía grande. Qué lo mató
Por Dayo

Hace tres días anunciaron Guitar Hero Live, resurrección de una saga que había muerto tras una sombría etapa de juegos musicales pero que ahora, junto a un nuevo Rock Band, atenta a sacarnos los cuartos de nuevo y ponernos frente a la pantalla a tocar una pieza de plástico creyéndonos Jimi Hendrix. Ja.

 

Por supuesto, estoy siendo cínico. Ahora probaré a ser honesto: me ha hecho ilusión ver este nuevo anuncio. Es el juego que no sabía que quería y aunque han pasado los días y ahora estoy mucho más calmado, antes de anteayer devoré toda la información del juego que pude encontrar. Ni siquiera yo sabía que fuera tan fan de Guitar Hero, pero bueno. “Vida y muerte de Guitar Hero”, de eso estábamos hablando.

 

Durante un breve tiempo, cuando tenía cosa de once, doce años, estuve tomando clases de guitarra, lecciones que luego olvidaría por completo, pero con los años me he dado cuenta de que ese fue un error. Me gustaría tener el talento para tocar la guitarra, el piano, el violín, lo que sea que produzca música, y creo que no estoy solo en esto. Hay mucha gente que está “escribiendo un libro”, pero también hay muchos aspirantes a estrellas de rock por ahí. Mis amigos tuvieron un grupo de música, mi hermano tiene un grupo de música, etcétera. Lo fácil es empezar, reunirse e ir a tocar a una sala de ensayo, pero dar el primer paso e ir aunque sea a un bar a hacer sonar unas pocas notas frente a un público, ese es el auténtico desafío. No muchos lo consiguen y, de aquellos que sí, la mayoría tiene que conformarse con cantar a sus amigos y los amigos de sus amigos en una sala oscura y mal iluminada, y digo esto por experiencia. Pero llegó Guitar Hero y de pronto todos podíamos ser Paul McCartney o Kurt Cobain o Axl Rose o tantísimos otros. El motivo por el que triunfan los juegos de fútbol no es sólo porque te dejen jugar, que eso ya lo hace la gente con un balón y un grupo de amigos, sino porque te transmite la sensación del estadio, te integra no en un partido de fútbol cualquiera sino en EL partido de fútbol, la gran competición con todos tus jugadores favoritos. Y tú estás ahí en medio. Guitar Hero es el equivalente para todos los que quieren ser músicos o aman la música y, seamos honestos, hay mucha más gente dispuesta a fingir que son un grupo de música que un equipo de fútbol. Monta una fiesta con los amigos y propón echarte unos FIFAs o cantarte algo al SingStar. Mi instinto me dice que ganará el segundo.

 

 

Pero Guitar Hero hacía más que simplemente dejarte tocar delante de una audiencia virtual: te daba las herramientas. La guitarra y, más adelante, la batería y el teclado, estaban ahí, cada uno podía tocar un instrumento y hacía falta experiencia y práctica para hacerse a los controles de cada uno. Las notas sonaban al ritmo de la música, la progresión y movimiento de los dedos se correspondía con lo que estabas escuchando: era una inmersión física absoluta. Lo único que falta son unas gafas de Oculus Rift y el trato está cerrado. Guitar Hero y Rock Band supieron apelar a esa parte oculta en todos nosotros que ama la música, que tararea mientras camina, canta en la ducha y mueve la cabeza mientras escucha su canción favorita, porque había muchos juegos que te hicieran bailar, pero a nadie se le había ocurrido pensar que, quizá, nosotros querríamos estar ahí, en el escenario.

 

Aunque, como dice la física, todo lo que sube tiene que bajar, y Guitar Hero pidió demasiado de su público, pensó que consumirían todo lo que les soltaran. Abusó de sus expansiones y sus secuelas. 2009 vio el lanzamiento de cuatro entregas y en 2010 se lanzaron Guitar Hero: Metallica, Guitar Hero On Tour: Modern Hits, Guitar Hero: Smash Hits, Guitar Hero 5, Guitar Hero Van Halen, Band Hero y el nuevo DJ Hero, que tendría una secuela un año después. El juego había dejado de ser una experiencia musical y se había convertido en merchandising abusivo: ya no eras una estrella de rock sino un aspirante que se compraba sus instrumentos y ropas para fingir que era su ídolo. El género del juego musical murió en su punto más bajo, con su público quemado y sin que nadie lo echara de menos.

 

Pero pueden pasar muchas cosas en cuatro años. Han aparecido nuevos juegos, nuevos géneros, las corrientes han cambiado y hemos tenido tiempo para olvidar y relajarnos. En mi casa tenemos la batería de Guitar Hero más a modo de adorno que como algo práctico; hace años que nadie se sienta y toma las baquetas. Ni siquiera sé dónde está la guitarra. Pero el tráiler de Guitar Hero Live me ha recordado por qué una vez todos quisimos ese juego. De hecho aprecio el cómo se interesa más por la atmósfera y la sensación de estar, en efecto, tocando frente a una audiencia de miles en lugar de simplemente cumplir la fantasía de tocar Sweet Child of Mine. Ver su tráiler me da esperanzas; hay muchas posibilidades dentro de ese juego y yo, y creo que muchos más, estamos dispuestos a darle otra oportunidad.

 

GH1

 

Sin embargo, surgen preguntas. Junto a Guitar Hero, el regreso de Rock Band preconiza una resurrección del juego musical que no puede evitar inquietarme. Ya se saturó una vez y ahora sagas como Assassin’s Creed están abusando de su público al recorrer un camino similar de múltiples entregas en un mismo año. Nos dicen que no, que este es el único Guitar Hero que habrá y que se centrará sobre todo en el DLC y servicios similares, y una vez más me mantengo escéptico ¿pero y si fuera así? No sé si nos damos cuenta del antecedente que podría suponer que dos grandes lanzamientos AAA con el dinero en mente se alargasen durante años sólo a base de contenidos descargables, sin la necesidad de secuelas. En primer lugar podría cambiar la forma de hacer juegos deportivos ¿y si FIFA de ahora en adelante saliera una vez cada muchos años, pero que cada poco tiempo lanzase un DLC actualizando los equipos y la situación de la liga? Es un comienzo y el ejemplo estaría ahí. Quizá estoy dándole demasiadas vueltas, pero con las nuevas posibilidades del juego digital me gusta pensar que todo es posible.

 

Pero por lo pronto Guitar Hero está de vuelta. Lo habíamos olvidado y, al menos yo, no veía la necesidad de que volviera. Es un recuerdo amargo. Pero ahora que está aquí y que conocemos sus planes, quizá podamos permitirnos ser algo positivos. Quién sabe, puede que esta vez salga bien, puede que sólo sea este Guitar Hero y realmente nos dejen tocar en paz. Esperemos que no metan la pata otra vez, porque engáñanos una vez, vergüenza sobre nosotros, pero engáñanos dos veces, vergüenza sobre ti. Y la industria ya tiene suficientes motivos como para sentirse avergonzada.


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